La marcha de ayer, ni tan pequeña ni tan grande; pero puede crecer si AMLO sigue blandengue

1. En mi artículo anterior a la marcha de enemigos del presidente López Obrador, que pretextan "apoyo al INE", titulé: "Si sólo marchan 50 mil sería ridículo, si marchan 500 mil pondrían a temblar a AMLO". Hoy después de ver fotografías no muy claras, pero conociendo bien el Paseo de la Reforma, sus cuadras y las distancias de sus monumentos –donde he marchado protestando más de 100 veces- puedo decir que asistieron unas 200 mil personas, muy en contra de las 10 mil que dicen los incondicionales del gobierno y de las 650 mil que informan la llamada "oposición". No asistí como observador del evento, por estar a 1,500 kilómetros de distancia.

2. Hubo varias demandas contra el gobierno: "contra la reforma electoral", "no tocar al INE"; lo central fue oponerse al gobierno de López Obrador. El objetivo fue, como escribe Fernández-Vega, "defender a la oligarquía político-empresarial que dominó y exprimió al país durante casi cuatro décadas, proteger a ese uno por ciento que de México hizo su empresa privada (a costillas de la nación, desde luego), y acapara poder, ingreso y riqueza, de tal suerte que le urge no destruir las instituciones democráticas, con sus dirigentes democráticos a modo que le han permitido todo tipo de tropelías y, sobre todo, impunidad".

3. Destacó en la marcha, escribe Fernández-Vega describiendo a los personajes con mucho conocimiento: "Vicente Fox, que se cagó en el cambio y cargó los dados en las elecciones de 2006 a favor de Felipe Calderón; Borolas mismo, un fraudulento personaje que llegó por la puerta de atrás haiga sido como haiga sido, gracias a las instituciones democráticas; Luis Carlos Ugalde, el crupier en esa ocasión, y sus sucesores Lorenzo Córdova y pandilla que lo acompaña, ambiciosos talladores de casino, todos regentados por José Woldenberg, a quien de noche le pasaron los Amigos de Fox y el Pemexgate?

4. Sigue el investigador y periodistas: ¿Lo son Roberto Madrazo (fraude electoral en Tabasco en 1994); Margarita Zavala y sus firmas falsas, amén de garante de la impunidad de sus familiares por la guardería ABC; Elba Esther Gordillo, compradora de votos en 2006 y uno de los íconos de la corrupción del régimen neoliberal; Santiago Creel, el de los casinos a Televisa para que el emporio financiara su fallida campaña por la Presidencia de la República; los tres cochinitos (Alito Moreno –no hay más qué decir de él–, Marko Cortés, el siempre babeante líder panista, y Jesús Zambrano –me vendo a domicilio–); tres partidos político que se alquilan al mejor postor; un ejército de ladrones que hace coro y pregona odio y desinformación por todas: Claudio X. González Guajardo, cara visible de los barones, quien maneja la chequera de esa minoría que atracó a la nación con la que todo lo compra para mantener intocado el estatus?

5. Lo importante será lo que sigue: Si los dirigentes de la llamada oposición, mil veces saqueadores y asesinos, continúan invirtiendo millones y más millones de pesos movilizando, pueden acabar con el gobierno de López Obrador. Si el gobierno de AMLO continúa con su misma política de cobardía y miedo ante los poderosos empresarios nacionales y extranjeros, sin resolver los problemas de aumento salarial y empleo de los trabajadores; así como llenando de priístas y panistas a su gabinete y su partido, su desplome puede anunciarse. Le urge acercarse con una lupa a analistas viejos de la izquierda radical no contaminados con el lopezobradorismo para construir otra política, una política movilizadora después de elevar el salario mínimo a 500 pesos diarios.



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Pedro Echeverría


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