El conflicto cercano-oriental los problemas más importantes es darle solución

El Cercano Oriente sigue siendo un foco de peligro y a la vez generador de problemas difíciles de resolver. Pero, hablando de la esencia y de la base conceptual del arreglo político, a este respecto el punto principal es obrar con justicia; Las tropas israelíes deben ser retiradas de los territorios ocupados por ellas desde junio de 1967; deben ser reconocidos los legítimos derechos del pueblo árabe de Palestina a la autodeterminación, incluido el derecho a formar Estado propio; todos los Estados del Cercano Oriente, comprendido, naturalmente, el Estado de Israel, se les debe garantizar en firme la posibilidad de vivir en paz y entre fronteras seguras y reconocidas.

Los países capitalistas comienzan a comprender el peligro carácter de estos problemas, comprendidas las artificiales limitaciones en el comercio internacional, la deuda exterior, el intercambio no equitativo. Pero se busca soluciones a base de absolutos métodos neocolonialistas. Podemos afirmar que todo esto promete nuevos atolladeros, nuevas complicaciones y mayores sufrimientos para los palestinos, con todas las consecuencias políticas dimanantes de esta situación.

El creciente papel que se asigna al factor humano, está estrechamente vinculado a la democratización más profunda de la vida de la sociedad en todos sus aspectos. Sin democracia no existe iniciativa, sin democracia no existe participación directa en la administración de la producción, sin democracia no existe justicia social, sin democracia no existe compromiso de cada uno con toda la sociedad. Venezuela se ha optado a la democracia socialista es nuestro objetivo y un potente instrumento de la reestructuración.

El socialismo no pudo mostrar todas sus posibilidades, ni la riqueza de su contenido, no sólo por motivos subjetivos, sino también debido a una situación histórica. Demasiado complejas, cuando no crueles, fueron las condiciones objetivas, por primera vez en la Historia, a construir una sociedad socialista: la intervención armada, el bloqueo económico, el coronavirus, las provocaciones bélicas, la constante presión del imperialismo.

Como ha ocurrido en el caso de las fronteras previas de la Escuela Chicago, la racha de crecimiento de Israel tras el 11 de septiembre se ha visto marcada por la rápida estratificación de la sociedad entre ricos y pobres dentro del Estado. El aumento de la seguridad se ha visto acompañado por una ola de privatizaciones y de recortes en los fondos de programas sociales que ha aniquilado prácticamente el legado del sionismo laborista y ha creado una ola de desigualdad como nunca antes los israelitas habían conocido. El 24,4 % de los israelíes vivían por debajo del umbral de la pobreza, con un 35,2% de niños pobres, frente a un 8 % de niños en esa situación veinte años antes. Aunque los beneficios del boom no han sido repartidos ampliamente, han sido tan lucrativos para un pequeño sector de los israelíes —particularmente para el poderoso segmento que está tan perfectamente integrado tanto en el gobierno como en el ejército, con todos los conocidos escándalos de corrupción corporativa— que un incentivo crucial para la paz ha sido eliminado.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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