Nadie salva al pueblo porque su liberación es obra del mismo pueblo luchando contra la opresión

1. Hasta hace 100 años, antes de las llamadas primera y segunda guerra mundial, se registraban más rebeliones o levantamientos de los pueblos muy descontentos con su situación económica –la mayoría muy violentas- contra los ricos opresores, buscando evitar la explotación y el hambre. Sin embargo, al crecer la tecnología, así como el poder de los ejércitos, las rebeliones se redujeron en número porque los trabajadores fueron más controlados por los gobiernos capitalistas y por las leyes que construyeron para beneficio propio. Así surgió la llamada democracia, el parlamento, los partidos políticos y los gobiernos que se autoproclamaron los defensores del pueblo.

2. Sin embargo ya Marx, desde 1847 –comisionado junto a Engels por delegados de varios países a redactar un Manifiesto Comunista como un programa de lucha- respondió a gobiernos y empresarios que se autoproclamaban defensores de la vida de los trabajadores lanzando la consigna: "La liberación de los trabajadores tiene que ser obra de los trabajadores mismos", que era un llamado a los obreros, a los productores, a no dejarse engañar por partidos, políticos y capitalistas. En adelante ningún marxista, socialista, podría autocalificarse como defensor del pueblo, sino como colaborador, ayudador, participante, de las luchas de los trabajadores. El pueblo adquiere conciencia de clase en sus luchas.

3. Marx, en ese Manifiesto, adelantó que la clase obrera de los países desarrollados –al tener conciencia de que es víctima de la explotación, la opresión y de su miseria- enterraría a la clase capitalista haciendo una revolución. Pero a pesar de sus profundos estudios, al morir en 1883- no pudo visualizar que el capitalismo lograría un gigantesco cambio a fines de siglo y principios del siguiente llevando a las dos enormes guerras. No solo cambió la tecnología, la producción, el desarrollo, sino incluso el pensamiento de la Primera Internacional (revolucionaria) que él fundó en 1864 sino que en 1889 apareció la Segunda Internacional (reformista) de Berstein y Kautski que serían guía de muchos partidos socialdemócratas.

4. ¿Cómo podrán los trabajadores desarrollar su conciencia de clase y de lucha para que ellos mismos se liberen? En primer lugar comprendiendo que el sistema capitalista debe ser destruido porque todos sus gobiernos, sus ejércitos, sus leyes, sus medios de información, están al servicio de los millonarios que los explotan y oprimen; que jamás deben dejarse engañar con promesas, con leyes y propaganda informativa; que si logran que algún gobierno busque ayudar esto sólo podrá conseguirse con la permanente presión de las luchas de los trabajadores que los obliguen a cumplir sus demandas. La conciencia se logra en las luchas, en los debates, en las asambleas; nunca en discursos, novelas, sermones, de los enemigos.

5. La formación de la conciencia se impone en el sistema social: en el hogar, la escuela, la iglesia, el trabajo, la sociedad. ¿Cómo obtener una conciencia de ayuda solidaria, de apoyo a nuestros semejantes, de defensa de nuestros derechos, si todos los medios de información (TV, radio, prensa) se pasan la vida llamando al individualismo, al consumismo, al ventajismo, al enriquecimiento, al robo, a la agresión)? Por ello hay que insistir en que nuestra liberación depende de lo que hagamos nosotros mismos. Que ningún gobierno ni empresario alguno hará nada por nosotros si no luchamos –junto con nuestros compañeros de clase- a batallar contra los que desde hace muchas décadas o siglos nos han tenido oprimidos.



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Pedro Echeverría


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