La infame suerte que nadie quiere tener ni nos merecemos después de muertos

Sobre la situación que se vivió en el País durante dos años para que familiares, compañeros de lucha por muchos años, amigos y compañeros de trabajo se enterace del paradero final y desenlace que ha terminado teniendo el caso de Carlos Lanz Rodríguez, después de las revelaciones que el Ministerio Público hizo con detallada revelaciones sobre la íntimidad y macabra manera que supuestamente aplicaron la compañera de vida de Carlos Lanz en concierto previo con coautores, cooperadores, complices y encubridores para no solo "desaparecerlo" sino asesinarlo aún cuando no existe o por lo menos no se ha puesto al descubierto con la debida experticias forense la osamenta que signifique la determinacion inequivoca del "cuerpo del delito" como prueba contundente para enjuiciar y condenar a las personas señaladas en ese insólito crimen, tengo la impresión que se ha abierto paralelamente una suerte de concurso maniqueos de opinadores de oficio que han salido a declarar públicamente con escritos, artículos de opinion, programas de radio y TV, y particularmente usando las redes sociales para desatar una absurda, irresponsable y hasta criminosa campaña de descredito contra el propio Carlos Lanz Rodríguez y además contra lo dicho sobre ese caso por el Fiscal General, aunque algunos lo halagan y felicitan y otros lo critican y ponen en entredicho lo aseverado en los medios por tan alta autoridad sobre el real destino final del malogrado dirigente político y social.

Nunca había visto que un mismo hecho sirviera para propósitos contrarios y hasta incongruentes entre propios y extraños. He podido leer y a veces oír opiniones francamente detestables, obscenas y llenas de una perfida intencionalidad de acabar ya no con el líder indiscutible que querramos aceptar o no lo fue durante toda su vida política Carlos Lanz pero también la opinión de supuestos camaradas, de sectores que dicen ubicarse en el progresismo, o en supuestas posiciones independientes, que me parecen dignos de una neutralidad inexistente tratando de hablar y opinar de un tema tan escabroso como todo lo que rodean la desaparición y muerte de Carlos Lanz sin rigor científico alguno, apelando a conjeturas, suposiciones, y una larga lista de lugares comunes que lejos de aclarar los hechos narrados más bien lo llenan de más sombras y dudas de las que seguramente pretender aclarar.

Una de las aptitudes que me parecen francamente intolerables, inoficiosas, y hasta deleznables es sortear una especie de debate impertinente sobre asuntos secundarios a la desaparición y muerte de ese dirigente para sacar a relucir críticas abiertas o encubiertas contra varios centenares de hombres y mujeres que desde sus respectivos que- haceres políticos y sociales decidieron constituir un Comité de Búsqueda y Liberación de Carlos Lanz, incluso en algunos casos tomando partidos de opiniones adversas para descalificar al mencionado Comité y dejando a un lado el dolor y luto que ha dejado en sus seres queridos, compañeros de lucha y amigos está horrible historia. He optado por no seguir leyendo nada más de ese tema porque pareciera en algunos casos que entre factores políticos que siempre adversaron a Carlos no hay la más mínima intención de condenar el hecho en si mismo sino llegar al extremo de tratar de cabalgar en un hecho luctuoso y lamentable para desacreditar al Gobierno y su militancia, y poner a Carlos como poco menos que un bandolero sin causa. De ese sector hay que esperar tamaña inmundicia y mucho más.

Pero lo que no deja de sorprenderme es que en nuestras filas salgan personas como Néstor Francia haciendo las más extrañas e insolentes afirmaciones, como prueba de que tenemos dentro de nuestras filas impertinentes por doquier e incluso respetables escritores, muy bien formados, con una larga data de libros y ensayos profundos opinando ahora que nunca quiso firmar ningún comunicado como los hecho público por el Comité por razones que honradamente me parecen dichas ahora un tanto inoportuna y hasta "acomodaticia". Es decir, Carlos Lanz ha servido para todo menos para enaltecer sus logros, sus luchas, su compromiso, su valor y entrega por tratar de construir y conseguir una sociedad más equitativa, justa, de iguales, humana, sin invisibilizados ni desarraigados y por encima de todo una Patria Socialista real y efectiva.

Quisiera, dejar de ver y oír sobre Carlos Lanz tanta inmundicias, tanta estulticia, tantos egos insatisfechos, tanto aprendices de brujos, tantos adivinadores, tantos opinadores de oficio, tantos estupidos y bolsas juntos que buscan asirse de la imagen de un hombre del pueblo para solazarse y promoverse cómo analistas sesudos y calificados. Estoy honradamente apenado y salir a decir cuatro pendejadas que en vez de ayudar, ensombrecen la infame suerte que le tocó vivir aún después de muerto a un hombre amoroso y luchador infatigable de nuestra permanente revolución. La que el no se acaba nunca, porque dejaría de ser precisamente revolución. Respetemos a alguien que ya no puede salir a defenderse por sus propios medios porque sobre su destino final hemos preferido profanar su larga y consecuente vida revolucionaria que hacernos dignos defensores de su largo batallar.



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Ignacio Ramirez Romero


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