En los últimos años ha ganado fuerza una heterogénea corriente de pensamiento que se define como descolonizadora o decolonizadora. En febrero de 2023 publiqué un brevísimo trabajo intitulado "Ecomunitarismo y descolonización en Filosofía y Ciencias: brevísimas notas introductorias" (ver https://www.aporrea.org/ideologia/a319446.html ).
Aquí me propongo, también de forma sumarísima, ir más allá de la Filosofía y las Ciencias en el abordaje ecomunitarista de la descolonización, ateniéndome a las diferentes dimensiones del Ecomunitarismo.
Antes, recordemos que una colonia es un asentamiento humano que se instala en un territorio que no es el suyo original, donde reproduce su modo de vida original. Y si en ese nuevo territorio hay otro pueblo, esa nueva población puede instalarse como dominadora o como coexistente en plano de respeto mutuo con el pueblo ya asentado en ese territorio. En el caso de Abya Yala (y aquí nos interesa en especial la llamada América Latina) la colonización europea fue dominadora-destructora de nuestros pueblos originarios, que representan la cultura pre-colonial. Así, hablar de descolonización significa necesariamente para nosotros la referencia al modo de vida de nuestros pueblos originarios. Claro que si lo hacemos en perspectiva ecomunitarista, esa referencia deberá ser crítica, pues al definir el horizonte ecomunitarista no idealizamos a ninguna cultura y nos inspiramos de diversas culturas, ya que hacemos parte de un conglomerado humano plurinacional, donde se hacen presentes, además del componente originario, los componentes de origen europeo, africano, asiático y polinesio. En mi caso, con dos abuelos venidos de Europa y educado en un sistema marcado por la herencia europea, asumo e incluyo parte de esa herencia en mi propuesta al caracterizar las diferentes dimensiones del Ecomunitarismo. (Ver su exposición muy sucinta en "Redefinición ecomunitarista del Buen Vivir en Abya Yala", en https://www.aporrea.org/internacionales/a320906.html ).
En la aplicación de las tres normas fundamentales de la Ética (que fundamentan al Ecomunitarismo y nos obligan, respectivamente, a luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, a realizar esa libertad en búsquedas de acuerdos consensuales con los demás, y a preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana) las culturas originarias nos instruyen: a) en relación a la segunda norma de la Ética con su sólida forma de vida solidaria-comunitaria, y, b) en relación a la tercera norma ética fundamental, con sus sólidas prácticas ecológicas (basadas en la veneración de la Pacha Mama como madre Tierra).
En las relaciones familiares y de amistad las culturas originarias nos instruyen, por ejemplo, en la irrestricta solidaridad comunitaria que hace que todos los miembros de cada familia, clan, y tribu, sean atendidos amorosamente en sus necesidades (lo que ocurre, por ejemplo, cuando el cazador está obligado por un estricto código grupal a repartir el producto de la caza entre muchos integrantes del grupo). (Hacía figura de excepción a esa conducta la costumbre tradicional inuit que impelía a los más viejos a suicidarse para no ser una carga para la reducida comunidad de la que hacían parte). Y también nos sirven de ejemplo en su paciencia infinita hacia los niños, contra quienes nunca practican castigos corporales.
En la economía ecológica y sin patrones las culturas originarias nos instruyen con su economía comunitaria y ecológica que data desde los orígenes mismos de esos pueblos. Y cuya forma en tiempos inmediatamente anteriores a la Conquista nos llegó de la mano del Inca Garcilaso de la Vega (como lo recordamos en "Del Buen Vivir inca a la economía ecomunitarista", ver https://doi.org/10.48075/rd.v9i1.30677 ).
En la política de tod@s las culturas originarias nos instruyen, en particular después de desarticulados sus Imperios, y a pesar de que la autoridad del cacique puede ser impositiva, con sus decisiones asamblearias nutridas por los pareceres de aquellos que son respetados por su mayor experiencia: los más viejos (aunque a veces margine a las mujeres). En 2017 Evo Morales destacaba que la comunidad del ayllu discute el tiempo que sea necesario para llegar a las decisiones por consenso, buscando así evitar las votaciones que dividen a la comunidad en mayorías y minorías. El Ecomunitarismo, por su parte, no acepta ningún argumento de autoridad (proveniente de ningún cacique o jefe), pues solo reconoce en su día a día la autoridad del mejor argumento, y promueve lo más posible las decisiones asamblearias, plebiscitarias, o, al menos referendarias. Recuérdese que la política ecomunitarista es intercultural, mientras que las prácticas tradicionales de los pueblos originarios no lo fueron (ya que guerrearon entre ellos e incluso en algunos casos erigieron Imperios, en cuyo seno muchos pueblos fueron dominados). En el Abya Yala actual el ecomunitarismo preconiza la integración solidaria y pacífica, y la entreayuda mutua de las diversas etnias-culturas (en un impulso fraternal que también debe abarcar a todos los pueblos del Planeta). Además la política ecomunitarista se nutre por igual del aporte de hombres, mujeres y cualquier otra clasificación de género.
En la educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada las culturas indígenas nos instruyen con el valor de una educación no formal que transcurre en la simple convivencia en el grupo, donde se forja el buen actuar (sintetizado, por ejemplo, en la máxima aimara que prescribe "no mentir, no robar y no ser flojo para el trabajo"), al tiempo en que se transmiten-perpetúan-renuevan las habilidades productivas puestas al servicio del Buen Vivir comunitario. Tal educación se trasunta en negativo en la anécdota del indio que dijo "ahora soy cristiano, porque aprendí a mentir". Para algunos integrantes de los pueblos originarios la llamada Escuela Indígena instituida por el Estado controlado por los blancos, aunque sea bilingüe y dirigida por educadoras-es indígenas, es percibida como una "fábrica de blancos", o sea de aculturación y peligro de avasallamiento de la cultura originaria por la cultura blanca-dominante. Esa es una de las muchas cuestiones que en perspectiva ecomunitarista debe ser abordada en paciente diálogo intercultural, donde habrá mutuo aprendizaje. En ese contexto deben ser retiradas de los territorios indígenas todas las Misiones de las religiones no originarias, a no ser que haya un pedido expreso en sentido contrario por parte de la comunidad indígena de que se trate. Y de ese diálogo no puede faltar la crítica al machismo, también reinante en las culturas originarias, tanto en su día a día como en su educación. Al mismo tiempo las culturas originarias deberán instruirnos diariamente con su educación profunda y constantemente ecológica, que hoy debe ser pilar para la tarea que consiste nada más y nada menos que en la salvación de la gran parte de la especie humana y del Planeta cuya sobrevivencia corre peligro a causa de las prácticas devastadoras-contaminantes del capitalismo.
En la comunicación libre y simétrica no podemos aceptar la férrea sujeción de los más jóvenes a los más viejos, reinante en las culturas originarias tradicionales. Pero no podemos olvidar que ya hoy varias radios en manos de comunidades indígenas propician un libre y simétrico intercambio con la comunidad circundante en pro del Buen Vivir; mientras que esa práctica no se encuentra en los monopolios u oligopolios mediáticos (dominados por la cultura blanca-europea-estadounidense).
En la estética de la liberación debemos nutrirnos de las muchísimas y variadas expresiones artísticas de los pueblos originarios que simultáneamente expresan la alegría de vivir, la solidaridad comunitaria y la veneración de nuestra Madre Tierra. Por ejemplo, la densidad vivencial/semántica de las danzas grupales indígenas hizo decir en los años 1980 a un filósofo argentino (cuyo nombre infelizmente he olvidado) que comentaba el conocido aserto wittgensteiniano del "Tractatus" que rezaba "de lo que no se puede hablar es mejor callar", que, en los pueblos originarios "lo que no se puede decir, se baila".
Bilbliografía mínima
José de la Fuente Arancibia y Ricardo Salas Astraín (orgs.), "Introducción al Ecomunitarismo y a la educación ambiental. Lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco", gratuitamente disponible en https://library.oapen.org/handle/20.500.12657/51640
en https://zenodo.org/record/5745105#.YaZXEdDMI2w
en https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/10827
y en https://es.scribd.com/document/561776175/Introduccion-Al-Ecomunitarismo-y-Educacion-Ambiental