Paul Vergés, incansable defensor de la dignidad reunionesa

El fundador del Partido Comunista Reunionés, fallecido el 12 de noviembre de 2016, siempre defendió la causa de los desheredados.

Paul Vergés, monumento político de la historia de La Reunión, abandonó este mundo, a los 91 años, tras una larga vida de lucha a favor de los reunioneses a una existencia digna. José Martí, héroe nacional cubano, decía lo siguiente: "La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida". Este precepto se aplica a quien defendió hasta su último aliento, en su cama de hospital, la causa de los humildes y de los oprimidos.

Un compromiso precoz

Paul Vergés nació en 1925 en Tailandia de padre reunionés, Raymond Vergés -fundador del diario Témoignages, alcalde y diputado– y madre vietnamita, Pham Thi Khan maestra. Desde su más temprana juventud, en 1942, se involucra en el combate contra la barbarie nazi en las Fuerzas Francesas Libres del General de Gaulle. Apenas tiene 17 años. En 1944 se lanza en paracaídas a la cabeza de una tropa de resistentes encima de Royan, con el grado de teniente, y toma parte activamente a la lucha por la liberación. Su grupo paga un precio elevado ya que el 25% de los voluntarios pierden la vida. Esta experiencia memorable le conferiría a Paul Vergés un sentimiento de gran confianza.

Hombre de compromisos y de combates, sensible a las injusticias que gangrenan el mundo, Paul Vergés sigue el rastro de su padre y milita a su lado en el Comité Republicano de Acción Democrática y Social, amplia coalición que federa a las voluntades progresistas procedentes de diversas categorías sociales, fundada en 1945 por Raymond Vergés y Léon de Lépervanche. Siguiendo el ejemplo de los mayores, exige el fin del estatus colonial de Isla Reunión y su transformación en Departamento francés con la aplicación de las leyes de la República, de sus derechos y de sus deberes a todo el pueblo reunionés.

Paul Vergés se integra naturalmente el Partido Comunista Francés, una de las principales fuerzas políticas por su compromiso determinado contra la ocupación nazi y su defensa resuelta del progreso social y de la fraternidad entre los pueblos. El joven Vergés se identifica con estos combates y ocupa el cargo de secretario permanente de la sección colonial del PCF.

En 1954, consciente de que el combate que se debe llevar es el de la dignidad de los reunioneses, regresa a la isla y se involucra en la batalla política convirtiéndose director del diario Témoignages. Sus denuncias constantes de las injusticias sufridas por el pueblo reunionés y su lucha permanente por la justicia contribuyen a su popularidad. En 1955 es elegido consejero general de La Reunión. Un año más tarde consigue el cargo de diputado de la Asamblea Nacional.

Fundador del Partido Comunista Reunionés

Visionario y lúcido, Paul Vergés es consciente que la lucha por la igualdad debe pasar por la creación de una estructura política capaz de federar a las fuerzas populares para llevar a cabo este combate. Decide entonces fundar el Partido Comunista Reunionés en 1959 –del cual será secretario general hasta 1993– que se convertiría en la principal fuerza política de la isla durante cerca de medio siglo. Lanza entonces el llamado por la autonomía de La Reunión, exigiendo el derecho de su pueblo a decidir su propio destino: "Queremos a todo precio que la aspiración a la dignidad, a la responsabilidad de la dirección de nuestro países se concilie con nuestra voluntad de quedarnos en la República Francesa". Denuncia varias veces los fraudes electorales organizados con el apoyo de las autoridades del Estado y del gobierno de París para impedir que el PCR, que tiene los favores de una mayoría de ciudadanos, consiga el poder

Perseguido por el Estado francés que lo acusa de "atentar contra la integridad del territorio", Paul Vergés sufre la represión política y se ve obligado a pasar a la clandestinidad el 17 de marzo de 1964. En efecto, en el espacio de tres años, las autoridades lo enjuician 43 veces por delitos de prensa, por reproducir artículos de Le Monde y de L’Humanité sobre la Guerra de Argelia. Su huida, que duraría hasta el 28 de julio de 1966, le confiere una enorme popularidad. Este acto de resistencia a la opresión recibe el apoyo de toda la población reunionesa y el líder del PCR se beneficia del apoyo de todos los sectores. Multiplica las reuniones mofándose de las autoridades que se muestran incapaces de arrestarlo en un territorio de apenas 2.500 kilómetros cuadrados. Incluso participa en todas las reuniones del Comité Central del PCR. Paul Vergés se convierte en el símbolo de la insumisión y contribuye al prestigio de su partido. Tras dos años de clandestinidad decide entregarse a las autoridades. Paul Vergés cuenta con regocijo su visita sorpresa en a la oficina del Fiscal de la República el 28 de julio de 1966:

"Me pregunta: ‘Pero señor Vergés ¿qué hace usted aquí’? Le constesto: ‘Bueno, usted lleva 28 meses buscándome y no me encuentra. Entonces vengo a verlo’. Llama al comisario de policía y le dice: ‘Mándeme un carro inmediatamente y venga usted también’. Oigo entonces al jefe de la policía que contesta lo siguiente: ‘Señor Fiscal, no puedo ir porque hemos preparado una ratonera y vamos a arrestar al señor Vergés’. El Fiscal estalla: ‘¿El señor Vergés? ¡Pero está aquí en mi oficina!".

Transferido a París, la Corte de Seguridad del Estado decide finalmente pronunciar una sentencia de sobreseimiento. Paul Vergés recuerda el periodo de la clandestinidad con mucha nostalgia: "Fue una experiencia extraordinario porque me permitió conocer La Reunión profunda y ver la solidaridad de los compañeros. Nunca sentí tanto la solidaridad de los reunioneses".

Por La Reunión y por la justicia

De regreso a la isla, Paul Vergés retoma el combate político. Al PCR se le prohibió el acceso a la radio y la televisión hasta la llegada al poder de François Mitterrand en 1981. Ello no le impide de ningún modo conseguir importantes victorias electorales. Conquista la alcaldía de Le Port en 1971, la cual conservaría hasta 1989. Paul Vergés transformaría la arquitectura urbana y haría de un territorio compuesto de piedras y espacios secos una ciudad verde con la plantación de más de medio millón de árboles.

Plenamente involucrado a nivel local, Paul Vergés no deja de lado las grandes causas mundiales. Durante la crisis entre la Unión Soviética y China, lanza un llamado a ambas potencias conjurándolas a que pongan de lado su diferendo recordando que la gran prioridad es la lucha del pueblo vietnamita contra el imperialismo estadounidense. Del mismo modo, una vez elegido al Parlamento Europeo, Paul Vergés encabeza una delegación de diputados y viaja a Sudáfrica, estrangulada por el régimen del Apartheid. Indignado por las injusticias que observó, el grupo parlamentario redacta un informe después de la visita y denuncia las exacciones cometidas contra la mayoría de los surafricanos víctimas del sistema segregacionista. Tras esta iniciativa, la Unión Europea decide limitar sus relaciones diplomáticas con el régimen de Pretoria. Con su acción, Paul Vergés da una proyección internacional al PCR y conoce a grandes del mundo como Fidel Castro, Ho Chi Minh o Mao Tsé-Toung.

Con la llegada de François Mitterrand al poder, la reivindicación de autonomía cede el espacio a la exigencia de igualdad social. En 1987, Paul Vergés y Elie Hoarau, alcalde de Saint-Pierre, renuncian a sus mandatos de diputados en señal de protesta contra la Ley del 31 de diciembre de 1986 que instituye la paridad social para los reunioneses pero no la igualdad plena. Este gesto político refuerza la popularidad del líder del PCR en la isla, quien, con su compañero de luchas, no vacila a renunciar a la comodidad y ventajas de un mandato electoral para defender el principio de igualdad para su pueblo.

En 1996, Paul Vergés es elegido senador y se implica contra el cambio climático. Es uno de los primeros líderes políticos del mundo en alertar contra los efectos devastadores de la acción del hombre sobre el medioambiente. En 2001 es el autor de una ley, unánimemente adoptada por el Parlamente francés, que decreta como prioridad la lucha contra el calentamiento global y que instaura la creación de un Observatorio Nacional sobre los Efectos del Cambio Climático, al cual es elegido presidente. Veinte años después triunfan sus ideas con la adopción del acuerdo mundial sobre el clima de París durante la COP 21 en diciembre de 2015 y que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.

Por otra parte, Paul Vergés preside el Consejo Regional de La Reunión de 1998 a 2010 y sus realizaciones son importantes. En 2000 funda la Agencia Regional de Energía de La Reunión cuyo objetivo es conseguir una autonomía energética sostenible en la isla para 2025, convirtiéndose en el primer político francés que lanza semejante plan en su territorio.

Por otra parte, para aliviar la carretera del Oeste, saturada por el tráfico y los interminables atascos, Paul Vergés construye la carretera de los Tamarins, proeza técnica que permite conectar el norte y el sur de la isla en poco tiempo. Implicado en la protección del medioambiente, hizo plantar medio millón de árboles a la largo de la calle de los Tamarins. En total plantó más de un millón de árboles, algo inaudito en La Reunión.

Del mismo modo, bajo su presidencia, la Región Reunión financia la instalación de 100.00 calentadores de agua solares. En 2010, cuando termina su mandato, hay más calentadores de agua solares en los techos de La Reunión que en toda Francia metropolitana.

En la línea de estas medidas, Paul Vergés había elaborado un proyecto de tranvía/tren eléctrico alrededor de la isla y consigue el financiamiento. El objetivo es reducir la contaminación en La Reunión –causada en un 58% por el tráfico carretero–, facilitar los desplazamientos y proponer una alternativa al coche. Este proyecto fue abandonado en 2010 cuando cambia la mayoría política en el Consejo Regional.

Paul Vergés también se comprometió plenamente en la defensa de la diversidad cultural y de la vida en armonía con el proyecto de la Casa de Civilizaciones y de la Unidad Reunionesa cuya idea fue saludada por eminentes personalidades de todo el mundo. Esta iniciativa no pudo materializarse tras la pérdida de las elecciones de 2010.

Los combates pendientes

Con su acción política a favor de los mismos derechos para todos, Paul Vergés deja un legado de combates pendientes y causas que defender. La lucha contra la pobreza, el desempleo y las desigualdades siguen siendo prioridades. Hoy sólo el 40% de los reunioneses tiene un trabajo. A guisa de comparación, la tasa es de un 65% en Francia. El PIB por habitante es de apenas 20.000 euros frente a más de 32.000 euros en Francia. El Índice de Desarrollo Humano que se calcula según los tres criterios "salud, educación e ingreso" muestra que La Reunión tiene un retraso de veinte años en comparación con Francia. La pobreza afecta al 42% de los reunioneses. Más del 30% de los habitantes de la isla, o sea más de 160.000 personas, sobreviven de la ayuda social. La juventud, que constituye el futuro de La Reunión, se halla afectada por esta tragedia social ya que el 50% de los jóvenes abandona el sistema escolar sin diploma y el 70% de los jóvenes que dejan el sistema escolar sufren el desempleo y la exclusión. Como subrayó Maximiliano Robespierre en su tiempo, no faltan las riquezas en La Reunión, sólo están repartidas de modo desigual. Así, el 20% de las clases más acomodadas acaparan cerca de la mitad de las riquezas de la isla. Entre las diez ciudades francesas más desiguales en términos de ingresos, nueve son reunionesas. Del mismo modo, entre las seis ciudades más pobres de Francia, cuatro son reunionesas.

La vida cara es una realidad en La Reunión, que depende en más de un 70% de los intercambios con la Unión Europea. Por ello el Estado ha instaurado una sobre-remuneración del 53% para los funcionarios de la isla. En nombre del principio de igualdad, que se encuentra en el corazón de la divisa republicana de Francia, este ajuste financiero debe aplicarse a todos los salarios y a todas las prestaciones sociales, en una palabra, a todos los reunioneses.

La isla también sufre analfabetismo. 116.000 personas, o sea un 23% de los habitantes que tienen entre 16 y 65 años, sobre una población de 840.000, están afectados por esta plaga. Saber leer, escribir y sumar es un derecho inalienable de todo ser humano e indispensable para la plena dignidad de la persona. He aquí otro combate que lega Paul Vergés.

Por fin, la lucha contra el cambio climático sigue siendo una gran prioridad y cae primero en las grandes potencias responsables de la destrucción del planeta. La protección del entorno es una necesidad imperiosa pues de ello depende la suerte de la humanidad entera. Es el deber de cada ciudadano sensibilizar a la opinión pública sobre los peligros de hoy.

Paul Vergés, guía moral del pueblo reunionés, defensor de la identidad y de la cultura reunionesas, marcó para siempre la historia de la isla con su compromiso, sus realizaciones y sus alertas sobre las evoluciones climáticas y demográficas del planeta. Militante de convicciones, a la vez visionario y hombre de su tiempo, fue fiel a sus principios de libertad, de igualdad, de fraternidad, de emancipación y de justicia social. "Al final, cuando uno hace el balance, si puede decir ‘Fui fiel a mis principios y no cedí ante nada’, entonces uno puede decir que ha llenado honradamente su vida", apunta él. Paul Vergés eligió vincular su destino al pueblo de su isla y uno no se equivoca cuando defiende la causa de los desheredados.



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Salim Lamrani

Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

 lamranisalim@yahoo.fr

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