Implosión política en EEUU

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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La polarización en la política norteamericana se ha hecho tan extrema que pareciera que ya no existe ningún campo intermedio. En consecuencia el establecimiento político sufre una implosión cayendo en un abismo de su propia factura.

El presidente Trump está siendo llevado a un proceso de acusación constitucional por parte de los demócratas y sus seguidores periodísticos quienes lo acusan de ser "antipatriota" y ser un peligro para la seguridad nacional.

Trum y los republicanos contraatacan a los demócratas y contra el "estado profundo" a quienes acusan de conspirar para derribar la presidencia en un golpe de estado disfrazado de "acusación constitucional".

La Casa Blanca está recibiendo citatorios, la cámara de diputados controlada por los demócratas desea tener acceso a las transcripciones de todas las llamadas telefónicas de Trump a mandatarios extranjeros; el secretario de estado Mike Pompeo fustigó a los congresistas por "acosar al Departamento de Estado" en su búsqueda de evidencias para acusar a Trump. Trump califica al proceso de acusación constitucional, como una "cacería de brujas".

Los representantes republicanos protestan…

https://www.youtube.com/watch?v=tVCgeM9ACRo

porque el país está enfrentando el denso día de una crisis constitucional dentro de la cual los dirigentes del opositor partido Demócrata están abusando de sus cargos cuando acusan a Trump de "graves delitos" sin que jamás presenten evidencias.

Se trata de un escenario como el de Alicia en el País de las Maravillas en mayúsculas donde los veredictos más graves son emitidos antes que se presenten evidencias, para qué decir pruebas, el presidente es culpable hasta que se demuestre lo contrario.

Por su parte, Trump ha injuriado al antiguo demócrata Adam Schiff, quien preside el Comité de Inteligencia de la Cámara de Diputados acusándolo de "traición", lo cual constituye una ofensa grave. ¿La policía federal tendría que detenerlo? Schiff está acusado de coludirse con un supuesto informante de la CIA para elaborar una acusación en el sentido que Trump trató de extorsionar al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky para enlodar al candidato presidencial demócrata Joe Biden.

Esta guerra civil política en Estados Unidos pareciera no tener fin. La clase política norteamericana está literalmente destrozándose a sí misma, destruyendo su capacidad para gobernar con normalidad.

Los medios periodísticos denominados liberales al unísono con los demócratas inculpan a Trump de cometer delitos mientras ellos tozudamente aseguran que los confiables informes sobre los desmanes que Joe Biden cometió cuando ostentaba el cargo de vicepresidente para enriquecer a su hijo través de un negociado de gas en Ucrania son falsos. Muchos norteamericanos no lo ven de ese modo. Ellos perciben a Biden hasta el cuello en pasadas corruptelas; también perciben el flagrante patrón doble del establecimiento que protege a Biden de una investigación mientras atacan a Trump en cualquier oportunidad aunque las evidencias contra Trump sean escasas

A lo que Trmp está siendo sometido es igual a la "altamente probable" paranoia a la cual fue sometida Rusia por parte de Washington en años recientes. La culpa es aseverada sin evidencias. Esta se convierte en un "hecho" mediante la repetición incesante de acusaciones sin fundamento, tales como que Rusia supuestamente interfirió en las elecciones de Estados Unidos o supuestamente que desestabiliza a Ucrania. Cientos de sanciones económicas han sido impuestas contra Moscú a consecuencia de este juego de inculpaciones, juego en el que –irónicamente—Trump también ha participado.

Igualmente irónico, Trump en su más alto cargo político de presidente está obteniendo el mismo fóbico tratamiento. Al margen de que el Informe Mueller de hace dos años haya colapsado como una pila de basura por falta de evidencias, los demócratas y sus medios de prensa como también sus patrones del estado profundo, insisten en acusar al presidente de asociarse a una potencia extranjera –Ucrania esta vez—para asegurar su postulación electoral.

La transcripción de la conversación telefónica de Trump con el presidente Zelensky de Ucrania el pasado mes de julio demuestra que él no planteó ninguna exigencia en toma y daca que vinculara la ayuda militar norteamericana a una solicitud de investigación en torno a una supuesta corrupción de parte del ex vicepresidente Joe Biden. No obstante los demócratas y sus aliados en el establecimiento político insisten en proseguir con la acusación constitucional contra Trump. Sobre la base de semejante y caprichoso razonamiento este proceso de acusación constitucional parece más bien un eufemismo para "golpe de estado" con el propósito de revertir el resultado de la elección del año 2016. La debacle del denominado "Russiagate" fracasó por falta de evidencias, ahora se trata del "Ukrainegate" como un pretexto para fomentar un intento de golpe de estado.

De acuerdo con la libertad de información, un anuncio judicial señaló la semana pasada que se ha comprobado de manera categórica…

https://www.paulcraigroberts.org/2019/10/05/compelling-proof-of-the-coup-plot-against-trump/

que la indagación de Mueller fue un intento de golpe de estado para derrocar a Trump. Comunicaciones desclasificadas entre el Departamento de Justicia, el FBI y publicaciones periodísticas indican un claro motivo y una deliberada orquestación para derribar a Trump sin ninguna evidencia que indique delitos

La democracia y la constitución de Estados Unidos están siendo destruidas por oscuras fuerzas no electorales, asistidas y promovidas por prestigiosos medios de prensa tales como el New York Times. Estas fuerzas pretenden saber más y tener más privilegios que el común de los ciudadanos quienes "habrían votado de manera errónea."

La inevitable conclusión es que poderosas fuerzas políticas dentro de Estados Unidos no reconocen los derechos del electorado que votó por Trump para el cargo presidencial. Estas fuerzas no solo no respetan el principio democrático, sino que ellas de manera evidente no respetan el debido proceso ni los altos oficios de su propio gobierno. Se trata de una ideología acechante, dictatorial y fascista. Paradojalmente, estas etiquetas se las endilgan al inconformista Trump. De manera más precisa, estas se aplican a los políticos y a los medios de prensa que pretenden ser "demócratas" y "liberales."

La implosión política que se está acelerando en Estados Unidos expone como falsas las frecuentes proclamaciones norteamericanas en torno a que su país es el ejemplo de "sagrada virtud democrática e imperio de la ley". Pero, la gente que está ocasionándole daño a la constitución y a la política norteamericana son "norteamericanos patriotas." No se trata de Rusia o ningún otro adversario extranjero.

Talvez se trate de una poética justicia luego de todas esas décadas de calumnias, engaños y su auto proclamada "excepcionalidad" de vanidad norteamericana.

Estados Unidos está en guerra consigo mismo. Son los mismos norteamericanos los que están destruyendo su propio sistema político, quizás incluso su propia sociedad con sus propias manos y sus afiebrados, paranoicos y confusos cerebros –sin asistencia de ninguna potencia extranjera.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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