Tras la Guerra de los Seis Días (1967), el puzzle geoestratégico de Oriente Medio-Próximo se completó con la instauración de regímenes autocráticos y pro-occidentales en los países circundantes a Israel ( Libia, Siria, Jordania, Egipto, Arabia Saudí, Irak e Irán), quedando los palestinos confinados en el gueto de Cisjordania, convertida en un mero protectorado de Israel mientras la Franja de Gaza quedó aislada por un Muro que ha degenerado en una profunda crisis humanitaria entre sus más de dos millones de habitantes.
Netanyahu y los agujeros en la Seguridad israelí
Las protestas contra la reforma legal de Netanyahu que anulaban la separación de poderes, habrían tenido como efecto colateral la aparición de fisuras en las áreas de Defensa e Inteligencia israelíes, debido a la negativa de un número importante de reservistas de incorporarse a puestos vitales para la Defensa israelí,muchos de ellos aglutinados en el bloque "Hermanos y Hermanas en Armas".
Así, según varios medios israelíes, alrededor de 4.000 reservistas firmaron cartas públicas en las que manifestaban "su voluntad de no reincorporarse como voluntarios a sus puestos", de los cuales destacarían 400 voluntarios de la unidad de comandos de élite Sayeret Matkal; 200 pilotos de aviones; 50 operadores de control de tráfico aéreo, 40 operadores de drones y un número indeterminado de agentes del Servicio de Inteligencia, todos ellos vitales para el óptimo funcionamiento de la Defensa israelí.
Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la Defensa Israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu, el brazo armado del grupo islamista Hamas, lanzó la mayor ofensiva militar desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas , incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, con el resultado de 1400 víctimas israelíes y 220 rehenes.
Netanyahu, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la ocasión para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le otorgara un incremento de la popularidad perdida por su fallida reforma legal y le permitiera obviar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza.
Netanyahu y los Acuerdos de Abraham
Sin embargo, la miopía geopolítica de Netanyahu le impidió intuir que un nuevo castigo asimétrico en Gaza podría dar al traste con la entente entre EEUU, Israel, Emiratos Árabes, Baréin, Sudán y Marruecos, países árabes que firmaron bajo la Presidencia de Trump los Acuerdos de Abraham en los que por primera vez países como Emiratos Árabes, Baréin, Sudán y Marruecos reconocían la existencia del Estado de Israel y Arabia Saudí estaba a punto de firmarlos, pero la masacre cometida por el Ejército judío en Gaza podría provocar que los citados países terminen por rechazar dichos acuerdos y rompan relaciones diplomáticas con Israel, lo que colisionaría con el objetivo geopolítico de EEUU de aislar a Irán para posteriormente proceder a la Operación Persia que buscaría acabar con el régimen del Ayatolah Alí Jameini.
El ocaso de Netanyahu
El diario Haaretz en una editorial del 8 de octubre acusó directamente a Netanyahu de ser» el responsable de esta guerra entre Israel y Gaza» y asimismo, la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar las informaciones egipcias. Así, según fuentes egipcias, 10 días antes avisaron presuntamente a Netanyahu de que Hamas preparaba una gran ofensiva contra Israel, extremo que fue negado por Netanyahu en un tuit en el que acusaba de negligencia a los servicios de Inteligencia, consiguiendo de paso enemistarse con los poderosos servicios del Mosad israelí.
Asimismo, Netanyahu estaría ya acorralado por la repulsa de la Comunidad Internacional ante la flagante violación de los DDHH en Gaza con cerca de 15000 víctimas civiles palestinas según diversas estimaciones y por la creciente desafección hacia su Gobierno de la sociedad israelí que no puede perdonar los fallos de seguridad en la Defensa israelí que habrían desembocado en el asesinado de 1400 israelíes y el secuestro de 220 personas por Hamas.
Así, según una encuesta de The Jerusalem Post, el 80% de los encuestados afirman que "el Gobierno es el principal responsable de la infiltración de los milicianos palestinos" y un 56% opina que "Netanyahu debería dimitir al acabar la guerra actual" y en este contexto, se habrían incrementado las movilizaciones de los familiares de las personas secuestradas por Hamas ante la residencia de Netanyahu a quien hacen personalmente responsable de la liberación de dichos rehenes.
En consecuencia, la desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamas podría provocar la dimisión de su Gobierno y la posterior convocatoria de nuevas elecciones que faciliten la conformación de un nuevo Gobierno de Salvación, cuya tarea primordial sería reeditar los Acuerdos de Oslo que posibiliten la coexistencia pacífica de Dos pueblos en Dos Estados.
Mientras, Netanyahu, un político nefasto que intentó dar un golpe de mano autocrático para posteriormente instaurar un régimen Presidencialista, podría enfrentarse a un juicio penal en el que será acusado de negligencia y crímenes contra los Derechos Humanos, lo que podría suponer una condena penal y su salida definitiva del escenario político israelí.