Un viejo refrán afirma que gota a gota se llena la copa y este adagio podría aplicarse al dólar estadounidense que ha impuesto su hegemonía en el mercado internacional desde finales de la Segunda Guerra Mundial cuando se convirtió en dueño y señor de todas las transacciones importantes del orbe.
Los golpes contra el billete verde se han ido sucediendo unos tras otros pese a que los dos primeros intentos a principios de este siglo resultaron fallidos cuando Irak y Libia intentaron hacerlo. Sus dirigentes, Saddam Hussein y Moummar Gadafi, respectivamente, fueron derrocados por Estados Unidos.
La dependencia de la moneda estadounidense, y por ese motivo el control que ejerce Washington en el ámbito económico y político mundial, somete y ya hastía a importantes países exportadores e importadores de petróleo.
Recordemos que tras los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, y por diversas maniobras de Estados Unidos, el dólar se estableció como moneda de reserva en el orbe. Para 1973 Washington logró que Arabia Saudita aceptara solo dólares por el petróleo que exportaba y que invirtiera los beneficios obtenidos en bonos y letras de cambio del Tesoro estadounidense.
En 1975, los entonces 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordaron vender su crudo únicamente en dólares mientras los importadores debieron acumular sus excedentes comerciales en esa moneda, con el fin de comprar el combustible. Así nació el llamado petrodólar.
Al controlar el sistema financiero mundial, Washington abusó del poder y empezó a aplicar la fuerza del dólar para desestabilizar a otros países.
Pero en los últimos años se ha ido formando una coalición para promover la desdolarización del mercado energético mundial que incluye a relevantes exportadores e importadores de crudo como son Rusia, China, Venezuela e Irán.
El pasado 25 de abril, Irán prácticamente se despidió del dólar al anunciar que sustituirá todas sus transacciones por el euro como moneda extranjera de referencia oficial. Teherán, con esta decisión, se une a un club informal de los países que buscan liberar a la industria del petróleo de la dependencia del dólar y tratar de quitarse la espada de Damócles que Estados Unidos mantiene sobre su país por las prolongadas sanciones económicas que le ha impuesto.
Alrededor de un 70 % del petróleo iraní lo compran los países de la Unión Europea y China, además de suministros a Rusia y otras naciones de Asia.
Para Teherán sus ventas de hidrocarburos al exterior le representan una entrada de 70 000 millones de dólares al año. La postura asumida por el país persa resulta un golpe económico para Washington debido a que es uno de los principales productores y exportadores de crudo.
Semanas atrás, Beijing lanzó contratos de futuros de petróleo en yuanes con su posible conversión en oro, lo que posibilita a exportadores como Rusia, Venezuela e Irán evitar el uso del dólar.
Moscú y Beijing hace más de un año acordaron ignorar el dólar en sus intercambios y comerciar directamente con sus respectivas monedas nacionales.
Las constantes agresiones económicas norteamericanas contra Venezuela, impulsaron al gobierno bolivariano a vender sus producciones petroleras en yuanes y euros, como una acción de alta soberanía e independencia nacional.
El empuje y la fuerza que ha experimentado el yuan en los últimos tiempos, al igual que el uso del euro y otras monedas nacionales por parte de diversas naciones en sus intercambios bilaterales, están haciendo temblar a la Casa Blanca que observa cómo el sistema financiero internacional comienza a cambiar en detrimento del billete verde.
Un claro ejemplo es que ya más de 30 naciones abrieron sus Bancos a negociaciones con el renminbi. Una institución relevante, el Banco Federal Alemán mediante un acuerdo con el Banco Popular Chino, convirtió a Frankfurt en el principal centro financiero de Europa en obtener el derecho a liquidar y arreglar pagos en yuanes.
Otras gotas para ir llenando la copa fue que la Bolsa Internacional Mercantil de San Petersburgo cotiza desde 2016 el petróleo ruso en rublos, mientras que desde Moscú, el ministro de Energía, Alexandr Nóvak anunció que su país está considerando la posibilidad de realizar pagos de petróleo en monedas nacionales, en particular, con Turquía e Irán.
Con esas medias, Rusia, Irán y Venezuela están evitando el riesgo del bloqueo de pagos en dólares estadounidenses. Como se conoce, el uso del dólar en el comercio mundial de hidrocarburos le garantiza al billete verde, el estatus de moneda de reserva principal del mundo
Al gozar aún de ese privilegio, los analistas consideran que la caída de la hegemonía del dólar en los mercados mundiales de energía es un proceso largo que se mantendrá aún entre 10 y 15 años.
Para el comercio mundial y para la mayoría de las naciones del orbe sería beneficioso que la moneda estadounidense continuará bajando la cuesta.