1. Fuerte la confrontación por dinero millonario la que se registra desde hace tres años entre el presidente López Obrador y los que dirigen el Instituto Electoral (INE). AMLO les reclama justamente porque los gigantescos gasto del INE al presupuesto público no deben subir más; en tanto los funcionarios del INE –quienes cobran además un salario tres veces superior al del presidente- se niegan a realizar alguna consulta demás sin exigir un pago extra. El INE está integrado por representantes de partidos (hoy de "oposición") y López Obrador no ha podido hacer nada contra ellos –ni contra los jueces- por ser un presidente suave, blandengue.
2. En México casi nunca ha existido la confrontación ideológica, de propuestas o programas, de altos niveles, entre funcionarios y políticos. Siempre son de asuntos personales, por cargos políticos y dinero. Apenas toma posesión un nuevo gobernante para un sexenio, ya empiezan las precampañas para colocar a los sucesores escogiéndolos en los altos cargos de gobierno sin importar si tienen capacidad, si tienen trabajo político con la población, sin son conocidos por sus acciones. El PRI puso el modelo hace 90 años y todos siguen el mismo camino de corrupción política. Con la única excepción de López Obrador, que sí recorrió el país tres veces, ningún político durante 90 años ha sido seleccionado por su trabajo, sino por chupadedo del presidente.
3. Jamás he considerado importante los procesos electorales. Los izquierdistas (hoy poquísimos) –participantes de las luchas sociales y las grandes manifestaciones en las calles, nunca hemos votado. Primero porque hasta el año dos mil el PRI "ganó" –mediante arreglos- obligatoriamente los comicios; en segundo lugar porque el ejemplo de la revolución cubana triunfante, así como el asesinato del electoralista Allende, calaron nuestra ideología. Decíamos: "Para qué votar si el PRI/gobierno se impondrá y los demás partidos han sido subsidiados durante décadas por el mismo gobierno". Por ello siempre repetimos: ¡No votes, lucha!
4. Aunque esa consigna siempre fue minoritaria, sigue siendo válida; por el contrario la consigna que siempre impuso el gobierno, empresarios y derechistas, manejando mucho dinero, fue "vota, no luches"; dicen que basta con depositar el voto cada tres o seis años para cumplir como ciudadano con la constitución y las leyes. Y como repiten que los gobiernos siempre están al servicio del pueblo, cualquier lucha o protesta puede llevar a la represión y el encarcelamiento. Así que es mejor no meterse en nada y esperar depositar el voto. Así ha acostumbrado la clase dominante al pueblo, dejándolo en la más grande ignorancia política para acarrearlo en cada elección comprando sus votos.
5. Nuestra revolución de 1910-17 fue burguesa porque construyó un país capitalista absolutamente desigual: mil multimillonarios (empresarios y grandes políticos) contra 130 millones de pobres, miserables, hambrientos y desempleados; a éstos los obligan con dinero, regalos, con acarreo, etcétera, a votar por personajes que escogen los ricos. Así ha sido siempre por órdenes de la clase dominante. Si por el contrario se movilizan para exigir sus derechos y protestar, los tratan como "minorías", infiltrados, anarquistas, que deben ser reprimidas. A pesar de ello no debe olvidarse que llevamos más de un siglo de elecciones y la desigualdad es mayor. En las luchas nos reprimen; pero llegará el momento en que por conciencia enterremos a la clase dominante.