Vivimos bajo el paradigma de la «culta Europa». Los romanos antiguos tomaron como modelo y dechado de civilización a su colonia griega. Hablar griego era ser civilizado.
Siguiendo la referencia griega, la llamada culta Europa pretende ser modelo, paradigma, eidos, ideal, prototipo, arquetipo, ejemplo, patrón, horma, matriz, molde, plantilla, ejemplar, maqueta, espejo de cultura, civilización, educación, ilustración, progreso, arte, modales, ciencia, perfección, justicia, decencia, elegancia, democracia y todo lo bueno que hay de este lado de la galaxia. El resto es barbarie, salvajismo, terrorismo, bestialidad, islam.
Lo que pasa es que los medios de intoxicación masiva tapan unas cosas y muestran otras. Daré un solo ejemplo: Libia. En nombre de que Gadafi era el peor tirano de la Historia humana, sádico, salvaje, bárbaro, terrorista, en una palabra: islámico, había que propinar 20 000 bombardeos en Libia, matando a cientos de miles de bichos de esos que como no son europeos no importa exterminarlos y hundirlos en el Mediterráneo, la más grande fosa común del mundo. Libia quedó devastada después de haber tenido el más alto nivel de eso que llaman desarrollo humano del África. Me limito a señalar una cosilla: por 300 € puedes comprarte un esclavo o esclava en cualquier calle, como hacíamos cuando nos inspiraba la culta España y no este chavismo bárbaro, salvaje, terrorista, bestial y quién sabe si hasta islámico, porque capaz son muslimes con bicicletas nucleares persas. La prueba de nuestro salvajismo es que nos repudian dechados de cultura tan sublimes como Trump, Rajoy, Macron, Macri, Santos, Uribe, Kaczynski, Borges, Capriles, María Corona. La prueba de su excelsitud europea son las guarimbas, donde curas y monjas inquisitoriales y santos bendecían a quienes quemaban vivas personas por la nefanda herejía de «parecer chavistas», whatever that means —lo escribo en inglés para que me entienda la gente civilizada, ya que es Lengua Superior, culta, ilustrada, educada, ejemplar, vamos, que hasta griega parece.
Venezuela ha sido execrada por la Unión Europea, ese arbiter elegantiarum, ‘árbitro de las elegancias’ y no nos queda sino entregar el poder a gente cultísima como las que queman personas vivas por estas calles.