La detención del gendarme argentino tiene ribetes novelescos, pero con la particularidad que son hechos reales. Todo comienza el 15 de diciembre cuando Nahuel Agustin Gallo, cabo primero de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) se disponía a ingresar al país por el puesto fronterizo de Ureña del estado Táchira. Tanto este estado: como la frontera de Colombia con el estado Zulia, el gobierno venezolano a través de sus componentes de inteligencia vienen resguardando con mucho celo estos sitios; ante la presunción de ingresos de paramilitares y mercenarios provenientes de Argentina, Uruguay, Ecuador y España para los planes conspirativos que se están fraguando contra Venezuela. Ya fueron incautados 470 fusiles que estaban en poder de estos grupos desestabilizadores. Desde Ecuador, nos llega información, que en Quito existe un punto de reclutamiento, con dirección y todo donde se habla de honorarios, rutas de traslado a Venezuela; a través de Colombia, donde son agrupados para un posible golpe de estado y otras acciones subversivas. Detrás de todo este entramado esta el servicio de inteligencia de los EEUU.
Nahuel Agustín Gallo, el gendarme argentino, al ser detenido señaló que ingresaba al país para encontrarse con su esposa y su hija; cuando en realidad ellas estaban en Buenos Aires. En la medida que el interrogatorio avanzaba, señala que una de las acciones en la que iba a formar parte era sacar a la fuerza a los dirigentes del grupo ultraderechista de Vente Venezuela, refugiados en la embajada de Argentina y que esta acción se iba a llevar a cabo los días 23 y 24 de diciembre; donde participarán paramilitares que ingresaran al país por Cúcuta. Al conocerse la noticia de la detención del gendarme en Caracas, se prendieron las alarmas en Argentina; el primero en dar el grito al cielo fue el mismísimo Milei, luego vendría la ministra de Seguridad Patricia Bullrich; quien señalado que "La detención del gendarme argentino podría ser una causa de guerra entre Argentina y Venezuela". Ante esta amenaza Diosdado Cabello le replicó: "Es lamentable que Milei no considera causa de guerra el reclamo de las Malvinas, debido a que este mandatario se le arrodilla a la Gran Bretaña". Lo cierto es que toda esta maraña, desató un enfrentamiento entre la ministra Bullrich y la vicepresidenta Victoria Villarruel por diferencias ante la detención y presencia del gendarme en tierras venezolanas. Villarruel habría dicho que "jamás había autorizado al gendarme a ir a Venezuela; lo que está ocurriendo es la consecuencia tristemente obvia, pero como no soy del área de Seguridad no opino de las sanciones y acciones que se debieron tomar". Le pusieron una papa caliente y se la lanzo a la Bullrich, que si sabía sobre la misión. Lo cierto es que todo esto ha desatado un fuego abierto entre estas dos funcionarias. Milei, quien ya lo conocía, se había reunido en varias oportunidades con el gendarme. Ya ha hecho contacto con su familia, ofreciéndole toda su ayuda para su liberación. Todo esto apunta a que tanto Milei y la ministra Bullrich están incursos en un plan para quebrantar la paz y dentro de todo esto, evitar a todo trance la juramentación del presidente Maduro el 10 de enero del 2025.