En su primer mandato como Presidente, Putin logró la defenestración de la primitiva clase dominante proveniente de la época de Yeltsin (oligarcas), corrupta camarilla mafiosa equivalente a un miniestado dentro del Estado Ruso (el 36% de las grandes fortunas concentrarían en sus manos el equivalente al 25% del PIB, (de la que serían paradigmas Berezovksy y Jodorkovski, acusados de evasión y fraude contra el Estado y obligados a exiliarse en el extranjero), procediendo a su sustitución por sujetos de probada lealtad a su persona, sin veleidades políticas y con el único afán de lucro rápido. Putin habría conseguido la desaparición de la oposición propia de los países democráticas y la instauración del oficialismo: doctrina política que conjuga las ideas expansionistas del nacionalismo ruso, las bendiciones de la todopoderosa Iglesia Ortodoxa, los impagables servicios del FSB (sucesor del KGB), la exuberante liquidez monetaria conseguida por las empresas energéticas (GAZPROM) y parte del ideario jruschoviano simbolizado en un poder Presidencialista con claros tintes autocráticos. gobierno sustentado en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas mediante el férreo control de los medios de comunicación), la represión de las minorías refractarias,el culto a la personalidad y el dogmatismo ideológico,
El COVID-19 y el hundimiento de la economía rusa
La implementación de sanciones por EEUU, el hundimiento del rublo, la caída brutal del precio del petróleo y la subida de impuestos serían misiles en la línea de flotación de la supervivencia económica del Gobierno de Putin pues implicará serias dificultades para conseguir financiación externa, un aumento en las partidas de gasto en la compra de equipos, componentes y electrónica occidentales. Además, la irrupción de la pandemia del COVId habría afectado a un 70% de las pymes rusas por lo que el Gobierno ruso estima para el 2020 una caída del PIB del 5% que conllevará el aumento del número de parados hasta los 8 millones y una pérdida real de ingresos del 4%. Ello agudizará la pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía rusa así como la drástica reducción del sector público y la consiguiente merma de las prestaciones sociales que harán desaparecer a la clase media. Así, los recortes habrían provocado la agudización de la fractura social al quedar amplias capas de la población obligadas a vivir en umbrales de pobreza y depender de los subsidios sociales (20 millones de personas), debiendo destinar amplias partidas de las reservas para subsanar el rampante Déficit del Plan de Pensiones, quedando así diluidos los efectos benéficos de sus objetivos de impulsar la Vivienda y Sanidad Públicas, Reducción de Impuestos y el Cambio de tendencia Demográfica.
Asimismo, la estructura económica rusa controla solo 2,5% de las exportaciones mundiales y adolece de una excesiva dependencia de las exportaciones de gas y petróleo a lo que habría que añadir la obsoleta planificación estatal herencia de la época jruscheviana, pues el complejo militar, los proyectos espaciales y las subvenciones a la agricultura siguen acaparando la mayoría del presupuesto ruso condenando a la inanición financiera a la industria ligera y la producción de alimentos. Así, Putin estableció como prioridad tras su primer nombramiento como Presidente en el año 2000, la Modernización de las Fuerzas Armadas, Infraestructuras de Transporte y Energéticas y el Desarrollo de Nuevas Tecnologías,(aeroespacial; robótica; bio-medicina; bio-combustibles y nano-tecnología) con un presupuesto hasta el 2020 que alcanzaría la cifra ionosférica de 410.000 millones de euros, lo que aunado con la rampante corrupción de las élites, la decisión de aumentar la edad de jubilación y la anunciada subida de impuestos a las rentas altas, provocará una pérdida sensible de la popularidad de Putin así como el nacimiento de una creciente corriente de denuncia de la corrupción, del militarismo y de la carestía de la vida.
¿Ocaso de Putin?
EEUU quiere evitar a toda costa que Putin se perpetúe en el poder hasta el 2036 mediante una reforma de la Constitución, no siendo descartable una Revolución de Colores alentada por EE.UU. que movilizará a la sociedad rusa para protestar contra la carestía de la vida y la rampante corrupción, pudiendo reeditarse los disturbios y protestas sucedidas con Jruschov (represión del levantamiento de obreros de Novocherkaask, 1962. Asimismo, se estaría gestando una trama endógena con el objetivo confeso de debilitar el otrora poder omnímodo de Putin en el Partido y en la Administración y posteriormente lograr su defenestración política mediante un golpe de mano incruento, trama atribuible al Club de las Islas pilotado por George Soros y al exiliado ex-empresario petrolero Jodorkovski (Rusia Abierta). Dicho Golpe de mano contaría con la colaboración desde el interior del multimillonario y amigo personal de Putin, Arcady Rotenberg quien moverá a sus peones estratégicamente situados en puestos claves de la Administración, Mass Media, FSB y Ejército para tras una intenta campaña mediática contra Putin, lograr que el Tribunal Supremo ruso lo acuse formalmente de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, culto a la personalidad y errores políticos, reviviendo el golpe de mano contra Jruschov y su sustitución por Leoniv Brézhnev (1.964).