El pasado jueves 14 de Febrero, “día del amor y la amistad”, una patrulla de la 13 Brigada del Ejército de Colombia cayó en una emboscada tendida por Unidades del Bloque Sur de las FARC en la vereda de Teteyé, municipio Puerto Asís, en el Putumayo. Los guerrilleros activaron un minado al paso de la patrulla, a la que luego atacaron con fuego de armas automáticas, con el resultado de 10 militares muertos y 16 heridos de gravedad, sin bajas por el lado insurgente.
El mismo día 14, a la una de la tarde, las FARC entraron en combate con tropas de la 27 Brigada del Ejército, en la zona de Palmeras, corregimiento de El Tigre, municipio La Hormiga, Putumayo. Los fuegos duraron una hora, y dejaron 7 militares y 2 guerrilleros muertos, más un número no determinado de heridos.
Un poco antes, a las 11:45 AM, unidades del mismo Bloque Sur abrieron fuego contra elementos de la Marina, matando a un soldado e hirieron a otro, en el Puerto San Miguel, sobre el río del mismo nombre.
¿HASTA CUÁNDO?
Los 17 soldados y 2 guerrilleros muertos en un solo día, reportados en el escueto Parte de Guerra del Estado Mayor del Frente 48 de las FARC, son testigos mudos del fracaso de la política de solución militar para Colombia; y un trágico desmentido a la mentira permanente de los medios de comunicación pro-imperiales de ese país (y del nuestro). El Plan Colombia lo único que ha logrado es detener la ofensiva final y el asalto a las ciudades por los insurgentes, y así prolongar el conflicto.
Mientras tanto, el Ministerio de la Defensa, la Policía y la Fiscalía neogranadinas tienen en su poder la lista de más de 60 organizaciones paramilitares que operan en 22 departamentos. Ministros y altos funcionarios del gobierno, así como más de 30 parlamentarios, han sido señalados o imputados por su pertenencia o su relación orgánica con la organización paramilitar. El gobierno colombiano no tiene autoridad moral para hablar de terrorismo.
¡BASTA!
Por la herida de Colombia se desangra Nuestra América. La sangre de la juventud colombiana engorda a los mismos vampiros corporativos que se nutren de la muerte de Irak y Afganistán; los mismos que aprietan inútilmente el lazo estrangulador del bloqueo en el cuello del pueblo cubano que no se deja vencer por nadie; los que compran en Venezuela a quienes pagarían por venderse y por vender a su pueblo como esclavo. Si el “Imperio Americano” quiere imitar al Imperio Español, obtendrá los mismos resultados.
Basta sangre y de muerte. Basta de dolor y de duelo. La mediación de Chávez y la respuesta de las FARC muestran que el único camino hacia la paz de Colombia es el camino político que comienza por la regularización de la guerra. “La guerra, decía Pancho Villa, sólo sirve para ganarla” y en la guerra civil de Colombia nadie puede ganar y perdemos todos.
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