Rusia emerge como Superpotencia del Siglo XXI

Utilizando como herramientas estratégicas al petróleo y al desarrollo armamentista, Vladimir Putin corrobora mediante nuevos gestos y movidas, que intenta relanzar a Rusia como la gran potencia del siglo XXI en abierta competencia con EEUU y sus socios de la Unión Europea. Favorecido por los altos precios del petróleo, y con su renovado sistema de armamento nuclear y convencional, el gobierno de Putin comienza a desafiar a la hegemonía imperial estadounidense en relación con Asia, Irán, Medio Oriente y América Latina.

Las reservas de Rusia en oro y divisas superan los 415 mil millones de dólares, más de 4 veces el mínimo necesario para mantener la estabilidad del sistema financiero del país, afirmó la semana pasada Guennadi Melikián, vicepresidente primero del Banco Central (BC) de Rusia.

El despertar de Rusia y el de China, por poner un ejemplo, tienen naturaleza diferente a los ojos de Occidente. El consecuente avance chino hacia el poderío económico y geopolítico genera escaso entusiasmo en las naciones industrializadas. Más bien, suscita preocupación y hasta miedo. Tampoco suscita simpatías el modelo político y social que existe allí. Sin embargo, nadie podría reprocharle a China que su exitosa evolución sea una casualidad o algo logrado a expensas de los demás.

En el marco de la llamada "crisis de los misiles" con EEUU en Europa, y en medio de un recrudecimiento de la "guerra fría", la Rusia de Putin acaba de colocar su bandera debajo del Polo Norte, paralelamente a los movimientos de sus bombarderos nucleares en el Pacífico y a los ejercicios militares con China. Todo ello enmarcado dentro de las nuevas alianzas estratégicas trazadas con China, Irán y países asiáticos y europeos que se oponen a la influencia regional de la OTAN.

Desde principios de año Putin ha criticado duramente la "carrera armamentista" (que según él, busca afianzar la hegemonía imperial de EEUU) y los planes estadounidenses de desplegar una estación de radar en la República Checa e interceptores en Polonia, lo que el Kremlin ve como una "amenaza directa" a su seguridad.

Para los analistas y medios occidentales, la decisión de Putin está en sintonía con su discurso pronunciado en febrero de este año en la 42 Conferencia Internacional sobre Seguridad de Munich, Alemania, en la que advirtió que el modelo unipolar imperial estadounidense en el mundo contemporáneo es inadmisible e imposible.
En cuanto a su desempeño económico financiero, Rusia según Rosstat (Servicio Federal de Estadísticas), en el primer semestre de 2007 su economía creció un 7,8 %. Y para finales de año, los expertos oficiales esperan un crecimiento del 8 %. Con esas cifras en mano, se está cerca de cumplir los planes de duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) para el 2012-2014.

La compañía Boeing, en alianza con el gobierno ruso presentó en julio su novedoso avión Boeing 787 Dreamliner, muy esperado por las mayores líneas aéreas del mundo. Rusia será una de las primeras que podrá adquirirlo. Es justo porque los principales elementos de la nave fueron desarrollados en el Centro de Estudios abierto por Boeing en Moscú, según explicó el diseñador jefe del avión, Jim Morris. El mayor productor de titanio en el mundo -y prácticamente el único en Rusia- es la planta siderúrgica de Verjnesáldinsk en los Urales.

En la expedición ártica han coincidido todos los elementos que irritan tanto a Occidente. El Kremlin ha convertido un estudio científico en un retumbante evento propagandístico de sabor nacionalista, y encima ha conseguido elevar el prestigio propio dentro del país. Además, Rusia ha demostrado tener ingentes recursos financieros. No hay naciones pobres en la cuenca del Ártico pero no todas son capaces de organizar una expedición tan costosa. Por último, ha sido un recordatorio de que Moscú, a pesar de un largo período del declive, dispone de gran potencial tecnológico, inasequible para algunos. En resumidas cuentas, hay cada vez más razones para tomar en cuenta a los rusos pero también resistencia cada vez mayor a la hora de hacerlo. La faena del Ártico ha vuelto a recordar que habrá competencia feroz por los recursos en el siglo XXI.

En el ajedrez del poder geoestratégico mundial, Rusia emerge en este siglo como la superpotencia del siglo XXI, por cuanto sin dejar de darle importancia al poder militar de los EU, es de todos sabidos que esa superpotencia de papel (tigre de papel) va cada vez más en franca decadencia tanto moral como económica.

joseagapo@cantv.net


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José Agapito Ramírez


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