¿Qué es el TIAR y quienes lo invocan?

Hablar del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), necesariamente es obligatorio contextualizar con visión integradora e histórica el hegemón estadounidense, es decir, la hegemonía al dominio de un Estado sobre otros de igual tipo. En el mismo significado: un bloque de naciones puede tener hegemonía gracias a su mayor potencial económico, militar o político, y ejerce esa hegemonía sobre otras poblaciones, aunque estas no la deseen, es esta la vertiente para comprender el cumulo de agresiones que ha sufrido Nuestra América desde tiempos inmemoriales por parte de EEUU.

Firmado inicialmente poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el TIAR es un pacto de defensa mutua entre países latinoamericanos que establece que un ataque contra cualquiera de sus miembros equivale a un ataque contra todos ellos.

Un pacto interamericano de defensa mutuo firmado hace más de 70 años y que nunca se ha invocado centró el debate en la Asamblea Nacional (AN), controlada por la oposición y en desacato desde el 2016. Es el TIAR, un pacto también llamado Tratado de Río por la ciudad brasileña donde fue originalmente firmado, en fecha 2 de septiembre de 1947, tras la Segunda Guerra Mundial.

La pretensión de la AN en desacato es un exabrupto absoluto que está al margen de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y por tanto, con carencia de efectos jurídicos al pretender a usanzas la reincorporación al Estado venezolano el TIAR. Es un asalto al Estado de Derecho y Justicia Social y a todos los poderes públicos dela República Bolivariana por parte de la AN.

Estas acciones de la ultraderecha es otra de las que se enmarca en la aberración criminal de EEUU por apoderarse de los recursos naturales del país, que guarda semejanza con las agresiones de la Organización de Estado Americanos (OEA), que por cierto, en fecha 27 de abril de 2017, el presidente Constitucional de la República, Nicolás Maduro, formalizó la salida de nuestro país de la OEA, hecho que se materializó el 27 de abril de 2019.

Asimismo guarda relación con el mal llamado "Grupo de Lima", que son los mismos gobiernos satélites que han asechado a Venezuela desde la OEA, y ahora buscan también avalar al TIAR, que en lo que respecta al Estado venezolano, desde el 14 de mayo de 2015 cesaron los efectos de este convenio para el país.

Acerca de la OEA desde su creación ha servido al intervencionismo en América Latina. Recordemos que el Comandante Hugo Chávez advirtió sobre las intenciones injerencistas de la OEA sobre Venezuela, asegurando que este organismo sólo sirve a los intereses del imperio, así como a intereses hegemónicos del capitalismo mundial en Latinoamérica.

En este sentido, Cuba y Venezuela suman algunos ejemplos de países atacados por la OEA, aunque no los únicos: el organismo se ha caracterizado de apoyar procesos políticos o golpes de Estado de corte derechista en los que ha intervenido el gobierno de EEUU, tales como el golpe a Manuel Zelaya en Honduras, la invasión a República Dominicana, entre otros.

Debemos subrayar que el artículo 236 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su ordinal 4, establece que "son atribuciones y obligaciones del Presidente o Presidenta de la República dirigir las relaciones exteriores de la República y celebrar y ratificar los tratados, convenidos o acuerdos internacionales", aclaró Peña.

Por ello resulta nula, carente de validez y eficacia jurídica la pretendida reincorporación de Venezuela al TIAR, y en consecuencia cualquier actuación que se realice con la finalidad de aplicar dicho tratado debe ser considerada un acto hostil a la soberanía nacional, y una agresión al territorio, al pueblo venezolano, a la paz y al derecho internacional.

Del mismo modo, en fecha 14 de mayo de 2013, la Secretaría General recibió por parte de la Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la OEA, la nota II.2E8.D-OEA.10-2605 mediante la cual Venezuela remitió el instrumento de denuncia del TIAR, con base en el artículo 25 del tratado, el cual dispone que:

"Este Tratado regirá indefinidamente pero podrá ser denunciado por cualquiera de las Altas Partes Contratantes mediante la notificación escrita a la Unión Panamericana, la cual comunicará a todas las otras Altas Partes Contratantes cada una de las notificaciones de denuncia que reciba. Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Unión Panamericana reciba una notificación de denuncia de cualquiera de las Altas Partes Contratantes, el presente Tratado cesará en sus efectos respecto a dicho Estado, quedando subsistente para todas las demás Altas Partes Contratantes".

Por tanto, tal como se desprende de la norma del Tratado la consecuencia jurídica de haber denunciado la República Bolivariana de Venezuela, en el año 2013 su retiro formal, cesaron los efectos de tal Tratado a partir del 14 de mayo de 2015.

Asimismo, en fecha 27 de abril de 2017, el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, formalizó la salida de la misma de la Organización de los Estados Americanos, la cual se materializó en fecha 27 de abril de 2019.

En fin, hay una manifiesta flagrancia por ser notoria y comunicacional de la AN al atentar un asalto al Estado de Derecho y a todos los Poderes Públicos, por parte de ese cuerpo colegiado que –repetimos-- se encuentra en desacato y cuyos actos son absolutamente nulos; sin embargo, se evidencia por hecho el notorio comunicacional que el pasado 23 de julio de 2019, la AN aprobó el regreso de Venezuela al TIAR.

El TIAR venía siendo solicitada por varios sectores de la oposición venezolana que la consideraron como necesario para solicitar a otras naciones que envíen tropas al país para salir del Gobierno Constitucional de Nicolás Maduro.

El retorno de Venezuela al TIAR fue aprobado como una moción de urgencia y sin modificaciones en una audiencia realizada en la calle por la AN, en un evento que aspiraba ser una gran concentración de seguidores pero no fue así.

La AN controlada por la oposición aunque despojada de sus funciones parlamentarias por el Tribunal Supremo de Justicia, al que la oposición acusa de actuar al dictado del gobierno de Maduro aprobó por unanimidad la reincorporación de Venezuela al TIAR, del cual Venezuela se retiró en 2013. En todos estos aspectos debemos ser reiterativos ante la asechanza del poder mediático que busca torcer la historia para favorecer a la ultraderecha.

"El momento de Venezuela es ya, hay que actuar", expresó el autoproclamado al introducir la moción, que luego fue aprobada unánimemente. "No le tenemos miedo a ningún espacio, siempre que ponga fin al sufrimiento de nuestra gente", adujo el apátrida fantoche.

La votación de la medida se produjo a iniciativa del presidente de la Cámara y autoproclamado, en un pleno celebrado en una plaza de Caracas en el marco de una "sesión de calle", al cumplirse los seis meses desde que el fantoche se proclamara presidente interino de Venezuela en desafío al poder del presidente Constitucional Nicolás Maduro, al que acusa de ser un "usurpador". Maduro, en fecha 20 de mayo de 2018, en unas elecciones libres y democráticas venció a sus contendores con una votación cercana al 68% para asumir la presidencia de la República Bolivariana.

El presidente de la AN en desacato y además autoproclamado anunció a principios de julio que buscaría que el poder legislativo aprobara el regreso de Venezuela al TIAR para continuar con presión interna y externa en el propósito inconstitucional de buscar una salida a la crisis que vive el país.

Además, dijo que luego que se aprobará el TIAR en el parlamento había que buscar el respaldo de los demás países de la región con la venía de la OEA para que le dé el visto bueno a este llamado intervencionista militarmente al país Bolivariano.

El TIAR es un pacto firmado por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Trinidad y Tobago, Bahamas y Venezuela que a Dios gracias se retiró.

También conocido como Tratado de Río es un acuerdo de seguridad colectiva. Fue firmado por primera vez por 21 países en 1947, el acuerdo establece que un ataque contra uno de los firmantes es un ataque contra todos los países miembros. Venezuela, México, Bolivia, Cuba y Nicaragua han denunciado el tratado.

Aunque el tratado de la era de la Guerra Fría no requiere que los firmantes se ofrezcan mutuamente asistencia militar, muchos en la oposición venezolana ven a TIAR como un posible marco legal para una futura intervención extranjera.

No hay duda de que la AN en contumaz desacato, incurre en usurpación de funciones a los demás Poderes Públicos, específicamente, aquellas que recaen de forma exclusiva en el Presidente de la República, al pretender subvertir e igualmente desconocer los medios consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela para reincorporar al TIAR.

Además de que, tal como se desprende de los hechos noticiosos bajo el argumento de desconocer al Presidente de la República, pretenden inobservar el mandato de que sea ratificado por el presidente Constitucional Nicolás Maduro tal Tratado, lo que sólo es demostrativo de los actos de fuerza (de facto) ejercidos por el órgano legislativo con el fin de derogar el Texto Constitucional e inficionarlo a su voluntad.

Aún se encuentran vigentes las razones por las cuales la República Bolivariana de Venezuela, conjuntamente con Bolivia, Ecuador y Nicaragua, procedieron a denunciar en el año 2013 al TIAR, luego de la evaluación negativa que ha tenido el aludido convenio para la integración continental y para rechazar las agresiones militares provenientes de potencias extranjeras, como la acontecida en la Guerra de las Malvinas.

En consecuencia, cualquier actuación que se realice con la finalidad de aplicar dicho tratado, debe ser considerada un acto hostil a la soberanía nacional y una agresión al territorio, al pueblo venezolano, a la paz y al Derecho Internacional.

La historia es inequívoca

Desde su nacimiento Venezuela ha sido un país amante de la paz, consciente de que pertenece a un gran todo: NuestraAmérica. La única acción bélica de Venezuela fuera de sus fronteras estuvo indefectiblemente atada a su derecho a la autodeterminación originaria como pueblo soberano.

Sin afán de lucro, ni de gloria, de nada distinto a la liberación de la dominación imperial de aquellos tiempos, su pueblo al mando del Libertador Simón Bolívar, luchó por su independencia y de ningún modo aspiraron nuestros libertadores a reservarse botines o conquistas territoriales. La única causa era, conquistar la libertad, lograr la independencia, para ser libres.

En oposición, EEUU es un país que desde su origen se propuso como objetivo imponer un único sistema de gobierno válido: el suyo.

El sistema de sus libertades y derechos para los que acumulan recursos materiales, la opresión, y explotación de los que no disponen de bienes de fortunas o propiedades.

En cada referencia política y cada acción bélica, marcadas todas por un halo de predeterminación divina, la élite dominante estadounidense siempre partió de la infalibilidad de su estilo de vida y sistema de gobierno "predestinado" que debe ser calcado y abrazado por el resto de mundo.

Desde esa visión reducida, tiránica y excepcionalista, han desarrollado con especial saña un ejercicio agresivo, continuo, sobre lo que consideran su "patio trasero": América Latina. Un hegemón reducido por Washington en la subsiguiente frase: "América para los americanos".

Su afán de conquista y de expropiaciones de territorios, nació en los albores de su constitución como Estado, hacia finales del siglo XVIII, cuando Thomas Jefferson, uno de los fundadores de la nación estadounidense, alertó al mundo con la siguiente cofradía:

"Nuestra Confederación debe ser considerada como nido desde el cual toda América, así la del norte como la del sur, habría de ser poblada; más cuidémonos de creer que interesa a este gran continente expulsar a los españoles, por el momento, aquellas colonias se encuentran en las mejores manos, y sólo temo que estas manos resulten demasiado débiles para mantenerlas sujetas hasta que nuestra población haya crecido lo suficiente para írselas arrebatando pedazo a pedazo".

Doscientos años después, Donald Trump es claro exponente de esas doctrinas supremacista. En la América del Norte lograron efectivamente "arrebatar pedazo a pedazo" los territorios a sus pueblos originarios, a través de masacres y engaños ampliamente reseñados en la bibliografía histórica. Le compraron territorios a potencias europeas, como si la tierra fuese una mercancía más.

No olvidemos que le arrebataron la mitad de su territorio a México, todo esto con el único propósito de extender sus dominios del Atlántico al Pacífico.

En 1823, James Monroe, bajo la pluma de Jhon Quincy Adams, redacta y anuncia la famosa "Doctrina Monroe", y su celebérrima sentencia "América para los americanos". Le daban así continuidad perfecta al proyecto anexionista en su obsesiva vocación de dominación continental, con la firme intención de desplazar por completo a las potencias europeas que aún saqueaban y expoliaban nuestros territorios.

Sin embargo, para aquel momento la élite de Washington aún no habían desarrollado la capacidad bélica con suficiente robustez como para hacerle frente los imperios de entonces.

Su ascenso en la humanidad ha sido fulminante, determinante al extremo de que han puesto en riesgo la especie humana y toda forma de vida en la Madre Tierra, al considerar a la naturaleza como un bien económico lo que ha traído consigo el calentamiento global.

Pues bien, a partir de creencias, esquemas supremacistas y racistas, doctrinas y prácticas inalterables de dominación, soberbia e intolerancia ideológica, los gobernantes de EEUU han pretendido controlar al mundo, imponer su modelo y abortar los caminos alternativos de pueblos libres, soberanos e independientes.

Hace 200 años el imperio español fue echado de estas tierras. Hoy nos corresponde emular aquellas proezas epopeyicas de los hombres y mujeres que lucharon al lado de Simón Bolívar.

Levantaremos nuestra espada y nuestra voz, no sólo por nuestra propia defensa, sino por todos aquellos pueblos históricamente oprimidos y vejados por la soberbia del complejo militar, industrial, financiero y tecnológico instaurado en el corazón del poder en Washington.

El imperialismo, chocará inexorablemente con el escudo protector de la voluntad soberana de los pueblos del Sur, de Asía y el África, cuya naturaleza libertaria también había sido contrarrestada por la acción militar estadounidense, pero hoy sabemos y así lo devela la historia que en general los pueblo del mundo saben muy bien quién es el hegemón estadounidense, un imperio que buscar minimizar la especie humana.

La historia –repetimos-- ha develado la criminalidad de Washington.

 



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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