Es bueno reflexionar sobre las  verdaderas razones  por las cuales  el
país más poderoso del mundo, con los organismos de inteligencia más
sofisticados en el Pentágono, el Comando Sur y la Casa Blanca, con
tentáculos  para manejar y dominar  el destino de pequeños y grandes
países y con capacidad para mimetizarse e influir en los más
recónditos rincones  del mundo. Con todo este poderío  luce “incapaz”
para frenar el ingreso de drogas; entre ellas la cocaína y la heroína;
 proveniente de países  del tercer mundo; tales como Colombia y
Afganistán, entre otros. Más aun,  Colombia un país invadido y
controlado por los gringos, con más de 13 bases militares, que están
allí para controlar el flagelo del cultivo y el tráfico de la cocaína;
sin embargo  ha ocurrido todo lo contrario;  desde el momento de su
arribo a ese país, ha existido como un efecto multiplicador en la
producción de estos renglones. Situación similar se dio en Afganistán
hace 20 años. Antes de poner la bota militar en ese país, el consumo y
el cultivo de heroína era penalizado por los talibanes con la pena de
muerte. Con la llegada de esta gente se despenaliza su cultivo, dando
un giro fabuloso  la producción de este estupefaciente.

Ahora bien con todo este poderío que maneja EEUU, que podría ser
utilizado para controlar ese mundo de las drogas; solo le bastaría
valerse sus organismos de inteligencia y contrainteligencia, con un
seguimiento que abarcaría desde el cultivo, comercialización hasta
llegar a su destino final, poniéndole el ojo a las diferentes rutas,
tipos de transporte para erradicar  de raíz ese mal que tanto daño le
ocasiona a la humanidad.  Solo con aplicar algunos controles de los
mismos que ponen en práctica con los inmigrantes que ingresan
ilegalmente a su país, nada humanitarios por cierto; mientras que con
la droga se hacen los desentendidos y buscan por todos los medios de
involucrar,    países como Venezuela y Nicaragua, señalándolos como
narcotraficantes a sabiendas que estos dos naciones mantienen una
guerra frontal contra los estupefacientes y está comprobado que nada
tiene que ver con la producción y tráfico de droga alguna; mientras
que  Colombia  que tiene el “honroso” lugar como el principal país del
mundo productor de cocaína, ni la mencionan.

Cabe destacar que los países del mundo no se chupan el dedo y saben
por dónde ventea  cuando de drogas se trata, pero se sientan
incapaces de enfrentar al tío Sam, por temor a represalias,  sumisión
o por su condición de  lacayismo. Habría que preguntarse, por qué
razón   minimizan los controles del ingreso de la droga a ese país,
disponiendo de un organismo tan poderoso como la DEA,  con un poder
descomunal para dar al traste con ese temible monstruo, se haga el
desentendido. En el ambiente mediático, que uno sabe para qué equipo
juegan, nunca se escucha que haya sido detenido y juzgado algún capo
mayor norteamericano que sea responsable de su  distribución, siempre
responsabilizan a narcos con nacionalidad de otros países. Si se
analiza desde el punto de vista de las variables  económicas, tenemos
que el armamentismo y la droga constituyen un eje fundamental en la
formación del PIB de EEUU. En otro orden de ideas tenemos a una
juventud gringa, con una formación tecnológica envidiable, flaquean en
el campo social, comportándose como seres  robotizados,  permisivos y
sin ninguna capacidad de respuesta; donde la droga  es como una
especie de caldo de cultivo para fortalecer ese individualismo, que lo
neutraliza, sin capacidad de rebelarse ante las injusticias,
convirtiéndolo en un eunuco político. Recordemos que en las
conflagraciones guerreras de Vietnam, Irak, Afganistán y paremos de
contar a los soldados le permitían el consumo de drogas para rendir al
máximo y así  actuar sin escrúpulo alguno.