1. Misión histórica de Trump
En toda guerra, el engaño, la finta y la sorpresa son fundamentales para la victoria. Trump es el maestro de la comunicación sucia (fake news) y guerra psicológica. Por eso, ha logrado ocultar con éxito el objetivo estratégico de su intervención en la Cumbre G-20. La misión histórica de su gobierno y su planeada acción en la Cumbre de Osaka, sin embargo, quedan claros en las afirmaciones del think tank capitalista Bloomberg News y del creador intelectual del Fascismo del Siglo 21, Stephen Bannon. Se trata, ni más ni menos, del quebranto de China como superpotencia viable del Siglo 21 a través de la destrucción del Partido Comunista de China (PCC).
2. Bloomberg News
Bloomberg News, que provee alrededor del treinta por ciento de la información financiera y mercantil del mundo, publicó recientemente la verdad sobre la supuesta "guerra comercial" de Washington. Afirma que Washington no sólo está dañando a la economía china, sino que "amenaza el núcleo mismo del modelo que ha sustentado tanto el crecimiento como la autoridad del Partido (comunista-H.D.) durante décadas. La mayoría de las demandas de Trump implican la liberalización a expensas de las empresas estatales" – " Most of Trump’s demands entail liberalization at the expense of state-owned enterprises". En pocas palabras, el cambio de régimen del Partido Comunista a través de la destrucción de su núcleo de poder político-económico: las empresas del Estado (SOE). La esencia de la doctrina neoliberal en acción: el monopolio de las fuerzas productivas en manos del capital privado, para garantizar su control absoluto sobre la sociedad clasista.
3. Acabar con el PCC
Stephen Bannon, el cerebro fascista de Trump, reveló el objetivo estratégico de la supuesta "guerra comercial" y su ideología subyacente en un reciente artículo en el Washington Post (6.5.): "... si el PCC acepta las demandas de los Estados Unidos de manera ejecutable, equivaldría a un desmantelamiento legal y reglamentario del capitalismo estatal chino". En el artículo titulado "Estamos en una guerra económica con China. Es inútil comprometerse," Bannon sostuvo que "el objetivo del cuadro radical que dirige China —el Partido Comunista Chino (PCC)— consiste en ser el poder hegemónico global... El PCC ha estado librando una guerra económica contra las democracias industriales desde que China se unió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, y ahora China ha surgido como la mayor amenaza económica y de seguridad nacional que Estados Unidos ha enfrentado... El acuerdo comercial en negociación... no es un acuerdo entre dos sistemas similares. Más bien, se trata de un choque fundamental entre dos modelos económicos radicalmente diferentes..."
"El mundo ahora presencia a un estado totalitario que está encarcelando a millones de personas en campos de trabajo; perseguir a los uigures, cristianos y budistas; y espiar, y esclavizar, a su propia población. Esto es historia en tiempo real; y el mundo es una casa dividida: mitad esclavizada, mitad libre. Trump y Xi se enfrentan para inclinar la balanza en una dirección u otra. Una vía conduce a los beneficios de la libertad, la democracia y el capitalismo de libre mercado. La otra conduce a un poder totalitario y mercantilista que se ejecuta sobre el capitalismo de Estado con características chinas... La lucha de los Estados Unidos no es con el pueblo chino, sino con el PCC." -- The United States’ fight is not with the Chinese people but with the CCP. The Chinese people are the first and continuous victims of this barbarous regime.
4. El rival más temido
La pretendida destrucción del Partido Comunista de China (PCC) resulta de la sinergia de tres éxitos históricos sin precedentes del PCC, a saber:
1. La capacidad de mantener durante más de un siglo el carácter de vanguardia de un sujeto nacional conductor de noventa millones de miembros y haber creado el sistema macro-estatal de gobernanza más eficiente, que existe actualmente en la aldea global.
2. La capacidad de desarrollar la economía nacional más potente e innovadora a escala internacional, de acuerdo con las métricas del método de paridad de poder adquisitivo (ppp).
3. La capacidad evolutiva de convertir el sueño nacional de rejuvenecimiento chino en la única alternativa real a la civilización capitalista occidental y la declaración del carácter marxista de la sociedad china del siglo XXI, en el 19o Congreso del Partido (2019), por Xi Jinping.
5. Delusiones fascistas de Triunfo
China y su Chinese Dream, bajo la gobernanza del Partido Comunista, se ha convertido en el único competidor sistémico real para la gran narrativa del capitalismo liberal, el American Dream. Pero, con una agravante sustancial: tiene un mayor potencial evolutivo que el de Estados Unidos. Eso explica por qué -en las mentes ilusorias de las élites estadounidenses jingoístas- una estrategia preventiva violenta para abortar al naciente competidor parece ser la más apropiada para preservar el dominio del American Century. Los recientes acontecimientos en la Región Administrativa Especial Hong Kong, una especie de irredentismo trasnochado con demandas públicas multi-financiadas al G-20, de "Free Hong Kong" and "Democracy Now", presentan un déja vu de la primavera de Praga 1968, de Tian An Men 1989 y de la revolución de color del Euro-Maidán de 2013. Es indudable que la reactivación de los separatismos anti-chinos en Hongkong, Macao, Taiwán y Tibet, son parte integral de la estrategia de Bannon-Trump para destruir al PCC.
6. El Dragón y el Tigre
Tal como Trump acaba de amenazar a borrar 81 millones de iraníes de la faz de la tierra (obliterate), una amenaza de genocidio nuclear que constituye un potencial crimen de guerra, seguirá en las negociaciones del G-20 con su habitual política de chantajes y coacción. Frente a un estadista poderoso, sereno y dialéctico-materialista como Xi --o, en su caso Putin-- esta actitud lo convierte en un tigre de papel. Pero, y esto es el problema para China y la humanidad, se trata de un tigre de papel con una psicopatología llamada narcissistic personality disorder (NPD), y dientes nucleares.
Ni Xi, ni Putin necesitan consejos para saber tratar con tal personaje. Pero, probablemente, China prcisará dejar atrás su postura estratégica defensiva para asumir una postura de defensa ofensiva. No debe negociar, por ejemplo, con la subversión liberal en Hong Kong, sino invitarla a vivir a la democracia de su Majestad, cuyas Guerras del Opio contra China hicieron nacer ese enclave colonial hace 177 años. Haciéndose ciudadanos británicos tendrán, al mismo tiempo, el privilegio de poder participar en todos los crímenes de guerra del United Kingdom, como en Yemen, Irak, Siria, etcétera.
Si el opio del poder y del Fascismo del Siglo 21 hacen pensar a Bannon y Trump que pueden vencer fácilmente al Partido Comunista de China, están groseramente equivocados. De 1931 a 1945, China derrotó a los invasores japoneses, pagando el precio de decenas de millones de muertos y heridos por su independencia nacioanl. En 1949, después de décadas de guerra, el PCC derrotó a la Kuomintang de Chiang Kai-shek, apoyado por Washington. En 1953, el PCC ayudó sustancialmente a derrotar a la intervención estadounidense en Corea. De la misma manera, ayudó durante décadas al Movimiento de Liberación Nacional de Vietnam (Viet Minh) a triunfar en su guerra de liberación contra los japoneses, franceses y estadounidenses.
De ahí, que la vulgar noción imperialista estadunidense de poder poner de rodillas a una cultura dialéctica de cinco mil años, dotada de una vanguardia científica del Siglo 21 y una población de 1.4 mil millones de personas, es aún más disociada de la realidad que la creencia de Hitler, de poder destruir en pocas semanas a la Unión Soviética. Quiera Dios, que no existe, que Trump entienda esas simples, pero elementales verdades históricas.