Desde el año 1966, ha habido 46 incidentes de personas, tipicamente alumnos, quienes han disparado contra sus compañeros de clase en diferentes escuelas primarias, secundarias y universidades en Estados Unidos. Trece de esos casos ocurrieron entre el 1 agosto del 1966 y el 15 noviembre del 1995. La gran mayoría de los masacres en las escuelas y universidades estadounidenses han ocurrido durante los últimos diez años. Ese aumento evidencia una sociedad en decadencia.
Durante solo las primeras semanas de febrero 2008, ya cinco escuelas y universidades han sido escenarios de esta violencia. Los casos más resaltantes fueron en Baton Rouge, Louisiana el 8 febrero cuando la estudiante Latina Williams de 23 años disparó un revolver .357 en su sala de clase en la Universidad Louisiana Tech, matando a dos compañeras de clase, Karsheika Graves (21) y Taneshia Butler (26). Luego, Williams se suicidó. Apenás una semana después, durante el celebrado día de los enamorados (celebrado más por el comercio que por la gente), Stephen Kazmierczak de 27 años, entró a un salon de clase en la Universidad de Northern Illinois, donde antes estudiaba, y con 3 pistolas y una escopeta, disparó contra los alumnos, matando a seis personas, incluyendo a si mismo, e heriendo a 17 otros.
La masacre de la universidad Virginia Tech, el 16 de abril del 2007, que resultó en la muerte de 32 personas a manos del joven Seung-Hui Cho, un inmigrante víctima del racismo y alienación típica de la sociedad estadounidense, fue el peor incidente de este estilo en la historia del país. Y el famoso caso de la escuela secondaria Columbine, en el estado Colorado, que resultó en la muerte de 12 estudiantes y profesores y 23 heridos, fue uno de los más emblemáticos por la metodología de su ejecución. Los dos jóvenes alumnos quienes ejecutaron el acto mortal de Columbine, Eric Harris (18 años) y Dylan Klebold (17 años) se suicidaron después.
Por cierto, son pocos de estos casos que dejan vivos los perpetradores. Ellos terminan su acto quitando su propia vida, en una muestra de desespero y depresión profunda. En la gran mayoría de estos casos, los jóvenes demostraban características de ansiedad, estrés, depresión, alienación, aislamiento y rabia.
Para un jóven o una jóven que vive en Estados Unidos, la vida no es amigable. La sociedad capitalista consumista es competitiva y antisocial, hasta antihumano se pudiera decir. No hay un sentimiento de comunidad, y lo que queda de “familia” es muy poco. La ambición de “escalar hacia el éxito” ha acabado con el sentimiento humano del colectivo, y la “ley del más fuerte” – principio fundamental del capitalismo - ha girado contra uno al otro. Más para aquellos que crecen en el interior del país, o en pueblos relativamente pequeños o medianos, donde la mayoría de estos incidentes de violencia han ocurrido, la presión de ser “perfecto” es fuerte. Aquellos y aquellas que no “cumplen” con los estandáres de imagén y ambición capitalista, son aislados de la mayoría y marcados como “raros”. En el caso de las mujeres, en lugar de expresar su rabia y depresión hacia el exterior (solo uno de estos 46 incidentes fue ejecutado por una mujer), ellas se auto-mutilan, convertiéndose en anoréxicas o bulémicas, o hasta suicidándose. Pero los chicos expresan su violencia hacia fuera, cuando se cansan de jugar juegos de video que les permiten “matar” y “masacrar” tan cantidad de “personas” que desean a través de la pantalla.
En las grandes ciudades estadounidenses, estos incidentes de masacres en escuelas no pasan tanto porque la violencia se expresa de otra manera: el crimen, las bandillas, la droga, etc. Pero lo que si es cierto, es que la sociedad estadounidense esta muy, muy enferma. Cada año el presupuesto de defensa aumenta sin que el pueblo estadounidense sepa que esos $515.4 billones de dólares se dedicarán a matar niños y niñas inocentes, destruir pueblos, subvertir la voluntad de naciones soberanos y atentar contra proyectos de países, como en Venezuela, que combaten la pobreza y luchan por una sociedad de paz y justicia. No lo sabrán porque los medios de comunicación en Estados Unidos no cuentan lo que pasa fuera de las fronteras estadounidenses que no sea “autorizado” por Washington. No lo sabrán porque pasan un mediano de 6 horas al día viendo televisión, y los programas que ven no son “informativos”; son programas frívolos que promueven los valores del capitalismo-consumista (la competición, la riqueza, el dinero, la belleza superficial).
Cada año hay más guerra provocada por Washington, cada año hay más violencia en el mundo como resultado de las políticas imperiales de Estados Unidos y sus socios multinacionales. Y cada año, la sociedad estadounidense cae más en un estado de decaimiento. Este año, eligen un nuevo o una nueva presidente o presidenta. Ya los tres candidatos principales ven al mundo con ojos del enemigo, algo que indica que la guerra continuará. Pero la tarea principal de ellos es salvar la sociedad estadounidense del infierno capitalista-consumista que esta acabando con cualquier vestigio de humanidad en ese país, y ningún candidato o candidata se ha atrevido a proponer un plan para hacerlo. El candidato Barack Obama tiene como consigna “esperanza por un cambio” y la de Hillary Clinton es “lista para cambiar”, pero lo que necesita ese país no es solo esperanza y disposición, es acción y ejecución. Es cambiar o es morir.
evagolinger@hotmail.com