El ‘oro negro’ remontó sin resistencia alguna la barrera de los 90 dólares por barril, y sino hay de por medio ahorros significativos de energía sobre todo en EEUU (25% del consumo mundial) que en modo alguno impida remontar el precio por encima de esos niveles; irremediablemente se disparará hacia los 100 o 120 dólares y quizás mucho más. De modo que al brutal consumismo de EEUU con el efecto invernadero que de ello se deriva, se le está revirtiendo el daño provocado a la Madre Naturaleza y cual tsunami genera, arrastra, provoca y a ataca su paso con brutales fuerzas destructivas las díscolas finanzas del tesoro estadounidense y el exiguo y alicaído dólar de papel toilette.
"El petróleo va hacia los 100 dólares y esa tendencia se reforzará si EEUU sigue amenazando a países petroleros o trata de desestabilizarlos, como hizo con Irak", afirmó Chávez este jueves en Caracas, en un acto de firma de nueve acuerdos con Argelia.
Las usinas del imperio dicen este viernes y copando nuevamente el escenario de la información mundial, que los precios del crudo estadounidense y del Brent de Londres se dispararon a máximos históricos, en medio del agravamiento de la caída del dólar frente al euro, de crecientes y sostenidos pronósticos de recesión mundial, de agravamiento de la tensiones Irán-EEUU en Medio Oriente, y del conflicto militar ascendente en el Kurdistán donde las tropas turcas ya operan adentro del norte petrolero de Irak.
Los señores de la guerra con un dólar soso e inorgánico –sin una base o piso financiero duro que lo respalde— tiene en ascuas a los voraces sesudos de la FED y sionistas de Wall Street, y es un enigma y una gran tragedia que no tiene pies ni cabeza, por que no encuentran qué malabarismo financiero inventar para detener la brutal caída hacia el terrorífico infierno de su propia creación.
Más allá de los diagnósticos de las usinas mediáticas del imperio, de las cuentas que sacan los sesudos PhDs financieros y de los juegos y ejercicios de guerra de cuarta generación contra Irán que asiduamente ensayan los militares estadounidenses, todo ese anatema de diabólicos escenarios bélicos configuran de por si un panorama desolador no tanto para Irán sino para EEUU, porque terminara de una vez por todas hundiéndose en el pantanal de su yerro histórico. Su prepotente y cínica actitud configuran asertivamente el triste poemario de un tigre acorralado sin moral ni fuerza financiera, semejándose cada vez más al sentenciado calificativo de ‘tigre de papel’. ¡Viven en carne propia sus horcas caudinas!
Como para echarle más fuego al endemoniado ajedrez de guerra que no termina de cuadrarle al genocida imperio estadounidense, se le suma el flamante pronóstico de un analista de "lujo", el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quién acaba de vaticinar en Caracas que los precios del petróleo van a perforar cómodamente la barrera de US $100 el barril. Y como si faltara algo en el tablero, los expertos vaticinan una creciente escasez del crudo de cara al invierno que se aproxima en el hemisferio norte.
La endemoniada alza del oro negro con un dólar en picada hacia el mismo infierno, el desgaste financiero por la reciente burbuja inmobiliaria, un frente de guerra en Irak y Afganistán sin freno ni control y las equivocadas políticas de un imperio que perdió la brújula y el buen sentido, configuran en el contexto del otrora poderosísimo imperio norteamericano el fin de una era de pavor, miedo, genocidio, corrupción, inmoralidad y falsos valores.
Estos hechos en pleno desarrollo, se insertan perfectamente dentro de los adiestramientos o juegos de guerra que militares sin alma promueven con exaltada y satánica exactitud diabólica. Porque a los señores de la guerra siempre los mueve un interés pecuniario, sin importar el dolor ajeno o los malignos medios empleados para conseguir sus fines.
La maquinaria de guerra del imperio norteamericano con el apoyo de un papel verde (dólar) devaluado y a punto de caer en el abismo sin retorno, sin petróleo que lo respalde y sin autoridad moral, ahora se prepara nuevamente con demencial frenesí para atacar sin motivo alguno a Irán –ello hará disparar el dólar a precios estratosféricos— situándolo quizás muy por encima de los 100 dólares el barril. Por que no habiendo otro pretexto que no sea el de reflotarse del pantano económico en que se encuentran porque las matemáticas financieras no le cuadran, ellos por tales razones –como imperio de poder que en otrora tiempo lo fue— no tienen el salvavidas que los mantenga a flote ni ninguna otra posibilidad de sobrevivir y de hacerse respetar como potencia mundial unipolar.
A la energía barata le llegó su fin, porque a partir de ahora sólo existirá en el mercado mundial del negocio de los hidrocarburos un justiprecio por ese preciado bien. Al hambriento pueblo norteamericano le llegó la hora de no poder seguir disfrutando el voraz consumismo de la energía barata. ¡De modo que hay que amarrarse los pantalones! La vil rapacidad que caracterizaba a sus gobernantes de baja ralea se les cayó la careta, y ante el mundo quedaron como lo que son: voraces hienas, inmorales genocidas y vendedores de oficio de falsos valores.