Los Pueblos determinan los tiempos de lucha

En 1945 cuando la dirigencia había decretado un paro de actividades para el 18 de octubre ante la detención de Perón, el pueblo se enteró que había sido trasladado al Hospital Militar desde la isla Martín García donde se encontraba y decidió salir a rescatarlo de las garras de la reacción probritánica y de EEUU. Como hoy frente a un escenario golpista y destituyente, en aquel momento pedían los gorilas "todo el poder a la Corte" para abrir paso a un nuevo Contubernio de la Década Infame.

En la historia argentina la historia se repite, porque nunca hubo grieta, siempre fueron dos modelos confrontados: el nacional, popular, federal y latinoamericanista y el lacayo modelo entregador al colonizador anglo sajón en sus diferentes versiones en los siglo XlX, XX y XXl. La grieta es un invento publicitario, diseñado para sellar herméticamente las instancias estructurales de la dominación, llamando a consensos que establecen los acontecido como permanente, así hayan sido golpes del estado, como en el 30 avalado por la Corte de entonces, o las reformas estructurales de la dictadura, como las leyes de entidades financieras u otras, además de los condicionamientos de deuda externa que amputa soberanía, de los títeres macristas.

Pero los Pueblos nunca se rinden, tampoco pelean en tiempos de repliegue, sólo avanzan cuando las condiciones lo permiten o cuando la asfixia es terminal, entonces sí "hacen tronar el escarmiento". Es que el pueblo es el único sujeto que construye la historia, el que marca los nuevos paradigmas, el que defiende la memoria y la identidad, el que tiene sentimientos patrióticos más allá de pertenencias partidarias o sociales, es el que se reconoce como propio, esfuerzo de su quehacer diario, el que se emociona y el que llora, pero también el que conserva esa fibra íntima de solidaridad social compartida, que es un freno a las ambiciones neoliberales del individualismo, impuesto como eje de construcción social que lleva a la diáspora a las comunidades, haciéndoles perder objetivos comunes y esperanzas compartidas.

Durante las dictaduras las puebladas inesperadas convocaron al final de cada dictadura, el Cordobazo, antes y después en Rosario, Mendoza y otras ciudades salieron a las calles cientos de miles de argentinos, no sólo por un mundial que también amamos, no sólo por Malvinas malversada por generales traidores, torturadores y cobardes, sino para restaurar una democracia demolida para entregar al país al FMI en el 55, derogar la Constitución de derechos del 49, proscribir como quieren hacerlo hoy con el peronismo, perseguir, fusilar, desaparecer, exiliar, como práctica común de genocidas que ejercieron "la banalidad del mal" como describe Ana Harendt.

El Pueblo los bloqueó pese a su poder, los debilitó, la Madres fueron esa persistencia del Bien, de la memoria, verdad y justicia que no pudieron doblegar. No hay armas posibles que lleguen a borrar la verdad, ni impunidad que puedan exhibir a menos que se mueran antes, como los jueces perseguidores.

Son tiempos difíciles para nuestro país, somos el objetivo necesario del imperio financiero para consolidar su hegemonía mundial, necesitan preservar el continente americano como pueblos colonizados y más nuestro país como llave maestra del Atlántico Sur, con sus recursos naturales, proyección antártica y pasos bioceánicos, intentando además la escisión patagónica, con la apropiación de tierras y pistas de aterrizaje de personajes como Lewis, ejecutores de éste diseño, con el objetivo de consolidar Malvinas con apoyo continental.

Sin dominar la Argentina EEUU y los Fondos de Inversión supranacionales, con sus aliados locales los Medios más las redes, apoyados por la estructura política armada a sus fines, con empleados de la Embajada a través de cientos de ONG que funcionan como Fundaciones de diferentes tipo: académicas, literarias, humanitarias dedicadas a múltiples objetivos, que realizan eventos millonarios en una beneficencia cada vez más obscena.

Los mismos que acumulan riquezas impensables a costa de miserias inconcebibles, de exclusión de millones de seres humanos, de guerras en sus propios beneficios, con sus secuelas de muertes y desplazamiento de poblaciones, de bloqueos inhumanos a países díscolos al poder imperial, con sanciones económicas unilaterales, en un mundo que ha dejado de ser hegemónico unipolar, quedando desnudo, al descubierto de su propia acción brutal e inhumana en todos los rincones del planeta, como verdaderos asesinos que son.

Ese cuadro de situación que conocíamos está cambiando desde hace 30 años, la Pandemia lo desnudó, la guerra ruso OTAN EEUU en Ucrania lo agudizó a escala mundial, los alimentos y la energía, tanto como el agua dulce, como advirtió Perón en Modelo Argentino para un Proyecto Nacional se convirtieron en insumos críticos para la Humanidad, la naturalización del calentamiento global, la desertización y la muerte por hambre se naturalizaron por una desinformación programada, con ocultamiento, tergiversación, mentiras que encerraron la comunicación a los fines de la rendija del poder real económico financiero.

Pero los Pueblos lo van percibiendo, con tiempos lentos como cantaba Zitarroza, en procesos históricos que chocan con los tiempos biológicos finitos de las ansiedades propias de cada acción, que queremos ver concretadas en vida. No sucede eso, se milita como se siembra sin esperar cosecha, con la alegría de una tierra de generaciones futuras a abonar, que tendrán su tiempo, que comprenderán la realidad con sus propios vivires, con la información que les llegará tarde o temprano por vías indirectas, propias de las nuevas tecnologías, de los nuevos saberes.

Esas generaciones, como las anteriores construirán en su tiempo los caminos de las utopías y esperanzas del pueblo, siempre en un marco solidario, latinoamericano, revolucionario, hermanados en un canto de lucha que estimula la acción, que nunca se lamenta, ni critica al compañero, que identifica al enemigo primero y emprende el combate después, sin desmayos ni especulaciones electorales.

Ese camino, con esa mirada se construye el futuro que descansa en las espaldas jóvenes que llevan adelante la lucha, por momentos confundidos, como estuvimos todos alguna vez, por la acción de un enemigo pertinaz que intenta que sigamos su agenda, en vez de nuestras propias vías de construcción política y social.

Éste tiempo es el de las respuestas al conjunto del pueblo que viene sufriendo desde el saqueo, la Pandemia y ahora la ofensiva golpista, apoyada en el drama internacional de la crisis, que necesita una militancia al servicio de esas demandas, que no son ni electorales ni de ningún otro tipo, que de supervivencia, a las cuales debemos respuestas claras.

No acudamos al Pueblo con recetas propias como paracaidistas polacos, escuchemos sus voces, visibilicemos sus caras, anotemos sus demandas, ayudemos a que se organicen y erijan sus propios liderazgos, sin imposiciones dogmáticas, construyendo Comunidad Organizada, que será el instrumento necesario en la lucha por la Liberación Nacional.



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Jorge Rachid

Doctor, y dirigente peronista argentino. Asesor del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Autor de El Peronismo pendiente, El genocidio neoliberal de fin de siglo y Sin Mordaza.

 @elkotur

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