Dándole continuidad al tejido de comentarios que ha despertado la detención del gendarme argentino Nahuel Gallo; que había sido detenido luego de haber iniciado una travesía que había iniciado en Chile a Bogotá por vía aérea y luego por vía terrestre hasta Cúcuta; donde arribo el día ocho de diciembre pasado. Ese mismo día se trasladó al puente internacional de San Antonio del Táchira. Allí mismo al atravesar la línea limítrofe fue detenido; expresando que se dirigía a Caracas, donde lo esperaría su esposa y su hijo; pero resulta que tanto su conyuge como su hijo se encontraba en la ciudad argentina de Mendoza; según lo señaló, luego la madre del funcionario. Como es de apreciar este señor, intento un ingreso por una parte que no es la más idónea, ni lógica para llegar a Caracas y menos por tratarse de un funcionario que presta sus servicios a un gobierno que, mantiene serias divergencias con el nuestro país y además por tratarse de un sitio fronterizo, bajo extremas normas de vigilancia por los organismos de inteligencia de nuestro país; por un lado, por haberse escenificado, años atrás, el altercado aquel que se llamó la batalla de los puentes, de ingrata recordación y por ser esta la vía por donde ingresan paramilitares, mercenarios, terroristas y agentes internacionales de los EEUU y de Europa; que se ha agudizado ante la cercanía de la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro y toma de la embajada Argentina en Caracas por activistas de la ultraderecha fascista de Vente Venezuela.
Luego vendría el boxeo de sombra escenificado entre la ministra de seguridad Patricia Bullrich y la vicepresidenta Victoria Villarruel, que señalo, con respecto a la detención del gendarme: "Yo no lo hubiese autorizado, alguien lo autorizó mal y en esas condiciones fue mal enviado". Recordemos que la Bullrich el 28 de marzo de este año iba enviar a ocho gendarmes a Venezuela con la finalidad de "cuidar" a militantes de la oposición. Es de pensar que si ella expresó que iba a enviar a estos funcionarios a Venezuela, era bajo su autorización. Si recordamos que Argentina siempre ha dado traspiés desde San Martin; ahora mas con el esperpento de Milei en la presidencia.
Lo cierto es que las investigaciones, continúan su curso y salen al aire nuevas conjeturas; entre ellas el ataque que iban a perpetuar a la embajada de Argentina con el fin de asesinar a uno de los asilados y de esta forma armar un escándalo a nivel internacional y posteriormente solicitar la intervención de la CPI; para esta operación militar iban a utilizar los servicios del gendarme. Esto pone en sobre aviso a Fernando Martinez Mottola, que tenía nueve meses de permanencia en la sede diplomática, junto a otros cinco; quien venía teniendo serias diferencias con sus compañeros y para cuidarse en salud y ante una posible celada opta por entregarse a las autoridades y logra su libertad, echando abajo las argumentaciones de la sayona y de Milei sobre el asedio del gobierno sobre la sede diplomática. Donde decían que no tenían agua, ni comida, de vaina no dijeron que no tenían aire para respirar. En todo esto Matinés Mottola les tumba todo. Nos llama la atención, que esta detención, no secuestro como lo tratan de calificar el gobierno argentino, ha sido tomado muy en serio por el más alto nivel, para su defensa. Esto nos pone a pensar que el gendarme no es ajeno a todo este entramado.
Luis Roa