El ojo siniestro de la poderosa industria extractivista del mundo está sobre nuestra pequeña media isla, es un hecho que La Dominicana es una rica mina de oro de extremo a extremo, desde los tiempos del descubrimiento del nuevo mundo nuestro territorio ha sido víctima de su riqueza aurífera más que de su riqueza biodiversa. Por supuesto en la colonia el preciado metal del oro se encontraba en forma rocosa y en abundancia, los encomenderos españoles se encargaron de producir el primer gran holocausto en la llamada para ese entones La Isla de Santo Domingo al someter a sus pobladores originarios a duras cargas de trabajo pesado en la producción de oro, fue tal la carga impuesta con absoluta crueldad que toda una raza desapareció para siempre de la faz de la tierra. A más de 500 años se vuelven a escenificar los mismos acontecimientos infernales de esa época.
Con la subida del precio de la onza de oro troy en los mercados internacionales y la aparición de nuevas tecnologías de extracción minera, a base de cianuro, el veneno más letal que conoce el mundo, el oro volvió a captar la atención del gran capital, haciendo de su producción un negocio rentable al margen de las normas jurídicas establecidas en los países poseedores de esas riquezas. El capital como siempre se impuso a la civilización, y fue capaz de imponer un modelo extractivista completamente insostenible con la vida, pues esas nuevas tecnologías de extracción aurífera no respetaban en lo mas mínimo normas medioambientales alguna, a la vez que le creaban un ambiente hostil a las poblaciones dueñas de los territorios donde yacían las reservas del preciado metal.
Pero con países plagados de corrupción e instituciones débiles fue muy fácil crear una estrategia de saqueo y engaño capaz de torcerle el pulso a la razón e instalar un modelo de destrucción en lugar del desarrollo que prometían las empresas mineras donde los únicos que se beneficiarían serían los miembros del cartel mafioso minero. Se repetía la historia, volvíamos a ser cruel y despiadadamente maltratados por los efectos dantescos de las operaciones mineras.
La industria del oro se ha instalado con tal agresividad en nuestro país, que ha logrado silenciar a la mayoría prensa nacional, ha hecho cómplice a las autoridades de las diferentes instituciones del Estado Dominicano y se ha agenciado un pool de técnicos y economistas capaces de increíblemente justificar la peor destrucción por la que ha pasado La Dominicana en toda su historia, solo comparable con el genocidio que vivieron nuestros indios tainos.
Pero claro esto tiene su explicación, la mina de Pueblo Viejo en Cotui esta rankeada entre las 5 minas más grandes del mundo, con apenas 10 kilómetros de concesión otorgada por el Estado Dominicano a la trasnacional minera de oro más poderosa del mundo, la Barrick Gold con un 60% de sus acciones compartiendo un 40% con la Gold Corp, otra minera de capital canadiense al igual que la primera. Solo en el año 2016 la producción de oro de Pueblo Viejo operada por estas dos poderosas mineras fue de un millón ciento sesenta y siete mil onzas de oro, convirtiéndola en la mina de oro de mayor producción en el mundo. Solo imagínense que las otras minas de oro que comparte su membresía en este club exclusivo de las minas más grandes del mundo, dos se encuentran en Estados Unidos, una el continente asiático y la otra en Indonesia. Como verán, están ubicadas en territorios continentales con excepción de la última.
Mientras que Pueblo Viejo, una de las 5 minas de oro más grande del planeta está ubicada en el corazón de nuestra media isla, un país insular del caribe que comparte la isla con el país más pobre del hemisferio occidental. El impacto que ha tenido la presencia de este monstruo minero de Barrick Gold en la región es devastador para nuestra biodiversidad. Ya los embajadores auríferos dominicanos se encuentran de nuevo muy activos en los medios de prensa del país procurando presentarnos dicho modelo como uno que apuesta al desarrollo y la felicidad de la gente, cosa totalmente falsa. Y nos encontramos con un geólogo muy activo en los medios ahora asesor del Poder Ejecutivo, muy esforzado en presentarnos a la minería aurífera como una necesidad inevitable si de lograr el progreso y el desarrollo nos referimos.
Invito a todos los interesados en saber en qué consiste el modelo que nos presentan como panacea, así lo dijo un economista, cuando tuvo la cara dura de afirmar que necesitamos muchas Barrick Gold en todo el territorio dominicano, por los supuestos buenos dividendos que aporta al tesoro nacional, pues los invito a que se trasladen al municipio de Cotui y sus comunidades aledañas donde opera el monstruo minero con esas nuevas tecnologías extractivistas a que vean el desarrollo del cual ellos hablan, y así se puedan convencerse por sus propios ojos de lo que significaría en todo el territorio nacional la metástasis minera de Barrick Gold.
Ya no tenemos que argumentar mucho, solo sería suficiente captar la infernal realidad a la que están sometidas las miles de familias viviendo en los alrededores de las operaciones mineras de la Barrick Gold y otras. Enfermedades de todo tipo e irreversibles, ríos completamente dañados, producción agrícola disminuida, aire contaminado y toda una secuela horrorosa que se encuentran padeciendo en su propia piel los moradores de esa región. Ellos si pueden testimoniarles lo que significa ese modelo minero, para que vengan estos embajadores del capital minero a querer vendernos dicha industria como la redentora de la pobreza dela gente.
Y lo están haciendo ya no por Cotui, pues esta empresa minera que opera allí se ha encargado de hacer todos los amarres para no ser vista ni sentida en los medios de prensa, el interés de los embajadores de la industria aurífera en Dominicana, economistas, geólogo, periodistas, lo que persiguen es preparar a la población para nuevos emprendimientos funestos de esta especie, en otros puntos del territorio nacional, no solo San Juan con la Gold Quest, sino también la linera noroeste con la Unigold, empresa minera que desde hace años recibió permiso de exploración y ya se encuentra en fase de solicitud formal para explotar los hallazgos auríferos en una extensión territorial de 55 mil 720 hectáreas, equivalentes a 900 mil tareas, comprendiendo además de la provincia de Elías Pina, a San Ignacio de Sabaneta, Los Almácigos de Santiago Rodríguez, Restauración, Loma de Cabrera, Partido y el Pino, para una extensión de 226 kilómetros . Todo muy bien especificado en los permisos ambientales recibidos del Estado Dominicano.
Ya la Unigold se alista para sacar sus filosas garras y devastar toda esa región, donde ahora hay afluentes diversos y sanos, se tornaran contaminados por los desechos mineros, donde ahora hay montañas, solo veremos un gran cráter, una imagen dantesca, ese es el modelo que defienden esos embajadores de la industria extractivista aurífera. Que La Fuerza Divina los detenga!