La guerra de Ucrania y las tensiones en el estrecho de Taiwan, las coreas y el mar de Japón son solo fichas del ajedrez que hasta ahora están jugando USA en defensa de su corona y China buscando compartir honores.
Mientras nos distraemos con las tristes atrocidades de la guerra en Ucranía y nos aterrorizan con la posibilidad de un estallido nuclear, por ahora bastante improbable, los más grandes están reestructurando todo el andamiaje internacional que le dio vida a las instituciones post segunda guerra mundial en la que USA terminó ejerciendo un aberrante e insostenible control.
En la batalla aparece Rusia como complemento de China y Europa en un extraño papel de complemento de USA. Digo extraño porque realmente USA no necesita a Europa, solo que no lo quiere del lado enemigo y los gobiernos de las potencias europeas no se atreven a revelarse a la herencia de Bretton Woods, el plan Marshal y la estocada al sistema financiero con la eliminación del patrón oro del dólar en 1971 y el establecimiento del dólar como moneda de comercio universal.
Los líderes europeos parecen tener mucho más que perder que sus pueblos al abandonar el barco que les ofrece su "protector" pero en el que él no está montado para no hundirse con ellos.
Mientras el mundo entra en recesión, Europa ya comienza cosechar la peor parte. La crisis energética los golpea de primero al ser dependientes, China se asocia con Rusia y las empresas norteamericanas aprovechan pescar en rio revuelto para estar mejor preparados para lo que viene aún a "costillas" de sus incondicionales "aliados".
Pero aunque Europa era la segunda economía mundial en 2021 (Todos juntos, incluyendo Inglaterra), con grandes avances tecnológicos, militares, con arsenal nuclear, prefieren seguir aferrada a la seguridad que le brinda ser aliados de la gran potencia pues las fuentes de los recursos que requieren para sobrevivir están cartelizados (protegido por carteles) por China y USA y sus ejércitos no son capaces de defenderlos de estos.
La campaña de terror contra los pueblos europeos para romper cualquier posibilidad de alianza definitiva con Rusia que podría convertirlas en un tercer polo del nuevo orden mundial, ha hecho su trabajo.
Pero el enemigo también juega y hoy ese terror se está revirtiendo contra los líderes de esas potencias europeas, pues los europeos pueden querer batallar hasta el último ucraniano pero no quieren pasar frio ni hambre.
Si los gobiernos de Europa no se ven forzados a rectificar y comenzar a defender sus economías antes de que sus grandes empresas decidan migrar a territorios más estables como Estados Unidos (como parece estarlo haciendo la Volkswagen). Sus pueblos, aterrorizados por un futuro duro que los medios propios y aliados se han encargado de propagar y magnificar, les irán pasando por encima, uno a uno, estableciendo gobiernos peligrosamente nacionalistas pero que unidos podrán reestablecer una Europa poderosa y por qué no un tercer polo de poder que haga más democrático el nuevo orden mundial.
Vienen años difíciles, de parto, en donde los parteros tienen un mayor nivel de conciencia y estoy convencido que al final nuestro avance hacia el privilegio del bien común será lento pero inevitable.