No hay nada más que preguntar. Todo está dicho y todo está consumado. Al fin y al cabo es el imperio y sus secuaces, es el poder omnipotente, absoluto, infalible, invencible que el yanqui y lacayos imponen.
Ya le dio la mano a Raúl, aconsejó, ordenó, orinó el patio, demarcó su territorio. Recuperó el pedazo de patio trasero que perdió durante 50 años a manos de la revolución cubana.
Ahora a proseguir con el plan, a seguir transitando la senda de la dominación y la neo colonización, la vuelta a la rutina, a la agenda a la que el "macaco" atrevido de Venezuela había osado atravesarse.
Eliminado el perro mayor, ahora hace falta eliminar los cachorritos. Pero tiene sus esbirros. La información está revisada y la orden está refrendada. Desde Tijuana, Baja California hasta Cabo de Hornos, desde el Golfo de California, la Península del Yucatán, desde Talara en Perú hasta Recife en Brasil, de norte a sur, de este a oeste se despliega la ruta del asesino. El camino será tapizado con los cadáveres de los dirigentes de izquierda, líderes campesinos, luchadores populares, comuneros, aborígenes, estudiantes, periodistas, obreros.
Ya nadie impedirá su marcha sangrienta para adueñarse de las reservas de agua de América del Sur ubicadas en la Amazonia, de las reservas más grandes de gas y petróleo que tiene Venezuela, de la coca de Bolivia, de la droga producida en Colombia.
En realidad no les fue fácil. Invadir sin disparar ni siquiera una bala, sin ni siquiera mover un tanque de guerra no es fácil. 18 años de inversión económica, de preparación de una guerra desigual para minar las estructuras recientes del proceso revolucionario que se inició en Venezuela y rápidamente se extendió por Sur América, Centro América y el Caribe, que trascendió hasta el Continente Africano y Asiático, penetrando incluso el espacio físico del territorio imperial. Una costosísima guerra de contra información, de desinformación, de sabotaje, de destrucción del aparato económico. Un golpe de estado en Venezuela, dos golpes blandos, uno en Honduras y otro en Paraguay. Una despiadada guerra informática y tecnológica. Pero el más brutal, el ataque a la conciencia, a las ideas revolucionarias, a los valores de soberanía, de dignidad, de nación, de patria. La lucha desigual entre el valor del capital y los valores humanísticos, de la riqueza económica contra la riqueza espiritual. Entre el consumismo y la sencillez en el tener. Entre el tener y el ser.
Ahora se reinicia el tour del buitre depredador. El golpe contra Zelaya estuvo acompañado por el asesinato de cientos de campesinos, de luchadores populares, estudiantes, aborígenes, dirigentes de izquierdas, periodistas. México es el paraíso de los asesinatos masivos de los dirigentes populares, estudiantes, periodistas, movimientos religiosos de base. En Colombia el ejército y los paracos han causados verdaderos desplazamientos genocidios de campesinos, indígenas, desplazamiento de humildes pobladores, etnias. En Chile los gobiernos de derecha han exterminados las comunidades aborígenes, igual en Argentina, Uruguay, Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil. Igualmente la desaparición y muerte de miles de dirigentes de izquierda, estudiantes, obreros. Recordemos las célebres tiranías de Stronner, Pinochet, Videla. En la década de los años setenta y ochenta, los oscuros planes para la eliminación de dirigentes de izquierda conocidos como el Plan Cóndor, en el cual los Estados Unidos hizo más que organizar los encuentros. La división de servicios técnicos de la CIA suministró equipos de tortura a brasileños y argentinos (entre otros) y ofreció asesoramiento sobre el grado de shock que el cuerpo humano puede resistir, señala también el mismo autor. Esta operación dejó un saldo de más de 400.000 muertos o "desaparecidos".
Para el imperio el efecto Macri impone la necesidad de establecer el modelo como referente, pero le hace necesario prevenir las protestas, por lo cual debe imponer un sistema represivo, que impida la formación de movimientos sociales. Entonces es fundamental la eliminación sistemática de los movimientos, cuadros, dirigentes, cultores populares y todo aquello que estorbe el desarrollo del proyecto neoliberal en curso. De ahí las medidas represivas, encarcelamientos, juicios ilegales contra periodistas, sindicalistas, dirigentes sociales en Argentina. Ya dio el primer paso y este será el camino a seguir. El terror es la estrategia.
Desde hace aproximadamente dos años los asesinatos selectivos, sicariato, encarcelamiento por los cuerpos policiales y desaparición de dirigentes comunales, dirigentes de izquierda, líderes campesinos, indígenas se han incrementado a niveles alarmantes. El asesinato a escoltas, PNBs, GNB, efectivos del FANB, oficiales retirados en funciones de gobierno. El allanamiento a comunidades campesinas, el amedrentamiento a campesinos a los que se les ha otorgado el título de usuario por parte del estado por parte de la GNB, la devolución a antiguos propietarios de tierras ociosas y empresas improductivas por parte de tribunales nos indica que el camino de retro está, oficialmente, en curso.
Desde la semana pasada han sido asesinados 11 luchadores sociales. La política del terror ha cobrado vidas de revolucionarios. Y todo esto a pocos días después de la aprobación por parte de la A.N. de la Ley de Amnistía. Pareciera una casualidad, pero para el imperio, para la derecha, nada es casual.
Mientras tanto, los versados dirigentes y leguleyos dirigentes de izquierda, desde el PSUV, el GPP, hasta los autollamados "la otra opción revolucionaria", pasando por los apostatas, traidores, ególatras, sabihondos, exquisitos, iluminados, catedráticos, elegidos, profetas, mesías, gurúes, se dedican sólo a discutir si Maduro es simpático o antipático, hacer propuestas pragmáticas para ver como se eleva la eficiencia del gobierno, o como "hacer para salir de Nicolás", o a reuniones interminables para ver como se corrige lo que no pudo corregirse. O como "ponerse donde hay" al menos por unos meses.
Parece que su inconsciencia revolucionaria, su disociación psicótica, les produce amnesia, ceguera o parálisis mental, olvidando que tienen pasaje seguros en ese "tour", pero no como pasajeros precisamente, sino como los que van a tapizar, con sus restos, con sus despojos, el camino, la ruta, la senda sangrienta del buitre depredador.
Revolucionarios de pié a vencer. Aquí no se rinde nadie.
Patria, socialismo o muerte. Venceremos.