Se ha inmortalizado el fundador de la Revolución latinoamericana. En el planeta se llora, se lamenta y se honra la partida de Fidel Castro. Amigo de Venezuela. Orientador de nuestro gigante Hugo Rafael Chávez Frías y de otros muchos genuinos conductores de los cambios más profundos en la política social de nuestra Sudamérica: Evo Morales, Lula y Dilma, Pepe Mujica, Néstor y Cristina Kirchner, Rafael Correa, Salvador Allende, Nicolás Maduro y tantos otros en Centroamérica y el mundo todo.
Fidel Castro encendió a varias generaciones de jóvenes deseosos de liberar a sus patrias de la poderosa bota imperial que enterró vivos a sus padres y abuelos, condenándolos al destierro social y a un apartheid de hecho por su raza (odio a los pueblos originarios a quienes estafaron mil veces) y racismo por color de piel y cabello.
Castro produjo más de 20.000 piezas comunicacionales y discursos. Siempre fue muy cuidadoso de no crear falsas expectativas y ya triunfante en La Habana, dijo el primer día: "No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo sea más difícil". Y eso de no engañarse está de plena vigencia entre nosotros. No crear fantasías que luego se convierten en pesadillas y frustraciones.
Nunca flaqueó a la hora de defender sus ideas. "Si lo que pretenden los imperialistas para que haya paz es que dejemos de ser revolucionarios, no dejaremos de ser revolucionarios, no doblegaremos jamás nuestra bandera", proclamó reiteradamente cuando muchos creían que Cuba caería ante el bloqueo.
Hace 25 años se formuló una severa autocrítica e hizo ajustes provechosos. Dijo entonces: Nunca hemos sido capaces de alcanzar nuestros objetivos con nuestras propias fuerzas, a pesar de los inmensos recursos de nuestra naturaleza y la inteligencia de nuestros pueblos. Pudimos serlo todo y no somos nada.
Traigo estos conceptos porque aún son de gran actualidad y tienen mucha importancia para nosotros. Es hora de que revisemos esos mensajes y los apliquemos contundentemente en cada uno de nuestros espacios.
Al retirarse él también eligió escribir su columna sentenciando: No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título Reflexiones del compañero Fidel. Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso.
Partió Fidel. Honrémoslo siguiendo su ejemplo. Asumamos las batallas que se vienen con su inteligencia y compromiso y digamos juntos: ¡Hasta la victoria siempre! Un abrazo