1. En 2019 publiqué: "Proceso, AMLO y La Jornada, no pelean, son iguales, son de centro/izquierda o socialdemócratas". Pero hoy la situación ha cambiado: el presidente López Obrador se corrió a la derecha, se sumó a La Jornada y se confronta con Proceso. ¿Qué pasó allí? El presidente AMLO, que en sus discursos repitió que "primero los pobres", después de cinco años de gobierno los pobres han aumentado, el desempleo ha crecido y los aumentos al salario mínimo han sido limosnas. Este salario es de seis mil pesos al mes, mientras el presidente cobra más de 150 mil y otros funcionarios más privilegiados llegan hasta 300 mil al mes. Además, los millonarios publican cada mes que sus ganancias son de miles de millones de pesos. Aquel socialdemócrata sufrió su transformación corriéndose a la derecha.
2. La Jornada, el diario que nació en 1984 bajo la dirección del izquierdista Emilio Payan, periódico que leí desde su aparición por ser, junto a la revista semanal Proceso, las publicaciones socialdemócratas más leídas. De pronto le gustó más –quizá por subsidio contante y sonante- acomodarse a las noticias fabricadas por o desde el gobierno, así como silenciar todas aquellas notas críticas que afectan a quien tiene el poder de mandar. Es decir, La Jornada dejó de ser oposición socialdemócrata a los gobiernos en turno y prefirió el desprestigio al dejar de ser crítico honesto. Yo he entendido siempre que ninguna dignidad debe venderse por un plato de lentejas porque ya nadie podrá creer después.
3. Alrededor de la Revista Proceso –que nació en 1976- se publicó desde hace más de un año que el PAN –dado un matrimonio de la hija de Scherer con Zavala, un prominente panista- que el PAN se adueñaría de la revista semanal. En julio pasado se publicó que la revista Proceso dejaría de ser semanario para ser mensual. Aseguro que la he buscado en Mérida y aún no la conozco en su nuevo formato. El presidente López Obrador, desde hace un año, ha dedicado muchas "Mañaneras" para criticar a Proceso, junto a Carmen Aristegui, poniéndola como enemiga de su gobierno. Yo quiero ver que Proceso se mantenga en la oposición crítica, como deben estar todos los pensadores; no creo que se haya convertido en panista, porque sería tan despreciable como hoy La Jornada.
4. Escribí hace cuatro años: "Cientos de periódicos, radios y televisoras en México, han estado y están al servicio del empresariado y de toda la política derechista o conservadora; unos más y otros mucho más, demuestran su radicalismo defendiendo los intereses de quien desde hace un siglo les ha entregado sobornos, regalos, chayotes, compensaciones, para que los defiendan con gusto. Los periódicos y las revistas impresas, nunca han vivido del producto de sus ventas, que siempre representa un 10 por ciento de sus ingresos; ellos han vivido décadas por los miles de millones de pesos que reciben de publicidad dirigida, pero también de los miles de millones que reciben "bajo la mesa" comprando lo que pudiera sobrarles de dignidad.
5. "Pero frente a ese 95 por ciento de medios de la derecha, a mediados de los 70 surgió una prensa escrita (Proceso 1976, Unomásuno 1977 y La Jornada 1984, así como otras cinco publicaciones no muy trascendentes). Unomásuno –donde escribí en 1984- de centro/izquierda se hizo priísta después y ha estado a punto de desaparecer. La revista Proceso que nació en 1976 lleva 2,229 semanarios publicados en sus 43 años de vida; por su contenido (que poseo completo) puede demostrarse que es la revista, con mucho más importante de la historia de México. El diario La Jornada, con 35 años de antigüedad y más de 12 mil números publicados es, junto a Proceso, la publicación de centro/izquierda más leída en el país".
6. En los últimos cinco años ha dominado en los medios de información la llamada "Mañanera" de cinco días semanales que AMLO impuso. La vi en las primeras dos semanas, pero luego entendí que de nada servía porque nunca sus denuncias fueron investigadas y castigadas, además que revisando su gobierno me pareció que comenzaba a ser demagógica por engañosa. Posteriormente el carácter repetitivo (más de lo mismo) y sus salidas por la tangente a las preguntas serias, me alejó definitivamente. Sí sé que Aristegui se ha mantenido firme en sus programas, que La Jornada está totalmente entregada a AMLO y de Proceso aún no sé por dónde caminará en los próximos meses.