Mientras que Trump y sus voceros tergiversan, magnifican y distorsionan todo lo que sucede en nuestro país; cuando apareció el Covid 19 dijo qué era una gripecita; para nosotros una pandemia. Cuando ocultan la brutalidad y agresividad que a diario son sometidos el pueblo de color, los latinos y los blancos pobres. Las llamadas guarimbas terroristas de la extrema derecha, ocurridos en Venezuela, son llamadas manifestaciones de la sociedad civil. Aquí respetan los derechos humanos en las manifestaciones pacificas y si se violan se ha castigado al culpable o los culpables. Alla se reprime salvajemente a los manifestantes. En lugar de ocuparse de lo que sucede en Venezuela y mirar la basura en el ojo ajeno, debe ocuparse de la viga que pende de sus ojos; que no es otra cosa que la crisis del Covid – 19, el racismo, la violación de los derechos humanos, la injusticia social, etc.
Con el asesinato de George Floyd provoco la erupción de un volcán en el sentimiento del pueblo norteamericano, que ocasiono repudio y rechazo en todo lo ancho y largo del país. Trump ante este maremágnum de manifestaciones busca excusas por otro lado para no ver de cerca la magnitud de la rebelión colectiva. Dice que los gobernadores tienen mano suave. Busca culpables donde no los hay, que es la extrema izquierda, que son los antifas (antifacistas). En respuesta a todos estos hechos, en lugar de buscar soluciones, arremete contra ellos con toda la criminalidad, ocasionando muertes y atacando con saña, odio y crueldad; sin embargo no abandona ni da una tregua a las continuas agresiones a Venezuela, Irán o Cuba; mientras tanto su país afronta hoy una de sus peores crisis. Cualquier presidente Demócrata o Republicano, están medidos por la misma vara. En este caso el Nerón de la Casa Blanca, gobierna a través de tuitter y además de su agresividad verbal es el más genuino representante del poder económico, de las corporaciones y del sionismo.
Las imágenes que filtran las televisoras son aterradoras, policías que disparan a mansalva, manifestantes que son atropellados por patrullas de la policía. Cuadros dantescos en medio de una brutalidad desmedida de la fuerza pública. Ante todo esto la furia contenida del pueblo no se ha hecho esperar, se soltó las amarras y ha salido a protestar. Trump amenaza con diez años de prisión a quien detenga manifestando; ha sacado el ejercito a la calle; pero todo esto lo que ha permitido es que ha enfurecido aun mas al pueblo. Ya se vislumbra su despertar que lucía adormitado; solo faltaba que le lanzara una sacudida para echar a andar.
No debemos dejar pasar por alto a estos dos mastodontes que se rasgan las vestiduras por los derechos humanos en Venezuela por ejemplo; pero guardan un silencio sepulcral y cómplice, cuando alguien les hace un señalamiento o se percatan de lo que pasa en el país de la "democracia perfecta"; donde se asesinan a los negros y se ataca cruelmente a las manifestaciones. Me refiero a la Bachelet flamante representante de la Comisión ante la ONU de los Derechos Humanos y de otro no menos embaucador llamado Luis Almagro, que siempre lo vemos pidiendo intervención en nuestro país, porque aquí hay un rreeggimmeeenn que no respeta los derechos humanos; pero en EEUU no sueltan prenda para nada. Mientras tanto como dijo Pedro Carreño "soplan vientos de cambio, buscando caminos de dignidad y redención". VENCEREMOS.
