Importantes creadores de Opinión, algunos del peso y capacidad demostrada por lo profundo de sus análisis y la seriedad de sus opiniones vertidas en más de una oportunidad, como Roy Chaderton Matos, o el maestro del periodismo de opinión, José Vicente Rangel, nos alertan sobre no sólo el posible ataque del gobierno colombiano contra la República Bolivariana de Venezuela, sino que nos anuncian un importante alerta temprano, de una amenaza real y aparentemente más próxima de lo que pudiéramos pensar.
Cuando expreso mi temor, llevando la expresión "guerra" al calificativo de "aterrorizante", es porque, aunque nunca he estado presente en ningún conflicto bélico, con la información y sensación de proximidad que los medios de comunicación nos deparan, se adquiere un conocimiento cercano de tales conflagraciones y sin mucho análisis se puede inferir que quienes hablan de los horrores de la guerra por haberlas vivido de cerca, expresan sentimientos que, ante la realidad se quedan cortos, no obstante, tales descripciones, muestran cuanta maldad y odio se destila en cualquier conflicto bélico, y cómo los humanos, somos capaces de llevar el deseo de destrucción y muerte de nuestros adversarios a dimensiones impensables, acicateados posiblemente por posiciones aparentemente irreconciliables, tanto en conflagraciones internacionales, como en la ferocidad indescriptibles e inexplicables, conque se desarrollan las guerras fratricidas llamadas "civiles", nadie sabe por qué.
Cuando expreso mi temor de un acto bélico contra Venezuela, asumo con certeza que sería de parte del gobierno estadounidense, por el mal ejemplo que constituye la República Bolivariana de Venezuela en su llamado Patio Trasero, además de que ha querido hincar sus colmillos en nuestras riquezas y de paso demostrar que siguen siendo el "gran hermano".
Naturalmente la intención del Imperio, por la necesidad que tienen de mantener su buena imagen internacional, lo propulsa a realizar sus avances beligerantes a través de terceros países, en nuestro caso, Colombia, ya bien dotada de numerosa bases militares estadounidenses en la proximidad de nuestra frontera, que cuenta con un poderoso ejército muy bien equipado por USA, supuestamente para combatir la producción de coca, que de paso lo que realmente ha hecho es aumentar a niveles nunca anteriormente alcanzados, dejando claro que el fin último, es realizar un ataque exitoso contra Venezuela, probabilidad evidentemente demostrada con el ingreso de Colombia a la OTÁN, organización guerrerista internacional que, seguramente intervendría en el no sólo posible, sino probable conflicto, impulsado por Estados Unidos, promotor del acto bélico, pero que además por una solidaridad estatutaria de defender a uno de sus miembros, fingirían con el beneplácito de sus miembros europeos, las bondades de la intervención como acto de justicia contra el dictador de un país forajido, matriz que han venido promoviendo desde hace varios años como preparación de la agresión.
La proximidad del ataque se ve incrementada por las medidas económicas que ha adoptado el Gobierno de Nicolás Maduro y que indudablemente afectan profundamente la economía colombiana, al disminuir sus ingresos entre 15.000 y 18.000 millones de dólares anuales, además de, que a mi juicio la innecesaria beligerancia que ha demostrado el alto gobierno, haciendo énfasis en el hecho de que ahora Colombia no podrá "robar" más la gasolina venezolana y acusaciones constantes de ladrones y asesinos que, indudablemente nos restan simpatías internacionalmente y especialmente en Colombia donde un movimiento antibelicista, pudiera favorecer unas mejores relaciones bilaterales
Cuando digo "aterrorizante", me refiero a nuestras ciudades convertidas en escombros por modernísimos aviones de la OTÁN, el Puente sobre el Lago y los puentes sobre el Orinoco destruidos por ser objetivos bélicos, quizá la represa del Guri derrumbada para afectar la producción de energía, Complejo Refinador de Amuay, hecho añicos, nuestros aeropuertos inutilizados. Visualicemos el desastre ocurrido en Libia y ahora en Siria, por las ambiciones hegemónicas del Imperio, a miles de kilómetros de distancia, qué no le harían a nuestra Venezuela que está al cruzar de la esquina y como indudablemente somos la joya de la corona por nuestras riquezas que, según el criterio del "destino manifiesto" no les deben pertenecer a unos "indios subdesarrollados", sino que deber ser de ellos, quienes si sabrán hacer buen uso de los mismos,
Para terminar pensemos en los miles y miles de venezolanos muertos, especialmente nuestros soldados dando la vida por defendernos del vil ataque de un Imperio superpoderoso, implacable e inhumano y un país supuestamente "hermano" que lejos de agradecernos que le dimos su independencia, su bandera y hasta su nombre, siguen manteniendo la posición de traidores que asumieran contra nuestra patria desde el siglo XIX, iniciada por Santander y que continúan abrigando esperanzas de anexarse el Zulia y el Táchira.
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