Pareciera que le darán chance a AMLO, pero no han destapado a los candidatos del PRI y del PAN

1. Pienso que los de Morena no deben hacerse ilusiones en que ahora sí López Obrador obtendrá la Presidencia. Sólo AMLO puede demostrar que reúne a decenas de miles de seguidores en todo el país por el trabajo político permanente –sin descanso- que ha realizado desde 2005. Sin embargo ya los políticos y analistas saben de memoria que nunca los votos deciden sino la estructura económica y política dominante que lo hace unos meses antes. Pienso que los más poderosos empresarios y políticos analizan a los personajes -imaginen los nombres de López Obrador de Morena, de Videgaray del PRI y de Anaya del PAN- en quienes analizan su ideología, sus relaciones, quién puede ser manejable y obedecer, quien garantiza la estabilidad capitalista, quién puede acabar o atemperar a la oposición política.

2. No necesariamente tiene que ser del PRI o del PAN con el fin de asegurar mayor acumulación de riqueza para la clase dominante, también puede ser Morena porque piensen que garantiza que baje mucho el descontento al aplicar políticas reformistas que beneficien a la gente. En fin, esa organización de los representantes más poderosos de la clase empresarial y política, una vez que determinan a quién apoyarán, entonces obligan a los medios de información a hacer la campaña por medio de propaganda abierta, entrevistas, etcétera. El llamado voto duro, quienes están convencidos de un partido, es pequeño; pero el voto grande –con una intensa propaganda en la que intervienen los aplicadores de encuestas- comienza a acomodarse a lo que mejor escucha y ve en la televisión. Entonces empieza a aparecer “el duende invisible” que dice por dónde votar.

3. Y ese “duende invisible” perseguirá a todos los votantes durante toda la campaña, ayudará a entregar regalos, despensas, dinero a las familias y se colocará de manera invisible en la urna para manejar la mano del votante. Recuerdo que en las décadas de los 50,60 y 70 el PRI recibía alrededor del 95 por ciento de los votos y los partidos paleros: PAN, PPS y PARM, se dividían el cinco u ocho por ciento de los votos que quedaban, además se embolsaban las gigantescas sumas de dinero que les entregaba el gobierno por su participación y colaboración.  Así que las llamadas elecciones presidenciales son sólo la legitimación o legalización de los acuerdos de la clase dominante y la posibilidad del triunfo de López Obrador depende de lo que represente en estos momentos y durante seis años para la clase dominante.

4. Nadie en la historia política de México –ni creo que llegara a haber otro en los próximos 50 años- le ha dado una vuelta política a todo el país, mucho menos un tipo como López Obrador que le ha dado cuatro vueltas o más durante 12 años haciendo mítines en municipios y pueblos. Sólo por eso es un “record mundial Guines”; pero si no levantó al pueblo a luchar, ni siquiera a grandes movilizaciones de protesta contra la pobreza y la miseria, eso quiere decir que se necesitan otras coyunturas. Estaba pensando que ni el EZLN ha logrado convencer a todo Chiapas en 23 años que es un estado de los 32 de la República. Ello me hace preguntarme: ¿Será que si el pueblo electoralmente no atina, menos lo hará en movilizaciones de masas o en la guerra de guerrillas? ¿Será que la pesada losa de la ideología de los medios que carga le impedirá pensar? (27/II/17)



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Pedro Echeverría


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