Zelenski supone que Ucrania es un gran escenario o teatro donde su pueblo representan el elenco de actores de reparto que el podrá dirigir desde el púlpito de su poder y desenfreno con un único objetivo dentro de su enfermiza y delirante pasión de vida como comediante que es montar la más importante de sus absurdas y obscenas comedias: Enrumbar a su pueblo a una estúpida guerra sin límites ni control contra La Federación Rusa a sabiendas de tal afrenta implicará mayor daño y sufrimiento para el pueblo Ucraniano que desde hace un mes huye de su propio País a desbandada a naciones limitrofes y un gran suicidio en masa de su propia población; sacrificio humanitario sin precedente para solo complacer al público de galería y por supuesto reventar las ganancias de quienes ganan por matar, representado por la industria bélica militar corporativa norteamericana a la que Joe Biden y su hijo son fieles promotores, la OTAN y por supuesto a quienes contribuirán con millones de muertos de sus connacionales desde la desfasada UE en ese escenario de guerra sin cuartel.
Una obra de muerte y de destrucción donde Zelensky jura y perjura que saldrá vivo para recibir un Oscar como mejor actor de la obra más sangrienta y real que será la envidia de los oprobiosos guiones Holiwodense en la próxima y putrefacta escogencia que la Academia del Cine y las artes realiza anualmente desee hace décadas. Más que un comediante Zelenski será recordado como el más auténtico actor de terror que se conocerá después de esquizofrénica vida del emperador Romano Nerón que cuando en el año 64 D/C cumplía 10 años en el poder decidió incendiar a Roma mientras en tocaba plácidamente el Violín.
