Tras la caída en cadena, como naipes en una fila, de los gobiernos adláteres latinoamericanos, la política imperial estadounidense enviste en todas direcciones, es de extrema urgencia el reacomodo y continuidad de su programa neocolonizador. Los sumisos gobernantes han perdido la confianza popular y la legitimidad que los mantenía, sólo viven y se sustentan por jueces y prensas corruptas; ejecutores y propagandistas de los más perversos planes antinacionales, antipatrióticos.
La pérdida de legitimidad de gobiernos títeres coloca sobre la mesa la inviabilidad del neoliberalismo y la imprescindible existencia de estados-naciones más humanos, al servicio de sus sociedades, independientes, libres y soberanos. Este despertar de la necesaria nueva ola de equidad y bienestar social, económico y político, más justo y realmente democrático, emancipador, hace temblar de pavor al imperialismo estadounidense imponiendo, a toda costa, a través de serviles compinches, su retrogrado estilo colonial, colocando a los estados-naciones al borde de abismos sociales insalvables. Con el encarcelamiento de Lula da Silva, Brasil, y el silencio cómplice de canallas, no cabe dudas del interés estadounidense por convertir a la región latinoamérica en un continente devastado, donde reine la anarquía, el desgobierno, el más fuerte, el más poderoso militar y tecnológicamente.
Los aduladores, alfombreros…, hoy silentes ante la atrocidad, la injusticia, se esfuerzan por cumplir cabalmente la encomienda y prosiguen a toda marcha el desmantelamiento de los estados-naciones, la institucionalidad; logros sociales, políticos, económicos de la década pasada, su fin único es la creación y establecimiento de estados-naciones fallidos, anárquicos, sumisos, conminados, sometidos, esclavizados, devastados…, donde las nuevas doctrinas de necesidad y responsabilidad de proteger, intereses foráneos, con ejércitos mercenarios, terroristas, imponen el orden, sus leyes de conquistadores, de neocolonizadores.
Esta vez contra Lula da Silva, su candidatura y reelección presidencial. La vuelta de un Brasil irreverente y con muchas, pero muchas cuentas por saldar, explicaciones que pedir a gobiernos amigos, latinos y europeos, profunda y tristemente enajenados del sentido, cuerpo de nación e identidad de Patria Grande. Presidentes ejecutores de toda una trama contra las constituciones y estados-naciones, ¡canallas!, esos que hoy callan, esos que a escondidas se avergüenzan y bajan la cabeza. Los conversos, los sometidos, los movedores de colitas…, los que hoy también son parte activa y mercenaria en la arbitrariedad y la injusticia contra nuestra forma de gobierno republicano, contra nuestra autodeterminación.
La deslegitimación, falta de credibilidad, autenticidad y preocupación por el bienestar de sus pueblos, los vuelve irracional, los enajena, su amo y señor está muy, pero muy molesto, ¡les vuelve la espalda por la demora y falta de progreso!, las encomiendas no han tenido el resultado deseado y sus gobiernos títeres no convencen, el movimiento progresista de América Latina está mas vivo que nunca y su vuelta, su retorno victorioso, con Lula al frente, define la nueva oleada socialista, liberadora, no tiene vuelta atrás, no hay muros que la contengan.
El encarcelamiento de Lula da Silva muestra el desespero, el pavor, y confirma una vez más la decidida y bien elaborada acción para el retorno e imposición colonial del capitalismo salvaje, su neoliberalismo, esta vez sin estado nación posible. Cruzaron una línea de inflexión, de no retorno, de no vuelta atrás en la reconquista y sumisión neocolonial del pueblo latinoamericano. ¡El muro en México, no es simbólico, es físicamente palpable, tiene como propósito impedir el paso de los pueblos que se levantan clamando Libertad! ─¡Déjennos respirar!─ Su construcción divide física y torpemente a la América en Norte y Sur; al Norte del muro en la frontera mexicana los excluidos, ensimismados en sus egos y pretensiones raciales, neocoloniales, de supremacía, al Sur los pueblos y estados-naciones que por años buscan su camino emancipador; de inclusión y equidad social, soberanía, libertad, independencia, autodeterminación. Paradójicamente el sueño de Patria Grande, Bolivariana, antimperialista.