Caso Navalny, excusa para detener el Nord Stream 2

A quién se le puede ocurrir que el gobierno de Rusia fuera tan ingenuo para envenenar al opositor Alexei Navalny con la sustancia Novichok y después permitir que lo trasladaran a un hospital de Alemania para su posterior tratamiento.

Como se ha hecho público, el presidente estadounidense Donald Trump y sectores de derecha en Alemania, quieren detener por cualquier medio la construcción del gasoducto Nord Stream 2 que llevaría el preciado combustible desde Rusia hasta varias naciones europeas.

Ese gasoducto de 1 230 kilómetros de tubería que se encuentra al 97 % de su fase final, posibilitaría que países europeos adquirieran el gas a mucho menor precio del que Estados Unidos intenta venderles.

En sus esfuerzos hegemónicos, la administración Trump ha impuesto "sanciones" a varias empresas y entidades financieras de la Unión Europea (pese a que estas naciones siempre han sido su fiel aliado) con el afán de detener esa obra ingeniera que sale desde Rusia por el fondo del mar Báltico hasta Alemania y pasa por las zonas económicas territoriales o exclusivas finlandesas, suecas y danesas.

Pero reflexionemos sobre el Caso Navalny, quien el 20 de agosto durante un vuelo a Moscú, se sintió mal y el avión donde viajaba aterrizó de emergencia en la ciudad rusa de Omsk donde fue hospitalizado en estado grave.

Antes de embarcar, Navalny bebió té en el aeropuerto de Tomsk por lo que sus partidarios comenzaron a divulgar de inmediato que ese líquido podría estar envenenado, versión que compartió la familia del opositor.

Contrariamente, los médicos del hospital de emergencias de Omsk afirmaron no haber encontrado ningún rastro de veneno en el organismo del paciente, y diagnosticaron que tuvo un trastorno metabólico. Navalny fue ingresado en el hospital con un coma de origen desconocido, y casi de inmediato los especialistas decidieron inducirle a un coma médico.

Durante las 44 horas que pasó en el centro clínico de Omsk, los médicos le realizaron un total de 60 estudios bioquímicos, entre estos, 25 para evaluar los niveles de azúcar en sangre, y varios electrocardiogramas, según el jefe de toxicólogo de la institución, Alexander Sabáyec.

Los especialistas, que le salvaron la vida, explicaron que el opositor lo que padeció fue un trastorno metabólico por una fuerte caída en los niveles de azúcar en sangre.

Seguidamente y a petición de la familia, fue trasladado al hospital Charité de Berlín, en Alemania donde a las pocas horas, se le diagnosticó una intoxicación con una sustancia del grupo de los inhibidores de la colinesterasa.

El portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert señaló a la prensa que los análisis hechos por un laboratorio de las Fuerzas Armadas de Alemania muestran que fue envenenado con una sustancia de la familia Novichok e indicó que la canciller Angela Merkel no descartaba la posibilidad de que el Nord Stream 2 se viera afectado por ese incidente.

Trump en una eufórica conferencia en la Casa Blanca dijo que desde hace tiempo estaba tratando de detener el proyecto porque por ese contrato, Alemania le dará millones de euros a Rusia y él quiere defender a Berlín. Tamaña afirmación no la creen ni sus propios allegados.

El gobierno ruso ha solicitado a la parte alemana trabajar en conjunto para determinar realmente lo que sucedió, pero se le han denegado los posibles datos al respecto. El toxicólogo Alexander Sabáyec, significó que Navalny no pudo ser envenenado con el agente nervioso Novichok, ya que de haber sido así, hubiera muerto a las pocas horas de ser ingresado en el hospital.

Reafirmó el científico que en el organismo del opositor durante su estancia en el hospital de Omsk no se hallaron rastros de sustancias tóxicas y que en caso de intoxicación por compuestos organofosforados (uno de los cuales es Novichok) "es imposible salvar a una persona sin un procedimiento de ultrahemodiafiltración. Es decir, no hubo envenenamiento.

"Si Navanly hubiera sido envenenado con Novichok, habría muerto en las primeras horas en que llegó al hospital de Omsk. La intoxicación por organofosforados es muy grave, fatal" concluyó Sabáyec.

A principios de 2018, los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses, realizaron un montaje para tratar de culpar a Moscú de haber envenenado al ex doble espía, Serguei Skripal con un gas que según indicaron se fabricaba en la antigua Unión Soviética.

Después de mucha algarabía por parte de la prensa hegemónica occidental, quedó demostrado que todo resultó un complot pues Londres, al igual que ahora Alemania, no mostró pruebas fehacientes.

Con el caso Skripal se intentaba disminuir la gran popularidad que tiene el presidente Vladimir Putin, boicotear el mundial de fútbol que se realizó en Rusia (cuya sede no pudo obtener Gran Bretaña) y la posición soberana asumida por Moscú de no dejarse arrebatar la estratégica península de Crimea.

Las intrigantes campañas de Occidente contra Rusia, ya sean con Navalny o Skripal, continuarán porque les duele que desde la llegada de Putin al poder hace 20 años, esa nación se levantó como una barrera contra las políticas imperiales y neoliberales que Estados Unidos y sus aliados intentan imponer a nivel mundial.

Si las naciones europeas no se vuelven a doblegar ante Washington, el Nord Stream 2 concluirá en los próximos meses.


 



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Hedelberto López Blanch

Graduado de contador (1967) y Licenciado en Periodismo (1972). Ha reportado numerosos eventos internacionales celebrados en Cuba, Angola, Zambia, Mozambique, Libia, Tanzania, Qatar, Zimbabwe, Sudáfrica, Alemania y Rusia. Fue corresponsal permanente de Juventud Rebelde en Nicaragua y asesor de redacción del diario Barricada en esa nación centroamericana entre 1985 y 1987. Ha obtenido varios premios de periodismo.

 hedelberto@yahoo.es

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