A más de un mes del devastador huracán Irma (todavía me pregunto porque les ponen nombres de mujer y no de presidentes u otros personajes de los EEUU, digamos algo así como huracán Bush o Reagan, o Kissinger de acuerdo a su poder destructivo), el drama del pueblo de Puerto Rico ha ido poco a poco desapareciendo de los medios.
Lamentablemente después de la visita del payaso anaranjado y su indignante gesto de arrojar papel toilette a los damnificados,( como si un pueblo sin luz, agua, ni comunicaciones eso solo necesitara), la isla sigue hoy sumida en el desastre, la mayoría de los hospitales están fuera de servicio o ya no pueden recibir pacientes, más del 80 % de la población permanecerá sin energía eléctrica por al menos seis meses, 40 % de ellos sin agua potable y bajo la creciente amenaza de epidemias. En su intervención el Trumposo se refirió a lo orgullosos que deberían sentirse los boricuas de las pocas muertes (16 según él, pero que al parecer por desgracia ya suman más de 450 las víctimas fatales) y de lo poco, siempre según su opinión, que afectó el huracán a la isla, comparado claro, con el estado de Texas. La realidad es que la poca industria que existía fue destruida y el turismo tardara en recuperarse. Miles de familias perdieron sus hogares, el desempleo solo ha empeorado y la isla sigue inmersa en una deuda impagable.
A la "colonia" puertorriqueña no se la otorga ayuda federal, cruelmente el gobierno gringo le hace un préstamo de 5 billones de dólares, a un pueblo con una deuda de 75 billones en la que ellos, los ciudadanos, no tuvieron nada que ver. La deuda no es ayuda humanitaria, la deuda siempre ha sido y es un instrumento de dominación utilizado por la mafia financiera internacional y sus fuerzas imperiales para dominar a los pueblos, y esto afortunadamente muchos puertorriqueños lo saben bien.
Como en todos los desastres naturales y no tan naturales, los menos beneficiados con los procesos de reconstrucción son los ciudadanos, la mayor parte del préstamo ira a para a los bancos y a las compañías privadas gringas encargadas de la "reconstrucción", que como en otras ocasiones significa más privatizaciones, sobretodo de las escuelas públicas, los hospitales y por supuesto la empresa eléctrica (que ya había sido echada al abandono para lograr su privatización), la inevitable gentrificacion, (en aquellas áreas que la industria del turismo reclame) y demás "beneficios" del capitalismo salvaje. Este comportamiento antipopular ya lo hemos visto en desastres como el tsunami del pacifico, el terremoto en Haití y la tragedia del huracán Katrina.
No voy a profundizar en como el imperio trata de hundir aún más a su colonia en el pantanal neoliberal para seguir alimentando a las elites financieras y sus corporaciones, ni aconsejar a aquellos grancarajos que quisieran vernos convertidos otra vez en colonia, para que se miren en este espejo, voy más bien a presentarles el lado bueno de todo este asunto.
Como les dije el pueblo boricua, latino y caribeño al fin, es un pueblo digno y resilente, y sabe bien que no puede esperar mucho del gobierno imperial y se prepara para pelear por su patria, aprovechando la desgracia para salir del desastre en que el capitalismo ha sumido a su amada isla inventando formas solidarias e innovadoras.
Miles de puertorriqueños se están uniendo para reconstruir a la isla de una manera más ecológica, basada en la solidaridad, para convertir a puerto rico en un ejemplo para el mundo. http://www.ourpowercampaign.org/puerto_rico
Entre las muchas cosas que se buscan: la revisión del Jones Act que prohíbe la llegada de buques que no sean de bandera estadounidense, lo que encarece el costo de vida en la isla y ha impedido la llegada de ayuda de otros gobiernos del mundo, la condonación de la deuda, cuidando que cualquier ayuda sea administrada por el pueblo y no se pierda en la burocracia oficial o en las organizaciones supuestamente sin fines de lucro que inevitablemente empiezan a pulular después de cualquier desastre.
Puerto Rico debe re imaginarse y re construirse de una manera totalmente diferente a lo que el imperio impuso desde el principio del siglo 19 después de la derrota infringida por el naciente imperio gringo a las fuerzas del ya decadente imperio español, donde los estados unidos se apoderaron del territorio Borinquén.
Antes de la tormenta, Puerto Rico obtenía el 98 % de su energía de combustibles fósiles, la mejor forma de efectuar una transición hacia un modelo más ecológico y eficiente deberían ser redes descentralizadas de energía renovable .En realidad este tipo de proyectos ya han comenzado a aparecer gracias a esfuerzos de organizaciones de base como estas: http://resilientpowerpr.org/resilientpr/ tal como nos relatan Naomi Klein y Elisabeth Yeanpierre en su excelente artículo en "the intercept", los organizadores buscan una revolución solar total y permanente diseñada y controlada por los puertorriqueños. https://theintercept.com/2017/10/20/puerto-rico-hurricane-debt-relief/
En el área agrícola también los movimientos sociales buscan una revolución similar, el huracán destruyo casi toda la cosecha de la temporada, aunque ya desde hace mucho la isla importa el 80% de su producción desde los estados Unidos. En este sentido ya existían antes de la tormenta movimientos para terminar con el este maligno ciclo de explotación, recobrando la agricultura local con métodos agroecológicos. Los campesinos boricuas reclaman y promueven cada vez con más fuerza cooperativas agrícolas y otras iniciativas comunales que vuelvan a sembrar y cosechar alimentos sanos y locales.
En pocas palabras, la tragedia del huracán Irma puede cambiar a Puerto Rico completamente, desde abajo, con organización y solidaridad del pueblo boricua y el apoyo del resto de la gente decente, que somos mayoría en el planeta.
La lucha de los puertorriqueños es la misma que la de todos los pueblos oprimidos, es una lucha para reconquistar su soberanía, es una lucha por recobrar su dignidad.
Nuestro mejor aporte para los hermanos boricuas, debe ser seguir profundizando nuestra revolución bolivariana, seguir organizándonos y trabajar con ahínco por una patria y un mundo mejor.
La tarea es ardua, la lucha será continua y larga, pero es nuestra lucha y bien vale la pena, por nuestros hijos, por los hijos de nuestros hijos, y para salvar a la humanidad del suicidio colectivo impulsado por la locura del capitalismo neoliberal.