Tras el inesperado triunfo de Donald Trump en las Presidenciales de EE.UU, asistimos a la irrupción del llamado “escenario teleonómico” (en contraposición al ”escenario teleológico” actualmente vigente) que vendrá marcado por dosis extremas de volatilidad y que tendría su plasmación en el ascenso meteórico de la nueva estrella del firmamento neoliberal español, Isabel Díaz Ayuso. Así, Ayuso se habría convertido en el vivo reflejo de la incongruencia trumpiana que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional y como en el caso de Trump, sus controvertidas decisiones y manifestaciones rozarían la megalomanía, “entendido como delirio de grandeza que provoca que el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión” (ser la némesis de Pedro Sánchez ).
Por su parte, Edward L. Bernays en su libro “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento. Así, según L. Bernays, “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía”, por lo que la propaganda de Ayuso estará dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta.
El ideario de Ayuso incluiría los puntos esenciales del ideario populista: lema de campaña sencillo y directo (Socialismo o libertad), culto al líder y permanente oposición al mal, simbolizado en la persona de Pedro Sánchez y cuyo primer efecto nocivo sería el finiquito del paradigma vigente en las últimas décadas (Teoría de lo “políticamente correcto). Así, el pensamiento de Ayuso sería rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción y sufre de un delirio de grandeza que provoca que “el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión”(Derrotar al Socialismo).
Asimismo poseería un ADN dotado de la triple enzima trumpista (autocracia,instauración del paraíso neoliberal y retorno al “pensamiento único heteropatriarcal”) y perseguiría la instauración de un sistema autocrático, forma de gobierno ejercida por una sola persona, para lo que necesita una mayoría absoluta. La autocracia seria una especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal) que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes totalitarios (centralista, heteropatriarcal e inflexible), por lo que Ayuso sería la heredera natural del legado trumpista
Sin embargo, la presentación por PSOE y Cs de una moción de censura contra el Presidente de Murcia, el popular López Miras, le habría obligado a revisar su actual estrategia e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente el “uso de comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores posibilidades de adaptación en función de una situación concreta” y que tendría su plasmación en la convocatoria de Elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid para el mes de Mayo. Asimismo, la inteligencia mediática se distingue por “una extraordinaria capacidad para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato” (Presidenta del PP) y cuyo primer paso sería lograr la mayoría absoluta en las próximas elecciones madrileñas para seguir apostando por la economía en detrimento de la salud.