1. En El Salvador, a las pocas semanas de tomar posesión como presidente, Nayib Bukele, expulsó del gobierno a jueces y funcionarios corruptos para poder gobernar en beneficio de la población de 6.4 millones de habitantes. Esa justa medida provocó incluso que los asesinos yanquis retiren a su muy funesta embajadora; causándome una enorme alegría. Sin embargo cuando hoy veo encarcelar –con despotismo fascista- a 15 mil jóvenes “mara salvatruchas” que son pueblo, jóvenes sin empleo y muertos de hambre, que atracan, asaltan e incluso matan para vivir, me pongo helado. ¿No son producto directo del salvaje y brutal capitalismo?
2. El comportamiento de “los maras” y su salvaje castigo es una muestra más del desprecio a los pobres y todo los que hay que esperar del capitalismo. Ya reunidos en cárceles, hay que darles comida, trabajo, ingresos y cursos intensivos de reintegración. Supongo que El Salvador no tiene dinero para dar de comer, para atender a sus 15 mil familias –obviamente humildes- ni tampoco empleos para que produzcan. Pero en ese país seguramente hay muchos supermillonarios, inversionistas extranjeros y se pueden aprovechar promesas de ayudas millonarias de yanquis, los causantes de todos los saqueos que ha vivido nuestro continente.
3. El presidente Bukele, con esta medida espectacular contra los “maras” trata de demostrar su radicalidad política; siendo lo contrario de la blandenguería de gobiernos que suelen tener miedo de actuar; está bien ser radical, pero no se puede actuar a tientas y a locas castigando a los más pobres y dejando que los ricos acumulen más capitales, continuando así con el saqueo del país. Las maras tienen que sufrir una transformación radical inteligente integrándolos al trabajo productivo en el país; se merecen eso y mucho más. Algo parecido debe hacer en México con los más de 200 mil presos miserable que llevan muchos años en las cárceles.
4: No puede olvidarse que esos presos de El Salvador, México y muchos países más, son seres humanos de hogares muy miserables que el capitalismo, la gigantesca desigualdad dominante, ha expulsado de una “vida decente”, obligándolos a conseguir como pueden algo para su familia. Espero que el presidente de México, López Obrador, en su próxima gira por cinco países de Centro América y el Caribe, obtenga las mejores experiencias que le permitan estrechar los buenos lasos de solidaridad antimperialista, sobre todo ahora que se habla de la OEA –organización al servicio de los yanquis desde que nació después de la II Guerra.
5. Hace algunas semanas hablando de Bukele de El Salvador, Xiomara de Honduras y de Ortega de Nicaragua, me ilusionaba en que esos tres países podrían conformar en Centro América un buen bloque; pero si sumamos a Cuba y México, serían cinco inteligencias –muy brillantes- que se reunirían para analizar los diferentes problemas poniendo a los amos yanquis de la OEA y de la OTAN en primer lugar. Esos cinco países no poseen la fuerza millonaria, ni las armas, ni el plan de someter a nadie, pero poseen el más importante: saber que sus fuerzas dependen de los pueblos que trabajan y viven con la mayor dignidad. Para ello tienen que analizar mucho.