La principal preocupación de los sectores nacionales y populares además de la falta de una conducción clara, es sin dudas la construcción de una planificación estratégica en conjunto de todos los sectores que acuerden en los objetivos de soberanía y justicia social, con los instrumentos necesarios que garanticen esa direccionalidad en las decisiones tácticas. La Patria se construye a diario junto al Pueblo en la Comunidad Organizada máxima expresión de la organización comunitaria y herramienta de poder indispensable en la disputa permanente con los enemigos colonizadores de nuestro país, tanto las élites oligárquicas como los avances imperiales.
Los límites se marcan al fijar esos objetivos a largo plazo, entre quienes acuerdan o no sobre cuestiones liminares, innegociables, en tanto se garantice un proceso de liberación nacional, en el marco de la Patria Grande Latinoamericana, integrado al mundo multipolar. Los ejes de construcción electorales limitan esta posibilidad, porque la supuesta búsqueda de votos termina clausurando los sueños compartidos y una comunidad que ya descree de promesas y cánticos incumplidos a la hora de la verdad.
La pérdida de identidad y el borramiento de la memoria es el objetivo central del enemigo que actúa en forma permanente sobre esos ejes, en una profundización de la cultura dominante que luego irradia a los ámbitos económicos financieros e institucionales. Las construcciones electorales desprovistas de programas estratégicos, lleva a un proceso de debilidades doctrinarias a la hora de ejercer el rol tanto de oposición u oficialismo, llegando a la hora de la verdad a actuar consentidamente con los factores de poder, consolidando la posición ya dominante.
Esto viene sucediendo desde el inicio mismo de la democracia, claudicando a cada paso en el objetivo final de derrotar la pobreza, distribuir la riqueza, generar producción nacional, con un Estado con presencia determinante en la direccionalidad de los recursos que garantice la ampliación de los derechos sociales, la preservación de los DDHH y la investigación y desarrollo en ciencia y tecnología, que nos brinde la máxima posibilidad de construcción de soberanía nacional en un mundo integrado al multipolarismo.
La ausencia de una conducción totalizadora del Movimiento Nacional y Popular, no impide realizar el esfuerzo de todas las fuerzas comprometidas y militantes, desde agrupaciones políticas a movimiento obrero organizado, desde movimientos sociales hasta organizaciones libres del Pueblo, a confluir desde el convencimiento que la fragmentación nos lleva a la derrota, hacia un objetivo compartido donde las supuestas alquimias salvadoras dejen de ser protagónicas, construyendo caminos estratégicos que se verifiquen en la decisiones de cada día, identificando al enemigo, que no pude desaparecer del radar militante, porque al difuminarse éste, comienza el canibalismo interno y a debilitarse el campo nacional y popular.
Es entonces reflexionar sobre los caminos a recorrer, escuchando y aprendiendo de las jóvenes generaciones que serán responsables de construir el futuro, apuntalar la Patria Matria Grande, comprendiendo sus mecanismos de interpretación de la realidad, sin demonizarlos ni denigrarlos, como se suele hacer desde posiciones soberbias y rencorosas. El camino es recuperar valores y virtudes arrojadas a la vera del camino por el posibilismo individualista dominante. Sin utopías y esperanzas no se puede construir un destino, por esa razón levantar los sueños de una Patria justa y soberana se puede realizar colocando los límites en lo estratégico, sin demandas electorales que licuan los mismos, pero consolidando objetivos que más temprano que tarde serán recogidos por nuestros compatriotas cuando se sientan comprendidos en esos sueños.
BIBLIOTECA
Juan D. Perón: Conducción política Ed. Instituto J.D.Perón
Sergio Amaral: El movimiento nacional-popular Gino Germani y el peronismo Ed. UNTREF
Claudio Korol: Los Movimientos Populares en Argentina Ed. ALAI