Aunque parezca increíble, la realidad es que más de 3 000 millones de trabajadores en el mundo se encuentran ajenos a las discriminaciones y reglas laborales a las que estarán atados si al final las naciones desarrolladas de Occidente y las compañías transnacionales lograsen imponer el Trade in Services Agreement (TISA).
El secreto de los secretos, parecen ser las palabras claves de los poderosos para evitar que alguien pueda protestar o pedir cualquier explicación, no solo sobre el TISA sino también sobre otras tres negociaciones, el TTIP, (acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea), el CETA (entre la Unión Europea y Canadá) y el TTP (Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica que involucra a 12 naciones.
Sin ninguna información abierta, las negociaciones se han extendido por largos períodos porque al parecer varios de los Estados que participan no están de acuerdo en atar el futuro de sus países, y hasta peder la soberanía económica, social y política a manos de las transnacionales.
Resulta sintomático que en los cuatro eventos que se discuten, quien lleva la voz cantante y trata de imponer sus deseos, es Estados Unidos.
Los cuatro tratados están enfilados con las mismas características de liberación de mercados, servicios, finanzas, controles laborales. Tan dañinas para los pueblos son las cláusulas que se discuten dentro del TISA desde el 2012, que varios de sus documentos están sujetos a una norma que impide la publicación hasta cinco años después de la firma definitiva.
Cincuenta y un país están envueltos en el TISA; los 28 miembros de la Unión Europea, (contando aún a Gran Bretaña) así como Australia, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, Costa Rica, Estados Unidos, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Mauricio, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Suiza, Taiwán y Turquía.
El portal digital WikiLeaks y la Organización No Gubernamental Greenpeace, han sido los principales actores que han facilitado al mundo partes los documentos sobre el gran complot que se esta modelando en Ginebra y otras urbes a favor de establecer un control monopólico en el planeta.
WikiLeaks fue el primero en revelar parte del borrador del polémico tratado y dio a conocer que éste pone de relieve las normas que podrían contribuir a la expansión de las multinacionales financieras mediante la prevención de barreras regulatorias, con sedes ubicadas, sobre todo en Nueva York, Londres, París y Frankfurt.
Al eliminar todos los controles de servicios financieros pueden generarse nuevamente las graves crisis como la ocurrida en 2008 con la quiebra de los créditos swaps que provocaron la tristemente famosa burbuja bursátil. Estados Unidos y la Unión Europea tuvieron que apuntalar con millonarias sumas a los principales bancos para evitar sus bancarrotas.
Wikileaks también destapó que tras suscribirse, el TISA exigirá transparencia total no sólo a sus potenciales miembros, sino también a los que estén fuera del convenio, ya que estos deberán anunciar previamente las regulaciones y normativas que se dispongan a aplicar para que las transnacionales puedan neutralizar y hasta impedir cualquier decisión soberana tomada por un Estado.
Entre sus acápites define que los gobiernos subscriptores estarán obligados a ampliar las desregulaciones y liberaciones bursátiles y se les impedirá el derecho a mantener y controlar los datos financieros dentro de sus países.
Hace pocos días, Greenpeace publicó una nueva filtración de documentos sobre el TISA que dispone como medida obligatoria, la desregulación de los servicios energéticos, agua potable, educación. Una vez acordado, no podrán por ninguna razón volver a nacionalizarse aunque así lo desee algún gobierno con apoyo del pueblo.
Otra facilidad que se otorga a los agentes económicos, financieros y empresariales que forman parte de las discusiones, es que éstos deberán evitar la redacción de nuevas regulaciones que pongan en riesgo sus intereses.
Marina Albiol, portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, alertó de los peligros que el TISA entraña para el futuro de los servicios públicos y los derechos laborales.
Albiol denunció que ese proyectado acuerdo propugna la privatización de Correos y la liberalización de las telecomunicaciones, además de defender los controvertidos tribunales de arbitraje para dejar que las multinacionales "modelen a su antojo" la legislación laboral.
De esa forma, las grandes empresas transnacionales delimitarán los derechos laborales que tendrán sus trabajadores, al tiempo que los podrán desplazar libremente, lo cual impulsará una enorme inestabilidad laboral.
Como se desprende, entre las cláusulas elaboradas para el TISA, los sindicatos desaparecerán de los centros de producción y servicios, mientras los trabajadores no tendrán a quién recurrir en caso de despidos arbitrarios, reclamos salariales o de mejores condiciones laborales.
En cuanto al medio ambiente, en los acuerdos se estipula que para incrementar las producciones o servicios, no existirán controles sobre los combustibles fósiles ya sea carbón o gas contaminante como el fracking.
En conclusiones, el TISA, al igual que el TTP, TTIP y el CETA son formas bien delineadas para que las naciones capitalistas desarrolladas y las compañías transnacionales controlen económica, financiera y políticamente a la mayoría de los trabajadores y gobiernos del mundo.