Venezuela se ha convertido en el centro de la atención del poder hegemónico de los EEUU. Al parecer cualquier cosa `por insignificante que sea les hace perder el sueño. Se valen de cualquier señuelo para volcar su odio visceral hacia nuestro país. Se embarcaron en aquel "presidente interino", que todo el mundo lo tomó con sorna; ahora insisten en colocar a otro monigote buscando la manera más inverosímil para juramentarse como presidente el próximo 10 de enero.
Ahora los gringos aparecen con una ley Bolívar, un esperpento aprobado por el congreso norteamericano, con la que utilizan el nombre de nuestro Libertador, para agredir a nuestro país; mayor desfachatez, mayor insulto; si nos percatamos que el origen de este bodrio es apretar más las sanciones y con ella la presión económica hacia nuestro pueblo. Que adquiere mayor contundencia, si nos percatamos que la figura escogida para ponerla en práctica por el gobierno entrante de Donald Trump es el halcón de la guerra Marcos Rubio; a sabiendas que quienes están detrás del telón aupándola, son los llamados el tren de Washington; entre ellos la sayona, el títere de Edmundo, Simonobis, el vampiro Ledezma, Borges y otros de menor cuantía. Todos ellos de larga data desestabilizadora y terrorista contra nuestro país.
Ante esta arremetida el gobierno, por supuesto no se queda con los brazos cruzados y ya ha aprobado una controvertida Ley, que es algo así como un desagravio o respuesta a la ley en ciernes aprobada por los gringos. Con el nombre de Ley Orgánica Libertador Simón Bolívar contra el Bloque Imperialista y en Defensa de la República Bolivariana. Que sale a la luz pública para contrarrestar los ataques de todas las tonalidades que llevan a cabo la ultraderecha fascista contra el país. Ahora se le torna la cosa color de hormiga; al ponerle freno a un delito, con el que jugaban y evadían a su libre albedrío. En oportunidades hablaban de dialogo; pero simultáneamente aparecían con sus guarimbas, quemando a individualidades u ocasionando daños públicos o participando en invasiones o golpes de Estado o intentos de magnicidio y asesinato de personalidades del alto gobierno; o imponiendo sanciones a individualidades cercanas al gobierno. No había una ley que penalizara, estos delitos y a todos aquellos que han atentado contra la paz y la tranquilidad. O apátridas como estos del llamado tren de Washington, que van por el mundo pidiendo sanciones o poniendo al descredito internacional a nuestro país. Algunos de ellos se han convertido en multimillonarios; entregando a Citgo, Monomeros, el oro de Gran Bretaña, etc. Ahora andan de la mano con el monigote de Edmundo, conectándose con lo más granado de los países de la Unión Europea y de ex presidentes ultrosos de la derecha internacional, pidiendo sanciones y expresando a todo gañote que vendrá el 10 de enero a su juramentación: ¿Dónde? No lo ha dicho todavía. Todos estos desafueros de esta derecha golpista, se van a topar con esta Ley; que aparece como anillo al dedo para poner entre rejas a esta caterva de delincuentes.