El Derecho Internacional, surgido con la posguerra luego del 45 y "finalizada" la guerra fría en la práctica se hizo obsoleto. Está cambiando, para darle paso, con ocasión de los avances tecnológicas y las nuevas necesidades del desarrollo del capital, a un Derecho que se está definiendo (cuasi pragmático), sobre la base de nuevas necesidades de los centros hegemónicos mundiales, que dan al traste con los viejos Acuerdos como Yalta, pues ellos en si mismos ya no reflejan las actuales relaciones de poder.
Operaciones militares como "Tormenta del Desierto" o la que se gesta en contra del pueblo iraquí, por citar algunas, nos señalan el nuevo sendero, no obstante las contradicciones que ellas pudieran haber generado en el seno de quienes la conformaron.
En ese sentido, Kosovo (también la China Continental y el Medio Oriente representan intereses vitales aún mayores para Occidente), no sólo se convirtió en el escenario de la definición del equilibrio del poder mundial en el pasado reciente, sino que se nos plantea como el modelo, la referencia práctica (de ellos), a ser utilizada de ahora en adelante. Se está actuando de forma idéntica a como lo hicieron en Timor Oriental o como se actuó en Kosovo y como posiblemente se actuaría en Colombia o Venezuela en el marco del Plan Colombia; al menos, así lo creen algunos expertos.
El problema no es que el derecho material o los derechos humanos de los africanos, de los alvano-kosovares, los timorenses o el de los colombianos se esté violentando (pues de hecho los entes financieros internacionales desde hace tiempo lo hacen en el mundo), en términos de que puedan vivir en paz. No. De lo que se trata es que debe haber "tranquilidad" a fin de garantizar la consolidación de los planes de la globalidad en el marco del "Nuevo" Orden que se acentuó en la era Reagan, pasando por la era de Bush padre, dándosele a través de la "Doctrina" Albright y ahora con mucha fuerza, primero en la gestión del General Powell y perfeccionada en la misión encomendada a la Sra. Condolezza Rice; el fin, consolidar la propuesta iniciada en la presidencia de quien desde USA le subrogaron la caída del Muro de Berlín.
La actuación de organismos supra nacionales como la onU, la OTAN u ong`s como la Cruz Roja Internacional (por su conducta uno termina no creyendo en estos “abnegados” luchadores por la paz), abogan por un intervencionismo humanitario; siendo que justifican sus posturas sobre la base de que la seguridad de las poblaciones civiles estaría amenazada por los atropellos y las guerras, cuando de lo que se trata, realmente, es de desmantelar el Estado como lo conocemos hoy.
En ese sentido, si bien es cierto que los pueblos sufren con ocasión de tales hechos; no es menos cierto, que dichos actos son más de las veces provocados por ellos (los imperialistas), para luego acusar o denunciar con vehemencia, que en aquellas regiones (de interés estratégico del capital transnacional), ocurren tales o cuales situaciones que violentan los “DDHH”; pero la verdad, es que esa actitud “abnegada” no la manifiestan cuando quienes se disputan las regiones por ejemplo, son grupos, según ellos, tribales "atrasados", cuyo proceso en nada afecta sus intereses mercantiles o del desarrollo capitalista en su fase imperial.
En cualquier caso, si los conflictos desatados son incontrolables o se sospecha pueden escapárseles de las manos, acuden a la "generosidad" de los señores de la diplomacia para calmar los ánimos a fin de que todo regrese al redil. Es decir, aplican la política gatopardiana ..."que todo cambie para que nada cambie".
A través de la realpolitik se están marcando las pautas para la elaboración del nuevo piso teórico-jurídico internacional que requiere el Neo imperialismo de finales del siglo pasado y principios de XXI. Al respecto, han comenzado a diseñar algunos conceptos tales como, soberanía virtual (que sería aquella cuando un país es tratado sobre la base de un modelo exitoso), a los fines de resolver sus propios conflictos; soberanía limitada (escuela francesa), en esta visión se prevé y admite la actuación de tribunales nacionales en jurisdicciones extranjeras (caso España e Inglaterra respecto de Chile por ejemplo), con lo cual se violenta el vigente Derecho Internacional Público y Privado; por otra parte, imposición de Leyes Federales de otras naciones como Fuentes del Derecho Internacional (ej. Ley Helms-Burton) o la supresión y restricción de conceptos doctrinarios como el de la Auto Determinación de los Pueblos.
Todo ello nos lo asoman como un "globo de ensayo" y pretenden establecerlo como una “realidad ineluctable” cuyo real propósito, es violentar la figura del Estado nación que hoy conocemos y su concepto intrínseco de Soberanía, tal cual se le concibe hasta hoy.
A nuestro juicio, ello es un problema que se inscribe en el marco de la Seguridad y Defensa Continental y como tal, deberá ser abordado y estudiado por nuestros expertos de la geopolítica.
El Derecho a Intervenir pretende sustituir a la Soberanía como código principal del "Nuevo" Orden Planetario. Los teóricos de este pensamiento sostienen que el mundo de la posguerra es más “caótico y peligroso”; por lo que se hace necesaria la intervención para regular las relaciones interestatales. En ese sentido, instrumentos jurídicos como la Carta de las Naciones Unidas no sería para defender la integridad de los Estados miembros sino, para “salvaguardar” a los individuos.
Aún cuando América Latina no escapa a esta aseveración, países como Panamá o Puerto Rico, por citar sólo algunos de los que han vivido el tutelaje extranjero o la Cuba revolucionaria respecto del territorio donde se encuentra situada la base militar de Guantánamo, dan la pelea en el marco de sus particularidades por ese derecho que la globalidad nos pretende arrebatar y que muchos de los que se dicen dirigentes democráticos en nuestros países, neciamente o por servilismo, no denuncian haciéndose de la vista gorda frente al atropello imperial.
Respecto de ello, sería interesante que el actual máximo responsable de la Organización de Estados Americanos, le lavase el rostro pro consular a la OEA, para que esta instancia supra nacional deje de serlo y se coloque, definitivamente, al servicio de todos quienes habitamos la región.
La convocatoria es también, hacia los dirigentes democráticos cuyos países son parte de la Unión Europea y que a diferencia de sus pares de la derecha, no nos perciben al trasluz de la tutela; sino que realmente creen en la democracia, la autodeterminación de los pueblos y la soberanía como máximas fundamentales a los fines de consolidar una visión pluripolar de las relaciones internacionales.