La desafección de Unidas Podemos respecto al Gobierno Sánchez se podría agudizar en los próximos meses tras la constatación del fracaso de la derogación de la Reforma Laboral abanderada por la actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lo que conllevará la salida de Unidas Podemos del Ejecutivo y la posterior formación de un Gobierno monocolor del PSOE, quedando en el entreacto Pedro Sánchez huérfano del sustento parlamentario de los grupos periféricos vascos y catalanes. En consecuencia, tras una breve travesía del desierto, se antoja ineludible la convocatoria por Sánchez de unas Elecciones anticipadas en el 2022 con el objetivo confeso de fagocitar los votos de Unidas Podemos y lograr una holgada victoria al aprovechar las sinergias post pandémicas simbolizadas en la resurrección del sector turístico amén de la llegada de los prometidos Fondos de la Unión Europea.
El endemismo de la Cataluña invertebrada
Las recientes elecciones celebradas en Cataluña habrían escenificado la imposibilidad de reeditar el Tripartito en Cataluña (PSC, ERC y En Comú) tras el triunfo de una mayoría independentista que podría desempolvar el pulso con el Estado central con la declaración de la DUI . Así, el nuevo Govern presidido por Pere Aragonés estaría reafirmado en una sólida conciencia de pertenencia a la Nación Catalana, dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el Estado español y no cejará en su empeño de lograr la República Catalana, tarea que se antoja utópica en la actual Unión Europea.
En consecuencia, la estrategia del nuevo Govern teledirigido por Junqueras y Puigdemont será privar de su apoyo parlamentario en el Congreso al Gobierno de Pedro Sánchez para forzar la convocatoria de Elecciones estatales para el 2022 con la esperanza de un triunfo de la derecha en el conjunto del Estado que le posibilite romper todos los puentes del diálogo con el Gobierno central. Así, ante la imposibilidad legal de celebrar un Referéndum sobre la Autodeterminación de Cataluña, reeditará el pulso con el Estado central con la declaración de la DUI (Declaración Unilateral de Independencia) y esperará la posterior implementación por el Gobierno Central del 155 que le haría aparecer ante los ojos del mundo como una víctima del Estado totalitario español. Ello implicaría la suspensión sine die de la Autonomía catalana, el control total por el Gobierno central de los Mossos y de los medios de comunicación así como el ingreso en prisión de los miembros de la Generalitat y Presidente del Parlament , proceso que podría reeditar los trágicos sucesos de octubre de 1934 acaecidos en la II República durante la presidencia de Alcalá-Zamora.
¿Apertura del Frente del Norte?
En el supuesto de triunfar en las elecciones la nueva CEDA representada por PP y Vox (previa absorción de los restos del naufragio de Ciudadanos), asistiremos a la instauración de una nueva Doctrina autonómica que consistiría en la implementación de un Estado basado en el sui generis "café para todos" y que será un misil en la línea de flotación de la pervivencia de los regímenes forales diferenciados vasco y navarro y su capacidad autogestionaria. Dicha ofensiva recentralizadora supondrá el finiquito a las transferencias pendientes tanto a Navarra como en Euskadi y la implementación del recurso sistemático ante el Tribunal Constitucional de leyes aprobadas en los Parlamentos Vasco, navarro basándose en el artículo 161.2 de la vigente Constitución que señala que "el Ejecutivo central podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las CCAA". Ello supondrá "de facto" vaciar de contenido las competencias legislativas de los Parlamentos forales vasco-navarros, medidas restrictivas que podrían convertir tanto a Euskadi como a Navarra en autogobiernos devaluados, enconsertados y sometidos a los dictados del Gobierno Central o Tribunal Constitucional de turno, lo que podría desembocar en la apertura del Frente del Norte contra la regresión centralista del Gobierno de Madrid.