La igualdad, la unidad y la solidaridad entre los pueblos están pulverizando al capitalismo salvaje

La igualdad es el más antiguo y hermoso sueño de la humanidad. Mientras unos pocos ricachones se empeñan en destruir la naturaleza para seguir en la vorágine de la autodestrucción por el enriquecimiento desmedido, grandes sectores humildes de la sociedad luchan por preservar la vida y el ecosistema; mientras las naciones imperialista se empeñan en hacer la guerra para su beneficio, los pueblos del mundo se alzan para conquistar la paz; mientras los desamparados –que son la amplia mayoría—obren en la solidaridad y estén esperanzado en la igualdad, el sistema Socialista seguirá siendo el único medio con que cuenta la humanidad para preservar toda forma de vida y vivir dignamente.

Por eso, los revolucionarios históricamente y en nuestros días son perseguidos a muerte. Pero esta vez será distinto, porque los revolucionarios cada vez se multiplican más, están creciendo como la hierba.

Recordemos que la historia devela que la expansión mercantilista de los viejos imperios europeos dejaron a su paso más de 80 millones de indígenas exterminados tras la invasión española-portuguesa-inglesa. Con este cementerio continental se produjo el proceso de acumulación de capital más vergonzoso y criminal de la historia humana, sólo comparable con la tragedia infligida a los ancestros africanos por los esclavistas europeos, se estima que 140 millones de africanos de todas las edades fueron cazados como animales.

Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX hubo más de 200 conflictos armados en los que murieron más de 100 millones de personas.

La Primera Guerra Mundial involucro a 34 Estados y se movilizaron 70 millones de soldados lo cual ocasionó 10 millones de uniformados muertos, 20 millones mutilados, 21 millones heridos, 12 millones de civiles asesinado y 500 mil heridos.

La Segunda Guerra Mundial significó la participación de 72 Estados con 110 millones de militares en acción y arrojó 34 millones de muertos, 28 millones de mutilados y la baja de civiles superaron los 30 millones.

Después de la Segunda Guerra Mundial se desarrollaron 70 conflictos regionales que involucró a 80 países con un saldo de 25 millones de víctimas.

Los recursos mal gastados en estas infames guerras pudieron ser utilizados para saciar el hambre y la miseria en el mundo y emprender con vocación el desarrollo integral y equilibrado de los pueblos.

La inviabilidad del capitalismo salvaje está atrapada en su propia criminalidad al provocar brechas insalvables, lanzando vidas humanas a lo infrahumano, arrojando como resultado que hoy más de 900 millones de persona padecen hambre crónica.

Sin embargo, hoy los pueblos están pasando las hojas de esta senda de crímenes que registra la historia del abominable capitalismo salvaje.

La igualdad, la unidad y la solidaridad entre los pueblos están pulverizando al capitalismo salvaje. Esa es la dialéctica de la historia alumbrando al sustentable sistema Socialista.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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