Fue necesario ese comentario irónico en aquella reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), para ilustrarle a los presentes el tamaño de la tragedia venezolana, acrecentada en estos últimos años gracias a las políticas erráticas del gobierno de Nicolás Maduro. Esta migración, junto a la de Siria, son consideradas como las crisis de refugiados documentadas más grandes de la historia, con la única diferencia de que Siria se encuentra oficialmente en guerra, mientras que Venezuela no.
Pero sí, a pesar de la evidente ironía, parece que existe gente capaz de creer que 8 millones de personas un buen día decidimos salir de nuestro país a hacer "turismo" forzado y prolongado. Particularmente quien les escribe, pretencioso al fin, lleva 5 años de turista en Europa. Otros más dados al turismo de aventura se fueron caminando hacia Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia. Quién sabe? quizás, como dignos hijos de Bolívar, queriendo imitar la Campaña del Sur. Mientras que los del turismo realmente extremo al estilo de los reality shows, como sobrevivir al desnudo, se fueron por la selva del Darién, nadaron por el Río Bravo, y sin pelarse el Gran Cañón, siguiendo por el camino de los Apalaches llegaron a Utah.
Lamentablemente no fue por "turismo" que la inmensa mayoría se fue del país, por más que quienes están del lado del gobierno chavomadurista traten de excusarlo, esta fue una situación que ha ido incresendo, causado por una inflación incontrolable, salarios vergonzosamente deprimentes, escasez grave de alimentos, y rematado por crisis de servicios públicos básicos. Eso es lo que ha hecho emigrar hasta a las personas pertenecientes a los estratos socioeconómicos más bajos.
En mi caso, al momento de tomar mi decisión de emigrar, y sólo para ilustrar nuestra tragedia, mi salario de profesor universitario, tiempo completo, sólo me alcanzaba para comprar medio kilo de jamón, medio kilo de queso, y una bolsa de pan. Sobrevivimos con mi libre ejercicio de la profesión, y al final me prestaron el pasaje para salir del país. Yo tuve suerte, llegué con visa de trabajo, de forma regular y sin problema.
De mis hermanos, que emigraron antes que yo, una de mis hermanas le tocó dormir en la intemperie, y sobre cartones en algún lugar, en su camino al Perú. Mi hermano menor casi que, le tocó vivir en la calle, él fue quien tuvo mayores dificultades. Sin embargo hoy día ya están estables y tranquilos. Como familia tuvimos suerte, ¡estamos vivos!.
Otros no tuvieron nuestra suerte, decenas, y en algunos casos, centenares de venezolanos murieron cruzando el desierto de Atacama, ó en el páramo colombiano, ó en la selva del Darién, ó al tratar de cruzar el río Bravo.
Es realmente difícil, y hasta doloroso, escuchar la postura negacionista de los seguidores del chavomadurismo, quienes prefieren negar este desastre antes de dar su brazo a torcer y admitir el caos en que nuestro país ha sido sumido. Peor aún se escucha la voz "oficial" de este exgobierno al decir que, quienes nos fuimos del país, estuvimos bajo la influencia de algún tipo de control mental, fomentado por las redes sociales, lo cual nos impulsó a tomar esa decisión antirrevolucionaria. Cada día se parecen más a los negadores del holocausto, quienes a pesar de la descomunal evidencia, y los testimonios de las victimas, lo siguen negando.
Y como si fuera poco, se ha puesto una guinda a la torta!, luego de una elección amañada, en donde no se dejó votar a casi 4 millones de venezolanos en el exterior, negando la inscripción a quienes no tuvieran una visa de residente legal, lo cual no es problema del CNE, pues por eso no dejo de ser venezolano, el CNE da como ganador a Nicolas Maduro por menos de 700.000 votos, negándose a publicar los resultados detallados al día de hoy, siendo ratificada la decisión por un TSJ, incumpliendo procedimiento elementales tales como acceso al escrito de demanda, respuesta a cuestiones previas (recusaciones), y también obviando la publicación detallada de resultados, tal y como indica la Ley Orgánica de procesos Electorales. Mientras que el candidato opositor sí publicó sus actas, en la que curiosamente le da como ganador por un amplio margen. Es bueno destacar que tanto el gobierno, como la oposición tienen acceso a estas actas, lo cual, por más que exista una sentencia, y que inapelable, lo que todos sabemos que es falso, deja un algo de sospecha, por decirlo menos.
Obviamente que todo esto deja una muy mala señal, pues esta era para muchos la última vía de salida pacífica, y se esperaba que el exgobierno entendiera que su tiempo se había acabado.Y ahora, a los que no tienen las armas sólo les queda luchar, resignarse o emigrar. Las estimaciones más conservadoras hablan de que emigraría 40 % de la población actual de Venezuela, o sea otros 8 millones de "turistas" más.
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Luis Ramos
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