El Nuevo Orden Mundial (NOM) es un plan diseñado por el creador de los Iluminatis o el Sionismo, que opera detrás de otros grupos como la masonería o sociedades como CFR, Bilderberg (todos judíos jazaros) que tienen el control absoluto del poder financiero mundial, incluyendo la Reserva Federal de los EE.UU.; la familia más poderosa son los Rothschild quienes ayudaron a fortalecer el imperio de los Rockefeller, también de los Iluminatis. Ellos financiaron las dos guerras mundiales, para crear la ONU, y quitarle la tierra a los palestinos para crear el estado sionista genocida de Israel. Su plan —o más bien su conspiración— tiene como propósito derrocar a los gobiernos y reinos del mundo, de erradicar en todo el planeta todas las religiones y creencias para crear una religión universal, una moneda única, basado en un sistema extremadamente uniformizador, según ellos “perfecto”. Son los creadores de armas biológicas o virus, como el Coronavirus (la nueva pena de muerte que diseñaron para asesinar a la humanidad). Crean las guerras, las financian y se autoproclaman como los demócratas del mundo, imponen su hegemonía y control en aquellos países que cuentan con recursos energéticos, agua, tierras, en nombre de la libertad. Actualmente crearon un escenario bélico, a base de falsos positivos, entre Rusia y Ucrania, liderado por los EE.UU. Lamentablemente estamos bajo su dominio, son quienes tienen el control mundial, ya el NOM existe. El presidente ilegítimo de los EE.UU. lo quiere liderar, con una máscara sonriente, es el eje del mal: el presidente número 46 del año 2022.
En su discurso sobre el estado de la unión 2022, Biden hizo gala de la invasión rusa a Ucrania, alimentando de manera sádica a los estadounidenses para fortalecer su poder, insistiendo en que la unidad de occidente contra Putin podría considerarse una victoria en sí misma, imponiendo una presión internacional contra su economía, defendiendo “la democracia sobre la autocracia”, donde la supremacía de los EE.UU. quiere catapultarse para forzar su NOM en contra de la voluntad de los pueblos para oprimirlos, esclavizarlos y evitar que alcancen su despertar. Este último su objetivo principal. El presidente No. 46 no está interesado en resolver los problemas económicos de su país; sus amenazas y pasión por las guerras pueden poner en peligro a los estadounidenses; él, junto a sus panas demócratas centristas y progresistas, podrían arruinar las perspectivas de un paquete de medidas que harían más fuerte al país, incluyendo las de su hijo experto en hacer negocios con el petróleo. Biden ha logrado un mayor apoyo de “los cultos” europeos con su política de ataque contra Rusia y China, vista ésta como un gran competidor en todos los ámbitos y un rival sistémico para sus avances hegemónicos y guerrerista, ya que estos países no permitirán que se instale un NOM al estilo del imperio, ya que como dijo Putin, desde la época de Richard Nixon hasta la de Biden los presidentes de EE.UU. han perpetrado los crímenes de guerra más horrendos de la historia de la humanidad que superan a los de las dos guerras mundiales, sin tener derecho a hacerlo. El Dr. Zolta Grossman describe 150 operaciones militares, desde el año 1890 hasta nuestros días, llevadas a cabo por el ejército gringo en contra de países extranjeros. En este informe no aparecen los ataques a la industria petrolera, al corazón eléctrico, el financiamiento a la derecha para asesinar a los chavistas y desestabilizar los gobiernos de Chávez y de Maduro, en Venezuela. Según documentos revelados por Moscú, en Ucrania hay actividades biológicas del Pentágono; la existencia de un fondo de inversión del hijo de Biden, confirmando además, vínculos entre ese fondo y contratistas del Pentágono, sumado a los 30 laboratorios biológicos que ya había denunciado Rusia, los cuales promovían patógenos virulentos a través de aves migratorias, lo que aumenta la probabilidad de que el ejército de EE.UU. fue el que introdujo el COVID19 en Wuhan (China). EE.UU. cuenta con 614 bases militares en todo el mundo ¿cuál es su propósito?
Se puede inferir que todos los presidentes de EE.UU. pertenecen al lado oscuro; pero es que Biden tiene una connotación especial que pocas veces ha distinguido a los presidentes gringos, él es el presidente No. 46 del año 2022 de los EE.UU., es el presidente de la oscuridad; que además proponga al mundo que liderará el NOM, es algo terrible. A estos efectos todos los países del mundo deben evitarlo, especialmente Venezuela que tiene una simbología especial —no solo por los recursos energéticos, sino por lo que representa desde el punto de vista espiritual, como lo señalan Jairo Vargas y Amilcar Briceño en sus libros “El encuentro como ladrón en la oscuridad” y “La reina de Sabá”—, por esta razón el presidente Maduro debe liderar un cambio estratégico geopolítico con los acuerdos que ha realizado con el imperio, debe revertirlos de manera inmediata, porque los efectos a nivel mundial pueden ser superiores a la de un holocausto, jamás visto. Venezuela, por ser la tierra de los orígenes está obligada a ayudar a la humanidad ante la imposición del eje del mal de pretender instaurar un gobierno supremacista en detrimento de la humanidad. No podemos seguir subyugados. La libertad espiritual nos la arrebataron una vez, hoy está amenazada nuevamente. El poder oscuro no dará tregua para que los despiertos ayuden a la humanidad a evitar una nueva catástrofe. El poder oscuro está representado por Biden, su simbología lo indica (46), representa a la bestia (2022), no es casual, nada lo es. No se trata de apocalipsis o de interpretaciones bíblicas, porque la biblia es un instrumento de manipulación creado por ellos mismos. Lo más lamentable es que los estadounidenses siguen apoyando a seres como estos, que sigan permitiendo que sus oscuros presidentes roben, saqueen, cometan genocidios e invasiones; pero esto no es casual, todo está calculado. Los imanes se atraen.
El NOM que lidera el presidente No. 46 de los EE.UU. en el año 2022 representa lo negativo, el desequilibrio de lo natural, el salto del origen al caos; la bestia buscando alianzas (Europa) para desestabilizar no solo a países a través de la guerra (como Ucrania – Rusia), y apropiarse de los recursos energéticos, robar y saquear a otros pueblos y hacer creer que es para llevar “la democracia y la libertad” al mundo, esto es la pantomima; es para controlar tu mente y espíritu, esta es la verdadera guerra; el escenario es la mente, matar a la humanidad, dominar nuestra consciencia, de ahí que han cerrado medios televisivos, bloqueado redes, prohibir noticias que transmiten la verdad para evitar que la población esté informada, a los fines de transmitir solo lo que ellos quieren y que tú pienses lo que ellos quieren que pienses; es la guerra cognitiva, espiritual, el dominio de tu ser, y ésta solo lo puede hacer el poder oscuro, el eje del mal, la bestia de Biden. El No. 46 (10), representa el salto de lo natural a lo antinatural; es decir, el salto del origen que siempre fue a lo que es ficticio e irreal. El 2022 (6) representa a la unión de quienes manejan al mundo del lado adverso, con el fin de dominarlo en su totalidad, por la Ley de los Caídos. Otros expertos en numerología dirán otras cosas. Sin embargo, solo basta mirar los hechos, las coincidencias y lo que representa Biden. Por supuesto, que él es la mansa paloma de toda esa suciedad, él es un representante de ellos, ya que al final es un títere de lo que yo llamo la Tríada del Poder Oscuro. Si usted amigo lector sigue creyendo que el malo es Putin y Xi Jinping y que el bueno es el psicópata de Biden, es porque su mente está en un profundo letargo. El sistema capitalista como parte de esa tríada oscura, no le permite ver que los hombres y mujeres que siguen estos personajes son sus enemigos; ese sistema perverso que ellos defienden para que reine la hambruna, la guerra, la miseria, las invasiones, niños sin padres y sin futuro. Hay que salvar a la humanidad y transformar todo lo que deba ser transformado. Es el tiempo, es la hora de realizar cambios trascendentales en el mundo, por el mundo y para el mundo. No al NOM de Biden; SÍ a un NOM Humanista!