Realidad conflictiva tras Siria: ¿Quién contiene a quién?

Las negociaciones de la Casa Blanca sobre el Medio Oriente con Mahammed bin Salman (MbS), Mohammed bin Zayed (MbZ) y Bibi Netanyahu en torno a un "acuerdo del siglo" han resultado en cero acuerdo, y más bien han exacerbado las tensiones en el Golfo casi hasta ser una crisis de carácter existencial. Los estados del Golfo se encuentran ahora en situación altamente vulnerable. Las ambiciones han hecho que algunos líderes ignoren los inherentes límites que se aplican a los pequeños comerciantes emiratos tribales y presumen de inflar el juego de poder – desplazándose como los arquitectos de un nuevo orden en el Medio Oriente.

El equipo de Trump (y algunos europeos) intoxicado por estos nuevos y ambiciosos traficantes del poder de treinta y tantos años de la escuela comercial del Golfo, se tragó esto completo. La "Primera Familia" abrazó (al revés) la historia de Irán y de los chiitas como archi malvados y terroristas y pensó en palanquearse fuera de todo esto un acuerdo en que conjuntamente Arabia Saudita e Israel actuarían para someter a Irán y sus aliados lo cual le reportaría a Israel, finalmente, su largamente buscada "normalización" con el mundo sunita ("el acuerdo del siglo").

Bueno, la mal meditada decisión sobre Jerusalén acabó con esa maniobra. Más bien el "llamado" de Trump logró lo contrario: le brindó a la región un "polo" en torno al cual los ex rivales del conflicto sirio podrían encontrar una causa común: defender Jerusalén como una cultura común, una historia común y una fuente de identidad para los pueblos musulmanes y cristianos. Causa que podría unir a toda la región luego del reciente período de tensiones y conflictos.

Los estados del Golfo ahora se encuentran con que perdieron Siria y que se dirigen hacia una controversia altamente contenciosa de manera ostensible una "yijada" encabezada por Estados Unidos como lo fue contra los chiitas y contra todas sus manifestaciones reales o imaginarias. Proyecto de alto perfil que no es bueno para los negocios (Dubai por ejemplo, es básicamente un pequeño estado comercial del Golfo que sobrevive del comercio con Irán y Paquistán, este último tiene una considerable población chiita) tampoco para la política: Irán es una verdadera nación con seis mil años de antigüedad y una población cercana a los cien millones de habitantes.

No es sorprendente que este contencioso "proyecto" esté desarmando al GCC: Omán con sus antiquísimos vínculos con Irán nunca fue parte de él; Kuwait con su considerable población chiita, practica la coexistencia y la inclusión con sus chiitas. Dubai está preocupado por las perspectivas económicas y Catar –el atropello a Catar ha concluido con que este forme un nuevo "eje" regional con Irán y Turquía.

Pero hay algo más, el "Arte del Acuerdo" es también acerca del revanchismo económico norteamericano: la recuperación de Estados Unidos de los territorios económicos obtenidos por otros supuestamente a través de "la desidia de pasados gobiernos norteamericanos" según el análisis que hace el documento norteamericano Estrategia Nacional de Seguridad (NSS sigla en inglés) se informa que Washington está considerando un tarifado para China, sanciones contra Rusia y una guerra económica diseñada para derribar el gobierno de Irán. Si el presidente Trump lleva adelante esta política (pareciera en verdad que esa es su intención), entonces habría cierta forma de retroceso económico de parte de China, Rusia e Irán en represalia. Desde ya el área y la población que cubre el sistema petro-dólar se ha reducido y podría seguir reduciéndose (incluyendo quizás a Arabia Saudita que ya recibe pagos en yuanes por su petróleo).

Abreviando, la base de liquidez (petro-dólar) a través de la cual la hiper esfera del Golfo se financia y de la cual gran parte de su bienestar económico depende, se verá apretada. Y, esto se produce en momentos en que los ingresos petroleros ya han comenzado a caer (que es la primera etapa de la actual reducción de los petro-dólares) con los Estados del Golfo teniendo que reajustarse fiscalmente a expensas de sus propios ciudadanos. Recientemente China lanzó una advertencia a los planes de guerra económica de Estados Unidos al filtrar intencionalmente (y luego retractándose) que el Banco Central de China dejaría de adquirir bonos o se desharía de ellos. Así mismo, la gran agencia china de calificación de riesgos, Dagong, degradó la deuda soberana norteamericana de A a BBB+ --sugiriendo de manera efectiva que las sociedades tenedoras del Golfo han dejando de ser "activos libres de riesgos" y que se suponía que son o incluso que podrían ser activos en devaluación en la medida que suben las tasas de interés o la Flexibilización Cuantitativa 4 de la Reserva Federal los golpeara.

¿Cómo es que entonces el Golfo ha llegado a situarse en una posición tan vulnerable? Básicamente por no reconocer y luego sobrepasar sus propias e inherentes "limitaciones", sería la respuesta rápida. A fines de la década de los 90 y a comienzos del 2000 fue Catar con su gobernante Hamad bin Jalifa que pareció que estaba golpeando políticamente mucho más allá de su peso pluma (población de 200 mil habitantes). Catar había inaugurado la red noticiosa al-Jazeera, chocante innovación dentro del mundo árabe de ese tiempo, pero innovación que se convertiría en una verdaderamente potente herramienta durante la llamada "Primavera Árabe". Se creía, por lo menos así me lo comentó el Emir en ese tiempo—que había logrado el desalojo del presidente Mubarak—y que había instaurado el marco político para la consecuente oleada de protestas populares del año 2011. Quizás el Emir estaba en lo correcto en su evaluación. Luego entonces, pareció que gran parte del Golfo (incluyendo a los Emiratos Árabes Unidos) podrían ser derribados por la arremetida de la "info-guerra" de al-Jazeera y caer bajo la Hermandad Musulmana a la cual Catar estaba estimulando como una herramienta para "reformar" al mundo árabe sunita.

Para que quede en claro, Catar estaba desafiando a Arabia Saudita y no solo políticamente al patrocinar a la Hermandad Musulmana, sino también desafiaba la doctrina misma subyacente en la base religiosa de la monarquía absoluta de Arabia Saudita.

La Hermandad Musulmana en contraste con el al-Saud, sostiene que la soberanía espiritual radica en el "pueblo" –el Umma—y no en cualquier "rey" saudita. Los sauditas odiaban esta presunción "revolucionaria" catarí que amenazaba a la totalidad del gobierno saudita. Del mismo modo lo hacía MbZ quien creía que la Hermandad Musulmana estaba apuntando contra Abu Dhabi. (cosa también cierta). Había también antiguas querellas y competencias involucradas en la rivalidad entre Abu Dhabi y Catar. Finalmente, el Emir catarí se había extralimitado y fue desalojado de su trono y mandado al exilio el año 2013.

Históricamente, Abu Dhabi siempre tuvo una relación un tanto precaria con Arabia Saudita que era condescendiente con aquellos emiratos "menores", pero sin embargo con MbS, MbZ detectó una oportunidad para que este y Abu Dhabi no solo influyera en el joven MbS sino para que Abu Dhabi se convirtiera en el "nuevo Catar" golpeando muy por encima de su peso pluma político. Pero, a diferencia con Catar sin buscar rivalizar a Arabia Saudita sino más bien ser el "Mago de Oz" tras bastidores, pulsando las palancas de Arabia Saudita para ganar influencia en Estados Unidos y obtener la aprobación y el favor norteamericano para ambos MbS y MbZ en contra de la Hermandad Musulmana secularista, neoliberal y de posición anti iraní.

En cierto modo, el propio éxito de MbZ posterior a la guerra de Israel contra Hézbola, para elaborar un buen entendimiento con los norteamericanos (a través del general Petraeus, entonces comandante del CentCom) y centrándose en la amenaza proveniente de Irán; su hábil empleo del temor a la infiltración por parte de la Hermandad Musulmana, para abrir la puerta y expandir el control práctico sobre Abu Dhabi y el resto de los principados a nivel de la seguridad; y su empleo de la asistencia financiera para los otros emiratos por parte de Abu Dhabi con posterioridad a la crisis financiera del año 2008, para convertirse en el plan piloto para eliminar a los rivales políticos y en asumir un poder irrestricto. Esta marcha hacia la cima sería el piloto para el propio y consecuente auge de MbS hacia la autoridad absoluta en Arabia Saudita bajo la guía del más viejo MbZ. El dúo intentó nada menos que revertir el curso del Medio Oriente sometiendo a Irán y con la ayuda de Estados Unidos e Israel, restablecer la primacía de Arabia Saudita.

El presidente Trump de manera total (y aparentemente de manera irrevocable) abrazó a MbS y a MbZ. Pero esto resultó ser un caso más en la extralimitación del Golfo: este último no pudo cumplir con Israel acerca de la "normalización" de Jerusalén; Netanyahu no pudo cumplir con aliviar la situación de los palestinos (ni siquiera dentro de su actual coalición ni tampoco pudo formar otra). Y, en cualquier caso, ni siquiera Abu Mazen pudo asentir sobre el status de Jerusalén. De este modo, Trump le "dio" la Ciudad Sagrada a Israel y así desató una situación icónica de casi un completo aislamiento de Estados Unidos. Políticamente-, todos fallaron, MbS, MbZ, Netanyahu y Jared Kusher quienes quedaron humillados y debilitados. Pero –de manera importante—el presidente Trump quedó ahora pegado con ellos por su abrazo con el revolcado liderazgo de Arabia Saudita y su radical antipatía por Irán, como lo dejó en evidencia durante su discurso del mes de septiembre ante la Asamblea General de la ONU.

Al quedarse con este proyecto anti iraní, el presidente Trump, debido a su erróneo juicio sobre las capacidades de MbS y MbZ para cumplir con cualquier cosa importante, se encuentra sin tropas en campaña en el terreno. El GCC está quebrado, Arabia Saudita está en agitación, Egipto está derivando hacia Moscú (está comprando en Rusia el sistema misilístico tierra-aire S-300 por mil millones de dólares y cincuenta cazas Mikoyán Mig-29 por la suma de dos mil millones de dólares). Turquía se ha alienado y está jugando a dos puntas: con los dos, Moscú y DC contra el centro y gran parte de Irak efectivamente se alinea con Damasco y Teherán. Hasta los europeos están rechazando la política norteamericana hacia Irán.

Por supuesto que Trump todavía puede causarle daño a Irán. Podría hacerlo incluso sin tener que renunciar a la JCPOA. Su generación de incertidumbre, si "lo hará o no lo hará" de retirarse de la JCPOA sumada a sus amenazas de sanciones alternativas son probablemente suficientes para ahuyentar a empresas europeas (y probablemente a otras empresas importantes) para que no inicien proyectos comerciales con Irán; pero aunque esto resulte doloroso para el pueblo iraní, esto no logra disfrazar la nueva realidad post conflicto de Siria: ya sea en el Líbano, Siria o Irak poco puede ocurrir sin la participación de Irán de una manera u otra. Por otra parte, también Turquía no puede proseguir una estrategia kurda realista sin la asistencia de Irán. Y Rusia y China, ambas necesitan la asistencia iraní para asegurar que el proyecto Una Faja, Una Vía no sea descalabrado por los extremistas yijadistas.

Esta es la realidad, mientras los dirigentes europeos y norteamericanos hablan incesantemente acerca de sus planes para "contener" a Irán, la realidad es que Irán y sus aliados regionales (Siria, el Líbano, Irak y hasta cierto punto impredecible, Turquía) de hecho están "conteniendo" (es decir, disuadiendo militarmente) a Estados Unidos e Israel. Inexorablemente el centro de gravedad económico en la región se está desplazando subrepticiamente desde el Golfo hacia el proyecto Euroasiático de China y Rusia. El poderío económico del Golfo ya llegó a su nivel máximo.

El despliegue de una pequeña fuerza de ocupación norteamericana en el noreste de Siria, no es tanto una amenaza para Irán, sino más bien, una fuerza secuestrada por Damasco y Teherán. Así es el cambio en el equilibrio de poder entre las gradas del lado norte de los estados de la región y las gradas de la parte sur de estos. Se trata de una simbología –una fuerza militar norteamericana en Siria ostensiblemente para contener a Irán –cosa que Estados Unidos podría lamentar si Turquía decide actuar—o últimamente abandonar dejando a sus otrora aliados kurdos retorciéndose en el seco aire sirio.

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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Alastair Crooke

Exdiplomático británico, fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut


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