En Acapulco la madre naturaleza demostró al terco capitalismo que debe obedecerla o será destruido su farsa

1. ¡Que viva la naturaleza! Los huracanes, sismos, epidemias, enfermedades, crisis de poder, son algunas muestras que tenemos que ver y comprender que todo lo que hacemos es fatuo, necio, presuntuoso. Si no entendemos a la naturaleza estamos jodidos. Recuerdo que, a los 20 años, leí o escuché que "una vez construido el comunismo, o sea, la igualdad social entre los seres humanos, lo que quedaba como tarea era dominar a la naturaleza". No pudimos construir nada; el capitalismo y su profunda desigualdad, creció con todas sus fuerzas construyendo a sus anchas y retando a la naturaleza. Los sismos de la CDMX y varios países y los huracanes como Acapulco, son la respuesta.

2. Así que reconstruir el Acapulco del gran capitalismo es un reto; también lo son otras gigantescas ciudades que en vez de resistir pueden venirse abajo. ¿Tenemos que seguir el modelo que nos impuso y seguir extendiendo el capitalismo de gigantescos hoteles, restaurantes, diversiones, creaciones extranjerizantes de los multimillonarios que imponen a clases medias y pobres? Leía que son decenas de miles de trabajadores dependientes del trabajo y salarios de esos centros, que son los mismos que dejarían a sus familias sin alimentación. ¿No se puede acaso pensar en el no capitalismo que significa depender de manera directa de nuestra nación y vecinos?

3. Lo que ha sucedido es que el pensar en la telaraña capitalista mundial y las costumbres nacidas de él, nos han bloqueado en profundidad. ¿Qué tal si pensamos en "otro turismo" encaminándolo hacia el campo y sus cultivos, en la naturaleza, sus volcanes y mares, sus paseos de a pie siguiendo el camino de las riquezas culturales? ¿Cómo dejar de pensar en los miles de millones que dilapidan los turistas dándose una engañosa vida muy bien aprendida en los medios de información? Plantearía que, en lugar de construcción o reconstrucción de grandes hoteles y restaurantes, que todo el dinero se emplee en extender por kilómetros la agricultura y su distribución.

4. Hay que bajarle a todo lo que es capitalismo que en vez de crear vida crea muertes. Hay que usar el dinero que se posee en crear muchas ideas, mucha investigación y prácticas, hasta encontrar las más adecuadas para la mayoría de la población. Ahora la naturaleza está apuntando a favor de la mayoría de las poblaciones y qué maravilloso que así sea; se está oponiendo a todo lo que la agrede, a todo lo ofensivo que ofende a los seres humanos. Bájenle los políticos y gobiernos a sus desfalcos; limiten el cada vez más crecimiento de sus ciudades: edificios, transportes, vehículos, acumulación de riquezas. Luego no se quejen. ¡La naturaleza es anticapitalista!



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Pedro Echeverría


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