El peronismo paró en seco a la derecha Argentina

La victoria lograda por el peronismo este domingo, en la primera vuelta presidencial de Argentina, sí es épica. Y recalcamos "épica" porque con este resultado logró lo que parecía impensable hace pocos días, como era cortocircuitar la emergencia fulgurante del "acontecimiento Milei", quien ya cantaba, antes de tiempo, una epopeya que este domingo no terminó de cuajar.  Ociel Alí López

Después del resultado de las primarias, el 13 de agosto, Javier Milei venía desbocado. Pero el domingo el peronismo lo paró en seco . No solo porque le sacó casi siete puntos de ventaja, sino, sobre todo, porque le arruinó la imagen de líder único encumbrado. 

El peronismo una vez más tuvo la capacidad de reformarse, de romper sus moldes y ganar.

La capacidad del peronismo para transformarse ha sido el asidero que le permite ejercer el dominio de la política argentina durante los últimos ochenta años, teniendo a todos los poderes fácticos en contra: medios, tribunales, poder económico, Iglesia.

El peronismo es, a veces, más de izquierda o radical; otras, más centrista o moderado; también puede convertirse en fórmula derechista, unas veces más liberal, otras veces más caudillista, pero siempre ha mantenido el carácter popular y eso le ha dado un nuevo triunfo, improbable hace pocos días cuando pronosticaban su extinción.

La capacidad del peronismo para transformarse ha sido el asidero que le permite ejercer el dominio de la política argentina durante los últimos ochenta años.

Nuevo escenario político

Con este resultado, Argentina ha dibujado un nuevo escenario político, que ya no es "poskirchnerista" —porque el kirchnerismo puso a Axel Kicillof, con su victoria aplastante en la determinante provincia de Buenos Aires, en "posición anotadora", según el argot beisbolístico—, sino que más bien recrea una nueva atmósfera en la que el peronismo puede avanzar sobre nuevos predios, nichos fronterizos y otros públicos que hasta hace poco parecían distantes, como la derecha moderada, sectores del radicalismo, y probablemente, los votantes del candidato Juan Schiaretti —quien logró un sorpresivo 7 % y al que el candidato Sergio Massa ya le ha tendido la mano en medio de la suposición de que, como dijo, "la grieta se murió y empieza una nueva etapa"—.

Tanto avanza el peronismo que los votos del derechista moderado, Horacio Larreta, férreo opositor de Cristina Fernández de Kirchner, no se sumaron a los de Patricia Bullrich, y ahora para el balotaje se contemplan como "voto duro" de Massa.

De aquel esplendor de la melena de Milei solo queda su figura en el espejo roto, con apoyo fragmentado y discordante. 

Hablamos de un frente, una amplia articulación de los sectores democráticos argentinos, en contra de la posibilidad de que gane ese derechismo radical y alocado que, por sobre todas las cosas, es mucho más populista que un templado Massa, quien ha sabido interpretar el papel de eje articulador y hoy es un jugador que lleva el balón y tiene la cancha abierta.

Así las cosas, de aquel esplendor de la melena de Milei solo queda su figura en el espejo roto, con apoyo fragmentado y discordante. 

Los problemas de Milei

A Milei ya se le ven las costuras de su "carrera artística". Cuando todavía no había "tocado el cielo" de la fama, ya comienza a irse gente del concierto.

La noche del domingo, al saberse los resultados, en un discurso inusualmente parco, tuvo que, a regañadientes, ofrecer la mano a algunos de sus enemigos. La "casta" derechista, representada por una "montonera tira  bomba" —como llamó a Patricia Bulrrich, quien sacó un 23% , es ahora imprescindible para vencer.

Milei no tiene más opciones. Tendrá que llenarse de "castas", una más pesada que la otra, para poder ganar los votos moderados que requiere. Así, va a quedar en riesgos serios de perder al "peronismo extraviado" que estaba coqueteando en los sectores populares. El "león" ya no podrá rugir tan fuerte, y en pocas semanas podría ser consumido por la "casta conservadora" que lo irá arropando las próximas semanas.

Milei requiere una estrategia política racional que acabe con las riendas sueltas a sus epifanías.

Independientemente del resultado del balotaje del 19 de noviembre, ya Milei tiene el futuro hipotecado. Si logra ser presidente le esperan dos años atados de mano, hasta que el medio término vuelva a ser implacable, como lo ha sido contra todas las gestiones presidenciales. Resumiendo, después de este 22 de octubre, a lo que más podría llegar Milei es a convertirse en el "nuevo Macri", que gana de manera fulgurante (ya ni tanto), pero se quiebra apenas empezado el camino.

La disculpa que Milei debe a Patricia Bullrich va a decir mucho de si se la seguirá jugando con "el salvajismo" para sobrevivir como ícono, o si, por el contrario, ya entró en los linderos del corral y se convertirá en un político tradicional más. Ahora, requiere una estrategia política racional que acabe con las riendas sueltas a sus epifanías. Ya no será tanto como un caudillo, si acaso un nuevo presidente con fecha de caducidad.

Los cambios obligados

El divo entra a rehabilitación antes de ser ídolo, así que veremos un Milei más "sensato", más político. Cada nuevo aliado, cada matiz que procure, cada corrección, va a obturar su brillo de 'superstar'. Ya no será una estrella, sino un actor político más, en procura de electores imprescindibles aunque no deseados.

En todo caso, va a tener que coser retazos de una colcha que ayer mostró todos sus costuras. A partir del resultado nadie sabe cómo votará la "derecha moderada", el macrismo "más popular", el radicalismo. El "larretismo", dirigiendo su posición hacia el "antimileisismo", demostró que Massa sí sirve como eje articulador, y que ahora este no parará de horadar las partículas moderadas que hasta ahora el conservadurismo había logrado capturar, con el discurso "antikirchnerista".

La centralidad "antikirchnerista" que requiere el discurso de Milei ha perdido su capacidad de referenciar, en tanto ese es un terreno que ya Massa tiene años trabajando, en su diáfano alejamiento de Cristina. El techo de Milei no es de paja, se va a ir cementando en la medida que recordemos el 'performance' alocado y extremista como se dio a conocer, ese que va a tener que saber medir muy bien durante la campaña del balotaje.

Ayer, el peronismo se convirtió en un referente para todos los movimientos políticos nacionales y populares que existen en América Latina, por su capacidad de sobrevivir a las peores circunstancias, abriendo el diálogo con las nuevas realidades y no cerrándose a los cambios políticos, impetuosos hoy en día.

 



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Antonio J. Rodríguez L.


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