Con el triunfo del legítimo gobierno de Siria, sobre las bandas criminales de mercenarios, entrenadas, sembradas en su territorio y financiadas por Occidente, la justicia internacional tiene un serio compromiso, sobre todo si tomamos en cuenta que criminales que tuvieron las manos metidas hasta las axilas, en la matanza que durante cinco años ha asolado al país árabe y particularmente a las zonas de Alepo y Palmira, han confesado su mea culpa, pero sin arrepentirse como en los casos del Premio Nobel de la Paz y presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama y el jefe de la CIA.
No hay duda que el baño de sangre a que ha sido sometido ese pueblo, pacífico, trabajador, solidario y con un prominente futuro bajo el liderazgo del presidente, Bashar El Assad, ha sido obra del imperialismo norteamericano y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que es el brazo armado del sionismo internacional, para ejecutar los trabajos sucios que antes llevaba adelante directamente el complejo militar industrial y comunicacional, punta de lanza del proyecto hegemónico de la dictadura financiera global.
La participación de la Federación Rusa, en la defensa de la integridad territorial de Siria y de los derechos humanos de su pueblo ha sido determinante y por eso el alto precio que ha pagado, como son los asesinatos del piloto de combate hace meses y ahora el de uno de sus mejores hombres del servicio exterior, que se desempeñaba como embajador de Moscú en Ankara.
Ambos casos en momentos diferentes tienen aristas del mismo origen. La muerte del piloto de combate de un avión de la fuerza aeroespacial de la Federación Rusa, derribado por militares turcos, formó parte de un episodio que buscaba la confrontación armada entre ambas naciones. La habilidad del presidente Putin y de su Canciller Serguei Lavrov, para manejar la situación, evitó lo que habría sido la peor desgracia para la causa de Siria y por el contrario volteo la tortilla y llevó al acercamiento de los gobiernos de Putin y de Erdogan, lo cual como es lógico tiene ahora en tres y dos a Estados Unidos y sus socios de la OTAN, porque está en peligro el principal apoyo, que en esa región tiene ese instrumento de guerra del imperialismo. De sellarse ese acercamiento entre Moscú y Ankara, la OTAN estará perdiendo un asiento de su principal base militar. De allí que el asesinato del diplomático ruso no puede sacarse del tablero de este ajedrez, en el cual Rusia, Siria e Irán, la han dado un jaque mate a los planes imperialistas contra la región., con el rescate de Alepo, que ahora libre de criminales vuelve a ser territorio soberano y sus hijos podrán regresar a rehabilitar sus devastadas viviendas, que no escaparon a la suerte de la segunda ciudad de la nación árabe, blanco de los planes criminales del imperialismo, que con todo su poderío, cada día que pasa se hunde más en su propio estercolero.
Esperemos ahora que va a pasar a partir del 20 de enero de 2017, con la asunción al poder de un esquizofrénico egocéntrico, que piensa manejar a la primera potencia del mundo, como sus corporaciones inmobiliarias, lo cual pinta un panorama que es difícil de predecir, por cuanto podría incluso llevar a ese país a un desenlace fatal para todo el planeta o podría ser también el fin de las fanfarronerías de un millonario, que desde niño se acostumbró a tener todo de cuento se le antojaba.
Lo cierto es que en Siria, como decimos en nuestro lar al imperio se le enredó la petaca y ahora ha quedado al desnudo ante el mundo, cuando tras la recuperación de Alepo la "Oposición moderada" que abiertamente apoyaban, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la OTAN, a quienes de manera descarada le suministraban armas de todo tipo, mientras los rusos apoyaban a la Fuerza Armada de Siria y llevaba alimentos a los pobladores secuestrados por los criminales del EI o DAESH, que eran los mismos del frente Al Nusra y demás "moderados", han quedado como lo que son criminales de guerra que descuartizaban a los cristianos y demás disidentes en las plazas públicas, que han dejado como legado fosas comunes con centenares de inocentes ejecutados y enterrados a lo largo y ancho de Alepo.
Frente a esta situación que día a dia desenmascara más a los perros de la guerra de Occidente, cuyo negocio mayor, es la producción y venta de armas, que posición irán a tomar las instancias internacionales, como la Organización de Naciones Unidas y su Consejo de Derechos Humanos, la Corte Penal Internacional de la Haya y otros organismos "defensores de la justicia". ¿Cual será la aptitud, frente a las cínicas confesiones del Premio Nobel de la Paz y sus colaboradores inmediatos? ¿Será capaz la ONU y demás organismos internacionales de poner a un lado el doble rasero y pro primera vez aplicar de verdad la justicia? ¿Serán investigados los gobiernos que desde Occidente sembraron y apoyaron las bandas criminales que someten al pueblo sirio a un terrorismo sin precedente? Esta es la gran interrogante, que nos hacemos los revolucionarios, quienes hemos militado, seguimos militando y creyendo en la izquierda, como instrumento para la liberación de la humanidad. Triunfa Siria ¿Que hacer con los criminales?