El reino de Arabia Saudita recientemente suspendió todas sus operaciones comerciales y financieras con Canadá; además expulsó a su embajador y retiró a su cuerpo diplomático de ese país.
Según la información de la prensa, el motivo de esta medida se debió a la exigencia canadiense de poner en libertad a varias personas detenidas en Arabia Saudita a las que el gobierno de Canadá calificó de "activistas de la sociedad civil".
La monarquía saudí consideró que esta afirmación se basa en un alegato "incorrecto por completo y contrario a la verdad", por lo cual rechazó el comunicado del gobierno de Canadá y en respuesta a ese comunicado informó que confirma su "compromiso con la no interferencia en los asuntos internos de otros Estados".
Esta posición y accionar de Arabia Saudita es digna de ser emulada. Es necesario ponerle un "parao" a estos países que constantemente atacan a Venezuela, que se entrometen en nuestros asuntos internos; que ilegalmente arrebatan sus riquezas naturales y producción alimenticia, industrial, pecuaria, agrícola y que sus líderes protegen a narcotraficantes, a violadores de derechos humanos, a corruptos que se enriquecen con el dinero del erario público. Estos dirigentes que en sus países ahogan a sus pueblos en la miseria y que no tienen moral para criticar el nuestro, mucho menos para atacarlo.
Con ocasión de la detención del diputado Juan Requesens y solicitud de captura del diputado prófugo de la justicia Julio Borges, la embajada de Canadá en Caracas emitió el siguiente comunicado: "Canadá está profundamente preocupado por las recientes medidas adoptadas por las autoridades de Venezuela, que socavan los poderes constitucionales legítimos de la Asamblea Nacional. Hacemos un llamado a la restauración de la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos en Venezuela".
Canadá como buena vasalla del imperio gringo arremete contra Venezuela no solo de palabras sino también de hecho. En información de esta misma semana se conoció que un Tribunal Federal de Estados Unidos satisfizo la demanda de la minera canadiense "Crystallex International" de incautar la empresa venezolana "Citgo Petroleum", refinadora de petróleo y comercializadora de gasolina, filial de la estatal PDVSA en Estados Unidos.
Basta de poner la otra mejilla después de recibir una bofetada, Venezuela requiere tomar medidas basadas en nuestras leyes y los convenios internacionales. Somos un pueblo con dignidad. Hasta ahora nos hemos conformado con quejarnos y lloriquear. Debemos adoptar una posición firme para disuadir a cualquiera que trate de violar nuestra soberanía.
Venezuela se respeta y debe hacerse respetar.