"La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases", sentenciaron Carlos Marx y Federico Engels, criterio que explica la madeja del capitalismo salvaje.

Ha sido la sucesión en el dominio y en las victorias de unas clases sociales sobre otras. Y esto ha de continuar hasta que no desaparezcan las lucha de clases y el dominio de clase contra otra.

Las posturas de curanderos sociales con sus variados remedios y añadidos de toda suerte para contener las injusticias de los régimenes fascistas, sin dañar en lo más mínimo al capitalismo salvaje se hace más comprensible cuando decididamente aprehendemos que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera, para lograr un mundo de paz y justicia social, tras el socialismo como meta final, pues el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la propia sociedad.

"El Estado antiguo era, ante todo, el Estado de los esclavistas para tener sometidos a los esclavos; el Estado feudal era el órgano de que se valía la nobleza para tener sujetos a los campesinos siervos: y el moderno Estado representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo asalariado", precisó Engels.

En los países imperialistas se van destruyendo cada vez los sentimientos de patria y se profundizan los antagonismos de clase; "los obreros no tienen patria" y "la acción común" de los obreros, "es una de las primeras condiciones de su emancipación", señala el Manifiesto Comunista.

El motor intelectual y moral, el agente físico de esta transformación es la clase humilde, los obreros y las obreras, educados por el propio capitalismo.

Las contradicciones internas son armas forjadas por la propia burguesía, que terminarán con ella. Éstas las empuñaran los trabajadores y las trabajadoras de hoy día, porque éstos están tomando conciencia y ya saben que pueden luchar y liberarse del mal que representa el crimiminal capitalismo salvaje.

En el seno de la vieja sociedad que se prolongó por más de 200 años se han formado los elementos de una nueva Patria, así como la disolución literalmente de las antiguas y opresoras condiciones de vida que generan los régimenes fascistas.

El capitalismo salvaje estuvo evolucionando y evolucionó hacia el verdadero tránsito del socialismo salvador. Incluso los domesticados contrarios al socialismo, que lo negaban, muchas veces por miedo, al sólo comprender su viabilidad dialéctica y su necesidad histórica ante la opción depredadora y devastadora, contraria a toda forma de vida, que es el imperialismo, ya saben que el socialismo constituye un aporte significativo e invalorable para darle vida a la vida.

La utopía socialista está más que a la vista por los logros alcanzados en lo político, económico, social y cultural, y como repuesta al deterioro irreversible del medio ambiente que ha causado el criminal régimen fascista de parió el capitalismo salvaje.

La humanidad está en el umbral de una nueva era, en el camino de transición hacia una etapa de superación, sin rémoras, impuestas por el capitalismo salvaje, y está mirando firmemente hacia el futuro, construyendo espacios para la integración y el encuentro de los pueblos del mundo.

Y aunque jamás será resarcido los crímenes, el genocidio, el extermino de pueblos enteros, el daño ocasionado a tantos hombres y mujeres por la vorágine de la burguesía, la criminalidad que engendro el capitalismo, finalmente, la humanidad más temprano que tarde se afianzará en el sustentable sistema socialista.

"En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas", advirtió el Che Guevara, tras afirmar:

"Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma".